Por Silvana Giudici y Eduardo Tallarico (*)
El pensador británico especializado en cuestiones de género James Esses posteó el 20 de junio de 2023 un tuit en el que contó: “Ayer, después de publicar un tuit diciendo que rechazo la palabra ‘cis’ y no deseo que me llamen así, recibí una gran cantidad de mensajes de activistas trans llamándome ‘cissy’ y diciéndome que soy ‘cis’ ‘me guste o no’. Imagínese si los papeles se invirtieran”.
Como respuesta, Elon Musk resolvió definir y comunicar, a través de su cuenta personal, que “Las palabras ‘cis’, ‘cisgénero’ o ‘cisgender’ (en inglés) se consideran insultos en esta plataforma”.
Repeated, targeted harassment against any account will cause the harassing accounts to receive, at minimum, temporary suspensions.
The words “cis” or “cisgender” are considered slurs on this platform.
— Elon Musk (@elonmusk) June 21, 2023
La pregunta que vale formular es si resulta legítimamente admisible, en términos de justificación moral, que Twitter se apropie de la posibilidad de significación y de juzgamiento, en lo que hace al poder ofensivo, de toda palabra expresada en la red, condición que le permitiría decidir cuáles de ellas son “insultos”, más allá de lo que las mismas significaren en su contexto natural.
La cuestión no es trivial, en la medida que, de acuerdo con las condiciones de prestación del servicio, que son aceptadas tácitamente por sus usuarios, se establece: “Podremos suspender o cesar su cuenta, o bien dejar de suministrarle todos o parte de los servicios, en cualquier momento y por cualquier motivo, o sin motivo, como por ejemplo, si estimamos, dentro de lo razonable: (i) que usted ha incumplido estos Términos o las Reglas y políticas de Twitter o las Pautas de la Comunidad Periscope, (ii) que usted nos provoca un riesgo o una posible responsabilidad legal; (iii) que su cuenta debe ser eliminada debido a una conducta ilícita; o (iv) que su cuenta debe ser eliminada debido a su inactividad prolongada; o (v) que suministrarle los Servicios ya no resulta viable comercialmente”.
Si es cierto lo que sostuvo Ludwig Wittgenstein sobre que el significado de las palabras lo da su uso en el lenguaje, parecería que excedería a la aplicación racional de las condiciones comentadas la posibilidad que Twitter decidiere qué términos, que pueden ser habituales del lenguaje, son insultos y, en consecuencia, dispusiere aplicar las comentadas sanciones a sus usuarios, con el consiguiente agravio al ejercicio de la libertad de expresión que podría resultar.
(REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/Archivo)
Y ello, teniendo en cuenta que -en la medida de que las grandes plataformas de Internet puedan ser consideradas, en determinados contextos, como foros de naturaleza pública, virtuales ágoras modernos, que fungen sin pretenderlo ni buscarlo- se convierten también en garantes del ejercicio de la libertad de expresión.
Según el Cambridge Dictionary, “cis”, abreviatura de “cisgender”, es el adjetivo que se usa para describir a las personas cuyo genero coincide con su cuerpo y sexo de nacimiento; por su parte, la Real Academia Española, en su edición 2022, define “cisgénero” como la persona “que se siente identificada con su sexo anatómico” y como “perteneciente o relativo a las personas cisgénero”, esto último en su segunda acepción.
Que Twitter califique tales términos como insultos, con las consecuencias que tal decisión implicare, parecería importar una seria restricción a la libertad de expresión, que es inherente y esencial a este tipo de redes y podría constituir un exceso en el uso racional de las facultades que sus accionistas se reservan.
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Los significados de las palabras y sus categorías axiológicas son el resultado de largos y multicausales procesos culturales que no pueden ser reducidos a decisiones unilaterales o corporativas o establecidos de forma privada, salvo que se pretenda mantener diálogos tan absurdos como los imaginados por Lewis Carroll para el Caballero Blanco y Alicia.
Contrario sensu, en ese supuesto, más allá de los conceptos o de los significados atribuidos culturalmente para determinados contextos en forma regular, general y plural, el lenguaje del “territorio” Twitter se regiría por un diccionario privado, generado espasmódicamente a partir de determinados sucesos, lo cual no solo parece ser absolutamente ilógico, sino también peligroso para el libre ejercicio del discurso en ese ámbito.
(*) Fundación Led (Libertad de Expresión + Democracia)
