Hola, quería reflexionar un rato sobre el auge que están teniendo en el gobierno expresiones políticas que vienen de la extrema militancia, diría yo, o del activismo político, que no vienen de las estructuras políticas tradicionales sino que viene más bien, de ser catalizadores de demandas sociales, de mostrarse activamente repudiando el sistema político. Y de pronto, un día les toca llegar al gobierno y la pregunta es: ¿La experiencia de ser un militante muy activo o muy ideologizado, un activista muy efectivo, puede ser luego trasladada al gobierno y funcionar de manera exitosa?
(Seguí escuchando la reflexión de Darío Lopérfido en este audio)