Este lunes empezó el juicio por Skanska, una causa por supuestos sobornos pagados hace casi 20 años por una compañía sueca a cambio de la obtención de obras públicas. Se trató del primer escándalo de corrupción que afrontó el kirchnerismo estando en el poder.
A la fecha, hay 31 acusados, entre los que se encuentran: el exministro de Planificación Federal Julio de Vido y el exsecretario de Obras Públicas José López.
Los jueces son Guillermo Costabel, Jorge Gorini y María Gabriela López Iñiguez y el fiscal, Abel Córdoba.
La evidencia más contundente es una grabación en la que un ejecutivo de Skanska, Javier Azcárate, afirmó ante un auditor de la firma el pago de sobornos a fin de garantizarse la adjudicación de obras públicas.
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A raíz de la grabación se supo que las contrataciones ya estaban «arregladas» y que no existía la competencia. «El mercado éste es así y el negocio éste es así en la Argentina, ahora en más es así, por lo menos en esta etapa va a ser siempre así y somos prolijos y lo hacemos bien, o no laburamos», indicó.
«Fue un 5% de todos los contratos, divididos en un 3% a Enargas y un 2% a Nación Fideicomisos, más los costos de la operación «, precisó y añadió: «Las líneas están arregladas, hay que poner el 7,5% más los costos que te salen». «Ya sabíamos de antes de hacer la propuesta que la íbamos a ganar y que son 100 millones de dólares», aseveró.
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Sobre la grabación, la Justicia Federal manifestó: «“A la grabación procedente de la auditoría interna de Skanska, teniendo en cuenta la resolución adoptada por el superior, no hay razones para excluirla como prueba, ni restarle fuerza convictiva».