Por Gabriel Michi
La sorpresa impactó en todos lados. A propios y extraños. Adentro y afuera del país. A los que están interesados en la política y a quienes no. No había encuesta que mostrara ese fenómeno. Pero las urnas de las PASO dieron su veredicto. El 30% de los argentinos eligió a un outsider llamado Javier Milei. Un disruptivo y provocador candidato fue el más apoyado de todos. Y el tablero político voló por los aires. Lo impensado se hizo realidad y ahora esa figura que parecía tan sólo como el resultante de un voto bronca “anti-casta” puede transformarse, ni más ni menos, en Presidente de la Argentina.
Frente a semejante escenario, Newsweek Argentina indagó sobre cómo podría ser “La Argentina de Milei”. Y lo hizo consultando a figuras de su espacio político, La Libertad Avanza, y a varios de los principales analistas del país.
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Según la periodista y primera candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires, Marcela Pagano, “la Argentina de Milei sería una Argentina que terminará con la emisión monetaria y la inflación que conlleva». «Donde se termina el gasto político, se cierran ministerios que no son para este momento del país (como el Ministerio de la Mujer) y se encara una reforma del Estado profunda, para desregular la maraña de regulaciones estatales y pensar en bajar impuestos. Para quitar impuestos, primero es necesario disminuir el gasto público. El principio rector es sencillo: como en mi casa, no se gasta más de lo que se tiene. Cada vez que se gasta más de lo que se tiene, esa plata la ponen los trabajadores y las empresas, fruto de su esfuerzo. Con menos gasto público, habrá menos impuestos y los empresarios y trabajadores van a poder pensar proyectos a largo plazo, sin el peso del Estado que los agobie”.
Para Ramiro Marra, aspirante a la Jefatura de Gobierno porteño por LAA, “la Argentina de Milei va a ser un país en el que, por primera vez en mucho tiempo, salgan ganando los que se esfuerzan trabajando y pierdan los políticos que viven de privilegios».
«Va ser un gobierno para todos los argentinos, porque todos los sectores van a verse beneficiados con sus medidas. Con la dolarización, los más pobres van a poder ahorrar, algo que hoy en día es sólo accesible para aquellos en están una mejor situación económica. El campo va a verse beneficiado con la quita de retenciones y del cepo. Los trabajadores van a verse beneficiados por la reforma laboral que se planea implementar, modificando la actual legislación que generó que 8 millones de personas trabajen informalmente sin un derecho. Así se puede seguir mencionando cada sector beneficiado por las medidas de Milei, salvo los políticos que van a perder los privilegios que tienen a costa de empobrecer a los argentinos”.
En cuanto a las reformas que Milei encararía, Marra enumera “una reforma monetaria que reemplace al peso por el dólar en un proceso que iniciará el primer día y tomará entre 9 y 24 meses hasta que todos los argentinos hayan canjeado sus pesos por dólares; una reforma del Estado que deje solo ocho ministerios, los esenciales para el funcionamiento del país; una reforma fiscal que elimine el 90% de los impuestos; una desregulación de la economía (cupos de exportación, restricciones al comercio exterior, permisos, autorizaciones) y una reforma laboral para terminar con el 40% de trabajo no registrado, que modernice las legislación adecuándola al contexto internacional, y dónde la indemnización por despido sea reemplazada por un seguro de desempleo”.
Por su parte, Sebastián Pareja, armador político de LAA en la Provincia de Buenos Aires, la “Argentina de Milei va a ser muy competitiva. Distinta a la actual. Insertada en el mundo con sus posiciones claras y un peso específico regional sobresaliente. Se va a convertir en el faro a seguir de Latinoamérica y un mercado de inversiones importantes para el resto. Donde las reglas de juego van a ser claras y por primera vez podremos apreciar la división de poderes de la República. Habrá previsibilidad y esperanza. Volvemos a conceptos claros. El delincuente es delincuente y la víctima no es el delincuente. Una Argentina de oportunidades para los que se sacrifican y son mejores y no solo para los amigos del poder”.
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La mirada de los analistas es diferente. Según Cristian Buttié, director de la consultora CB, “la Argentina de Milei es una incógnita, porque no hay antecedentes recientes de un modelo de estas características. Creo que lo más parecido fueron los ‘90 con los gobiernos de Carlos Saúl Menem con la Convertibilidad; pero con una diferencia: Carlos Menem tenía el peronismo de respaldo y Milei no lo va a tener”.
Manuel Zunino, sociólogo de Proyección Consultores, explica que “la imagen que aparece como posibilidad es una Argentina política y socialmente caótica, con niveles de conflicto altos. Los sindicatos y movimiento sociales tienen una historia de lucha que se va a activar frente a una avanzada abrupta de un nuevo gobierno. Sobre todo en un contexto socioeconómico poco alentador y con escaso margen para ajustar los ingresos de los trabajadores o reducir los niveles de empleo”.
En tanto, Lucas Romero, de SYNOPSIS Consultores, sostiene: “Pensar la Argentina a partir del 10 de diciembre es hacerse tres preguntas. ¿Quién va a gobernar? ¿Qué es lo que va a querer hacer esa persona al frente del país y cómo lo va a hacer? Quién, qué y cómo. Y el desafío que plantea Milei es que la respuesta a la tercera pregunta, el ‘cómo’, termina dejando sin sentido la pregunta dos, el ‘qué’. Como no hay ningún margen de probabilidad de que el libertario pueda definir cosas de manera autónoma, es muy difícil pensar la Argentina de Milei si nos guiamos por lo que él dice que quiere hacer, porque claramente no lo puede hacer. Este es el dilema que plantea ese escenario».
«Son tan notorias las condiciones de ingobernabilidad que va a tener un candidato que no va a poseer ni siquiera un tercio de las bancas de las dos cámaras del Congreso, que pareciera ser un ejercicio que pierde sentido. Entonces, ¿cómo va a ser una Argentina de Milei? Lo primero que uno tiene que decir es una Argentina en donde la gobernabilidad va a estar puesta en duda, por lo menos, a los efectos de garantizar la estabilidad política de quien gobierna”, sostiene Romero.
Por su parte, Artemio López, de la consultora Equis, contextualiza el fenómeno Milei en un escenario de violencia política que crece en Latinoamérica, empujado por la mayor presencia del narcotráfico. “La propuesta de dolarización no es otra que aceitar los mecanismos por los cuales la narcopolítica se instala en la Argentina. Más allá de la voluntad de Milei o no. Todo esto en el contexto de la guerra internacional entre China, Estados Unidos y otras economías emergentes”.
EXTREMISTA O MODERADO
Ahora, lo que muchos se preguntan es si Javier Milei, en caso de llegar a la Presidencia, va a mantener posiciones tan radicalizadas o se ceñirá al denominado “Teorema Baglini” (por Raúl, referente radical que señalaba que cuando un político está en campaña suele hacer propuestas más alocadas que luego centra lógicamente cuando llega al poder). Sobre esta cuestión y la potencial moderación del líder libertario si llega a la Casa Rosada, hay también opiniones divergentes.
Ramiro Marra entiende que “Milei nunca se ha movido de lo que piensa y no lo va a hacer. Hace años que dice lo mismo, y dice lo que piensa. Y definitivamente va a hacer lo que cree que es mejor para el país. Hay cosas que se van a hacer el primer día: la reforma monetaria, la reforma del Estado, la desregulación de la economía. Otras medidas tomarán más tiempo. Por ejemplo, no se puede echar a la planta de empleados públicos, es una cuestión constitucional. Sin duda se implementarán planes de retiro voluntario y jubilación anticipada, pero la mayor parte de la reducción de la planta de empleados públicos va a ser una consecuencia natural de las medidas que se van a tomar al principio del gobierno. Con la reforma laboral, la reducción de impuestos y la desregulación, va a dejar de ser rentable trabajar en el sector público”.
Según Marcela Pagano, “las reformas que plantea Javier Milei son para 30 años. Hay reformas de primera generación, segunda generación y tercera generación. Entre las urgentes, está terminar con la estafa de la emisión monetaria que genera el Banco Central. Al mismo tiempo, se empezará a aplicar la ingeniería necesaria para llegar a la dolarización, mientras se encara un cambio en el rol del Estado por completo, para que haya menos ministerios, menos gasto político, menos burocracia, hacia una economía libre, que crezca y genere trabajo”.
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Y Sebastián Pareja, su armador bonaerense, señala: “Creo que a medida que avance podrá acelerar en ellas profundizando las reformas necesarias”.
Facundo Nejamkis, analista de Opina Argentina, expresa: “no creo que la Argentina que viene sea más moderada. Al contrario. Me parece que un eventual triunfo de Milei, de un líder radicalizado como él, genera una Argentina más radicalizada incluso que la que hemos visto hasta ahora, la de la grieta kirchnerismo vs anti-kirchnerismo. Es el nacimiento de una nueva grieta. Y como en todos estos procesos generan una reacción de los sectores más tradicionales de la política, los sindicatos, los movimientos sociales, es posible que (no en forma inmediata, pero si el gobierno dura y se sostiene) eso termine generando coaliciones que lo enfrenten más transversales. Al estilo de lo que pasó en Brasil, donde Lula y Fernando Enrique Cardoso terminaron en una alianza para ganarle a Jair Bolsonaro. Pero primero tiene que gobernar Milei, hay que ver qué de su agenda. Pero no creo que la modere porque también ese tipo de liderazgos tienen que alimentar a sus seguidores. Sin embargo, hay que ver qué de esa agenda puede llevar adelante, teniendo en cuenta las restricciones institucionales, qué mecanismos utiliza para sortear esas restricciones, porque él no tiene mayorías parlamentarias”.
En tanto Manuel Zunino, de Proyección Consultores, expresa: “Desde el 13 de agosto en que la posibilidad de ser Presidente se volvió más concreta, Milei empezó a moderarse en las formas y a mostrar cierta cuota de realismo en las posibilidades de las reformas que propone. Ninguna sociedad está preparada para poner en práctica cambios radicales inmediatos como plantea Milei, sin consenso y debate público previo”.
En ese mismo sentido, Cristian Buttié, de CB Consultores, señala: “Creo que en el caso de que Milei llegue a la Presidencia, sería necesario -para la gobernabilidad del país y para desarrollar también su programa político- moderar ciertas postulaciones y dialogar. Creo que es una condición necesaria para poder gobernar. La Argentina de Milei no va a ser una Argentina donde tenga mayoría tanto en Cámara Alta como en Cámara Baja. Todo lo contrario. Tendrá muy pocos legisladores propios; con lo cual tiene dos opciones: o cerrar el Congreso o consensuar”.
Para Lucas Romero, de SYNOPSIS Consultores, “uno imagina naturalmente que Milei tendría que moderar algunas propuestas, tendría que lograr puntos de encuentro con actores políticos que pudieran facilitarle gobernabilidad, en la búsqueda de dadores de gobernabilidad. Y que intentará poner bajo discusión la mayor parte de sus postulados tratando de encontrar consensos que le permitan encontrar fortaleza política o apoyo para garantizar la ejecución o la gobernabilidad del proceso político. No me imagino teniendo autonomía para definir qué hará con sus postulados, porque la propia realidad y el propio condicionamiento político de un dirigente sin fortaleza política, lo va a llevar naturalmente a tener que negociar”.
Según Artemio López, “este programa que Milei esboza no se puede realizar y la verdad, no sé si está planeado para realizarlo. Me parece que van por otra cosa, pero desborda lo que plantearon en la etapa neoliberal anterior. Aunque ya (Mauricio) Macri persiguió, encarceló, me parece que esto viene a una escala mayor, y que está atado a la lucha por la hegemonía a nivel internacional”.
LA RESISTENCIA
Es justamente en este punto donde aparecen las dudas planteadas desde la denominada “real politik”. Cuántas de sus reformas más radicales se podrán llevar adelante sin conflictividad en las calles y sin el rechazo de partidos políticos, sindicatos y movimientos sociales. Sobre todo en cuanto a los ajustes en los gastos del Estado que el candidato libertario promete a fuerza de “motosierra”.
Según la candidata a legisladora Marcela Pagano, esos enfrentamientos no serán tales: “los sindicatos están ansiosos para que millones de trabajadores de la economía informal se incorporen a sus gremios. Hoy no pueden hacerlo por la rigidez de las leyes laborales. Los gremios están de acuerdo con que haya más empleo en blanco, como sucederá con la reforma de las rigideces laborales que busca nuestro espacio. Ninguna persona perderá un plan social, ni su cobertura de salud y derecho a la educación».
«No se van a quitar planes, que son el único sustento de miles de familias, y más con estos niveles de pobreza. Es necesario conocer el rol de los ‘intermediarios’, los que manejan planes, pero son dirigentes, en algunos casos millonarios. Los gremios van a tener más afiliados, nadie va a perder su plan social, excepto los que lucran con la pobreza de la gente. El recorte será a la casta política, a los que viven hace 20, 30, 40 años del Estado y solo nos provocan más pobreza, miseria y asfixia”, asegura Pagano.
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Sin embargo, el postulante a la Jefatura porteña Ramiro Marra tiene una mirada distinta: “En cuanto a los sindicatos, los que tienen que preocuparse son los líderes sindicales, porque queremos terminar con sus privilegios. Vamos a promover la limitación de los mandatos de los líderes sindicales y la libertad de afiliación. Por el lado de los movimientos sociales, quienes cobran planes tampoco tienen de qué preocuparse. Nosotros reconocemos que hay gente que necesita asistencia y no se la vamos a sacar; ellos son víctimas de tantos años de políticos que los empobrecieron y que, con este nivel de presión tributaria y con las actuales leyes laborales, les imposibilitaron trabajar. Los que sí deben preocuparse son los líderes sindicales, porque los planes no van a pasar más por sus manos. No van a poder usar más a los pobres como ganado, extorsionándolos”.
Algo parecido piensa Sebastián Pareja: “Creo que (los sindicalistas) van a estar molestos y preocupados. Básicamente porque el plan de gobierno de Milei atenta contra sus privilegios. Pero debieran llamarse a silencio y soportar las consecuencias de la miseria (miseria en términos económicos, laborales, sociales, lingüísticos, de valores, de ejemplos, dirigencial) que nos han dejado”.
Para Cristian Buttié, de CB Consultores, “la reacción del resto de los partidos y los sectores como sindicatos y movimientos sociales va a depender pura y exclusivamente de cómo Milei encare su gestión presidencial. En el marco del diálogo, consensuando condiciones básicas o imponiendo su programa político, encontrando fuerzas de choque que claramente proyectan un estilo de país, un tipo de país distinto a lo que piensa Milei”.
Según Facundo Nejamkis (Opina Argentina), “hay que ver hasta dónde se tensiona este tipo de liderazgos con los sistemas políticos, institucionales, jurídicos y, después de eso, ver qué dinámica desata en el sistema político, qué queda en pie del peronismo, de Juntos por el Cambio y cómo se realizan las demás fuerzas políticas. No es lo mismo un gobierno largo de Milei y exitoso en lo económico que un gobierno corto y que fracasa en términos económicos y colapsa institucionalmente”.
Lucas Romero (SYNOPSIS Consultores), por su lado, sostiene que “la reacción de los actores va a estar también en algún punto definida por las condiciones de gobernabilidad de quien ejecute las decisiones; si hay un presidente que está tomando una decisión que afecta el interés de algún grupo o sector político institucional o no institucional, corporativo o partidario, y que vea que esa debilidad del presidente le puede ofrecer margen para resistir la decisión, intentará resistirla porque uno resiste cuando cree que tiene chances de lograr el objetivo de impugnar o obstaculizarla. Esta es la dificultad que plantea Milei, como no proyecta tener fortaleza política ni condiciones de gobernabilidad para tomar decisiones que afecten los intereses de los diferentes actores y sectores, probablemente va a encontrar resistencia. Por eso quizás lo más importante para la Argentina no es saber quién va a ser presidente, sino qué condiciones políticas de gobernabilidad va a tener; porque eso es lo que te permite darle sentido a la pregunta de cómo y si es posible hacerlo de alguna manera, y si tiene sentido pensar qué es lo que quiere hacer cada uno; porque si lo que uno quiere hacer no lo puede hacer, no tiene mucho sentido discutir qué es lo que uno quiere hacer”.
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Finalmente, Manuel Zunino entiende que Milei “deberá hacer equilibrio entre llevar a cabo su plataforma de campaña (mostrando resultados) para no decepcionar a sus votantes y generar acuerdos políticos y sociales que le permitan cumplir con su programa; de lo contrario, si decide avanzar de forma espasmódica va a enfrentar resistencia. En una sociedad con poca paciencia, ¿cuánto crédito le dará su electorado y cuánto tiempo tiene hasta ser considerado un integrante más de la casta?”.
Como pocas veces en su accidentada vida política, Argentina se enfrenta a un incierto final. Un final abierto. Impensado. Indescifrable.