Por Guillermo Marcó (*)
Jorge Bergoglio, fue elegido Papa el 13 de Marzo de 2013, por tanto se cumplen 10 años en el Papado. Tiempo de hacer balance: ha abordado una serie de temas importantes para la Iglesia y la sociedad en general. Es el primer Papa de la historia de la Iglesia en haber nacido y regido como Obispo en una Megalópolis. Esto ha hecho que le preocupen otros temas propios de quienes ven la complejidad de los seres humanos que habitan las periferias de las ciudades. Su testimonio de austeridad personal es un llamado a la Iglesia para que se concentre más en la misión de servir a los pobres y marginados. Así como lo hacía en Buenos Aires tiene trato frecuente con los pobres de Roma, almuerza a veces con ellos e hizo construir baños en las cercanías de la Plaza de San Pedro para los que duermen en la calle.
Una de sus primeras salidas pastorales fue a Lampedusa para rezar por los que murieron en el mar buscando mejores horizontes; los migrantes son otro de los temas que ha traído a discusión en un mundo que endurece sus fronteras, pero a causa de la baja de la natalidad, necesita de ellos como mano de obra. Usando la experiencia argentina y la historia de su familia que se vino del Piamonte buscando nuevos horizontes, ha insistido en reiteradas oportunidades y en numerosos foros internacionales en que la inmigración, lejos de ser una amenaza, aporta y enriquece a los países que la reciben.
Ha tomado una serie de medidas para abordar la corrupción y el ordenamiento económico y la reforma dentro de la Iglesia. Quizás la que pasa más inadvertida es la cantidad de cardenales electores que ha nombrado. De los 120 que formarán el próximo Cónclave, ha nombrado 80 que serán electores. Los cardenales forman algo así como el Senado de la Iglesia y colaboran con su gobierno, pero su rol más importante es el de ser un Colegio Electoral. Al pasar la barrera de los 80 años, pueden participar de las reuniones previas pero no votan.
Hoy la composición está así: Europa cuenta con 105 cardenales (48 electores + 57 no electores); América Latina con 32 (21+11); Asia con 31 (21+10); África con 26 (16+10). Los europeos han dejado de ser mayoría: la conformación actual pone más de relieve la universalidad de la Iglesia.
En 2015 sacó la Encíclica «Laudato Si» sobre el cuidado de la creación y la protección del medio ambiente. La doctrina de los Papas había abordado este tema tangencialmente. Este documento pudo unir el tema del medioambiente con el tema de la pobreza, la crisis de los alimentos por la desertificación y trascender el ámbito eclesial para transformarlo en una voz autorizada sobre cambio climático.
En general, su Papado ha sido visto como uno más cercano a las necesidades y preocupaciones de la gente común y más centrado en los valores del evangelio. Sin embargo, también ha habido críticas sobre cómo ha abordado algunos de estos, sobre todo de sectores más conservadores que lo acusan de interesarse por temas que no son necesariamente religiosos.
Guillermo Marcó: «Hay muchos otros aspectos para resaltar en estos años: me gusta poner de relieve la continuidad de lo que vivió aquí y pudo después llevar al resto del mundo, sin perder su sencillez y su cercanía. Por dar un ejemplo mínimo: no deja de llamarme cada 29 de enero para saludarme por mi cumpleaños»
En Buenos Aires hace 20 años, junto al Rabino Daniel Godman y Omar Aboud (dirigente musulmán) fundamos el IDI (Instituto de Diálogo Interreligioso). Alentados por Monseñor Jorge Bergoglio, fuimos acuñando una metodología de trabajo para el diálogo que contiene algunas pautas que nos resultaron exitosas:
1) No discutimos sobre nuestras tradiciones.
2) Informamos sobre nuestras diversas festividades e invitamos a los otros a participar.
3) No hacemos oraciones en común porque nuestras creencias son diferentes, pero podemos rezar en forma consecutiva y en el mismo espacio.
4) Promovemos acciones conjuntas en educación, caridad en el fomento de la Paz y la fraternidad humana.
Ya siendo Papa, Francisco utilizó esta metodología de trabajo en el mundo Interreligioso con grandes frutos:
1. Encuentro con líderes budistas en Sri Lanka (2015).
2. Encuentro con el Gran Imán de Al-Azhar (2016).
3. Encuentro con líderes judíos en Roma (2016).
4. Visita a los refugiados en un campamento en Lesbos, Grecia (2016).
5. Encuentro con los líderes de las comunidades de fe de la India (2017).
6. Visita a la Mezquita de Abu Dhabi (2019)
7. Viaje a Irak (2021)
En 2006, el Papa Benedicto XVI hizo un discurso en la Universidad de Ratisbona en el que citó un texto medieval crítico con respecto a la relación entre la fe islámica y la violencia. La declaración generó controversia y críticas de parte de la comunidad musulmana, que argumentó que las palabras del Papa eran ofensivas y distorsionaban la naturaleza pacífica del Islam.
El Papa se disculpó posteriormente por cualquier ofensa que pudiera haber causado, afirmando que no tenía la intención de ofender a los musulmanes y que sus palabras debían ser interpretadas en el contexto de una reflexión más amplia sobre la relación entre la fe y la violencia en la Historia.
En aquella oportunidad hice algunas declaraciones para esta revista, diciendo que se podía destruir en pocos minutos lo que había costado tanto construir. Mis declaraciones causaron alboroto, llamaron de Roma para protestar sobre cómo podía el vocero de un cardenal hablar mal del Papa y forzaron mi renuncia. Cuando Francisco llegó a Roma las relaciones con uno de los principales referentes del mundo musulmán estaban rotas.
Se me ocurrió que quizás aquel artículo (publicado en esta revista) podría servir de algo. Entonces, se tradujo y se envió al Gran Imán de Al-Azhar a quien Francisco invitó a Roma. Eso generó una apertura al mundo musulmán inédita para la Iglesia católica. Hay muchos otros aspectos para resaltar en estos años: me gusta poner de relieve la continuidad de lo que vivió aquí y pudo después llevar al resto del mundo, sin perder su sencillez y su cercanía. Por dar un ejemplo mínimo: no deja de llamarme cada 29 de Enero para saludarme por mi cumpleaños.
(*) El Presbítero Guillermo Marcó es Párroco de «San Lucas», director del Servicio de Pastoral Universitaria y presidente Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI). Fue vocero de Jorge Bergoglio cuando era Arzobispo de Buenos Aires.
