Apenas acababa de jurar Sergio Massa como ministro de Economía, Producción y Agricultura, se produjo un hecho llamativo que da cuenta del clima dentro del Gobierno nacional: el presidente Alberto Fernández pidió permiso al público para agregar unas palabras.
La solicitud sorprendió a los más de 500 invitados que ya se estaban parando para ir a saludar al flamante “superministro”. Con un tono compungido, el mandatario ofreció un breve reconocimiento a los funcionarios desplazados para el desembarco de Massa y su equipo.
«No quería olvidar algo, mi más profunda gratitud a Silvina Batakis; mi más profunda gratitud a Scioli, mi amigo personal; y gracias Julián (Domínguez), a todos por el esfuerzo desinteresado», expresó. El auditorio del Museo del Bicentenario los aplaudió, incluyendo a Massa.
El gesto de Fernández había sido reclamado muy especialmente por la oposición (y algunas pocas voces del oficialismo), que le achacaban al presidente haberse comportado “de manera desagradecida” con Batakis, que finalmente fue designada al frente del Banco Nación.
Las cámaras de la transmisión oficial la enfocaron sonriendo, pero siendo consolada por el diputado Eduardo Valdés, quien le aprieta el brazo afectuosamente y le dice unas palabras.
Batakis debió dejar el cargo tras 25 días en él, y se enteró de su desplazamiento mientras regresaba de su gira por EEUU, luego de haberse reunido con el FMI, el BID, el Banco Mundial e importantes inversores de Wall Street.
Scioli estuvo 43 días al frente de Desarrollo Productivo, cargo al que llegó desde la Embajada argentina en Brasil, para reemplazar a Matías Kulfas. Tras su renuncia, vuelve a Brasilia como líder de la representación diplomática.
Julián Domínguez, en tanto, llegó al Gobierno el 20 de septiembre de 2021. Más allá de la situación puntual del cambio de equipo, su rol quedó en medio del fuego cruzado por las retrasadas liquidaciones de las cosechas de soja.
