La falta de generación de trabajo fue uno de los temas más importantes en el Coloquio de IDEA. Entre los distintos enfoques, hubo uno que puso el ojo en cómo transformar los planes sociales en empleo genuino.
Patricia Furlong, presidente de Global Processing, presentó junto a María Laura Alzúa, subdirectora del CEDLAS e investigadora del CONICET, un informe sobre la situación actual de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el Potenciar Trabajo, junto a una serie de propuestas para que esto se traduzca en nuevos puestos de empleo.
En un contexto en el que el 40% de los argentinos son pobres y 6 de cada 10 niños se encuentran en esta situación, Furlong remarcó que los programas sociales fueron diseñados por el Estado “para atender estas necesidades que se convirtieron en estructurales”.
Sobre la AUH, destacaron que “desde su creación han crecido de manera sistemática en la cantidad de beneficiarios”, por lo que el desafío es “revertir esta tendencia y minimizar el ratio de crecimiento de nuevos beneficiarios”.
Por su parte, señalaron que el Potenciar Trabajo tiene como fin “facilitar el ingreso o la reinserción del individuo al empleo formal”, pero que en la actualidad “no está funcionando” como “transición para reconvertir estos empleos” sino como “un punto de llegada”.
Al respecto, Furlong mencionó “este programa debería estar limitado en el tiempo”, ya que representan un gasto el 0,5% del PBI para el Estado. Aunque advirtió que “dada la situación crítica, es un gasto indispensable que es muy difícil de eliminar en el corto plazo”.
Sobre las complicaciones para la conversión de los planes sociales al empleo, hay “múltiples razones” por las cuales el proceso es complejo. Por un lado, si los beneficiarios tienen las “necesidades materiales y familiares de cuidado” para acceder a un trabajo, como dinero para pagar viajes, vestimenta adecuada, entre otros puntos.
También las “propias habilidades de formación”, como la capacitación y la educación necesaria para acceder a un puesto de trabajo y mantenerlo; la “orientación vocacional”, ya que algunos “querrían trabajar en determinadas posiciones, pero no necesariamente podrían hacerlo y no necesariamente el mercado lo demanda”; el “costo de oportunidad de perder un plan social” ante la obtención de un empleo formal; y también “la falta de confianza y la gran cantidad de sesgos y prejuicios” sobre quienes los reciben.
En ese sentido, Furlong presentó tres propuestas desde IDEA para cambiar la situación. Por un lado, crear un registro único de beneficiarios de planes sociales “que permita dar transparencia y eficiencia al sistema”.
También resaltaron la necesidad de “mejorar y potenciar el programa Puente al Empleo” con algunos cambios: elevar de tres a seis meses el periodo de prueba; asegurarle al beneficiario que puede recuperar su plan de empleo si es desvinculado; crear y generar mecanismos de capacitación “sobre las habilidades sociales y técnicas”; y crear un programa de “acompañamiento y mentoreo que permita potenciar y elevar la probabilidad de éxito”.
Por último, pidieron “fomentar la implementación de programas de primer empleo” para que cada vez más jóvenes se inserten en el mercado laboral.
Coloquio IDEA: «hartazgo social», una «inflación que erosiona» y corrupción