Gabriel Carrizo, el vendedor de copos de azúcar que fue detenido por el atentando a Cristina Kirchner, solicitó que no se use la información que hay en su celular porque según sostuvo fue engañado por María Eugenia Capuchetti, la jueza que lleva la causa. El contenido que hay en ese télefono, es por ahora, la única prueba que lo vincula con el ataque.
Carrizo precisó que la magistrada le pidió la clave para tener acceso a su celular cuando él declaró en calidad de testigo y entonces, estaba obligado a decir la verdad.
Una vez que pudo acceder a los datos del teléfono, Capuchetti lo llamó supuestamente para devolverle el celular, pero cuando se presentó en Tribunales lo detuvieron como consecuencia de lo que se había encontrado en el dispositivo.
Es por eso que el abogado del vendedor, Gastón Marano, le dijo a la magistrada que la información del teléfono «no puede ser utilizada como prueba de cargo, entendiendo que el hecho que haya sido relevado de su obligación de decir verdad compurga cualquier nulidad que pudiera existir respecto a la declaración a prestar».
Las charlas que Carrizo tenía archivadas en WhatsApp son lo único que lo relaciona con la investigación.
«La admisión como prueba de cargo del contenido del celular que fue obtenido a través del ingreso de la contraseña que el ahora imputado otorgó cuando se encontraba juramentado de decir verdad no implica otra cosa que una autoincriminación», aseguró el letrado de Carrizo e hizo hincapié en que «haberle preguntado sobre el código de desbloqueo de su celular, en esa condición de testigo, no le dejaba alternativa a Carrizo salvo proveerlo». «Distinta hubiera sido la situación si esa petición se la hubiera cursado ahora, en condición de imputado, ya que en esa instancia primigenia del 5 de setiembre no pudo permanecer válidamente callado ante la pregunta», aclaró y remarcó que «al momento de la entrega del celular existía un estado de sospecha suficiente para que se lo hubiere relevado de la obligación de decir verdad en aquella instancia».
La fecha es fundamental para comprender lo que pasó, debido a que, entre el 1 y el 2 de septiembre, cuando fue detenido Fernando Sabag Montiel, quien intentó asesinar a Cristina Kirchner, el tribunal le solicitó la clave para ingresar al teléfono, pero el atacante se negó, entonces la policía intentó descubrirla, el celular se bloqueó y tuvo que ser reseteado.
Tres días más tarde a fin de evitar que volviera a ocurrir lo mismo, le solicitaron a Carrizo la clave y luego lo detuvieron.
Para que el contenido del telefono del vendedor pueda ser utilizado por las autoridades, se tiene que acceder de otra manera, lo que se llama «cauce independiente», algo que en este caso resulta difícil, ya que, las charlas de Carrizo no fueron con los otros detenidos por lo que elllos no podrían tener en sus celulares los mensajes por los que fue detenido.
Carrizo, en la indagatoria del viernes pasado, se quejó y sostuvo que «yo vine acá ante todo siendo sincero con las cosas que pasó (sic), les comenté cómo era la situación, sobre el tema del atentado, les entregué el celular como le pidieron, les di la clave y la verdad que después me sentí mal por cuando yo vine acá» por lo que recalcó que «tenían que haber sido sinceros conmigo para decirme que tenía mi celular, para decirme que me iban a llevar detenido. «No me hubiesen ocultado ni nada, no tenían por qué mentirme», subrayó.
Frente a ese panorama, hoy la abogada de Carrizo, Brenda Salva, dialogó con Antonio Fernández Llorente en la Radio 990 y afirmó que «lo primero que nos dijo fue ‘no sé que hago acá'». Sobre su cliente aseveró que «es una persona que estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado con las personas equivocadas» por lo tanto aseguró que «no tiene nada que ver con Revolución Federal».
Acerca de cómo conoció a Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte detalló que «un vecino le regaló a Gabriel la máquina para hacer copos de azúcar y él daba trabajo a gente que lo necesitaba. De esa manera conoció a Fernando y Brenda en una fiesta. La relación que tenían era estrictamente comercial».
En esa línea hizo hincapié en que «hay pruebas de que Gabriel ni siquiera estuvo en la zona aledaña al departamento de la vicepresidenta» y sobre las conversaciones sostuvo que «no tuve acceso a chats con Brenda pero sí con otras personas donde le preguntan si la conocía y él dice que no sabía lo que estaba pasando».
Sin dudar, la letrada afirmó que si bien «la investigación recién empieza, estoy completamente segura de que Carrizo es inocente». «No es inimputable pero creo fue un bocón, se pasó con lo que dijo y esto no era real, lo hizo para llamar la atención«, manifestó y agregó que «esto empezó a explotar mediáticamente, detuvieron a Fernando, Gabriel la conocía a Brenda. «Si hubiera tenido algo que ver, lo primero que tendría que haber hecho es borrar todos los mensajes«, remarcó.
Para finalizar, indicó que «con respecto a la política, Gabriel Carrizo no tiene idea, no tiene un análisis ni una referencia» y volvió a enfatizar que «él viene de un sector muy humilde, trabajaba e incluso le daba trabajo al resto.» «Tal vez dijo esto para generar un diálogo con otra personas«, concluyó.