Por Gabriel Michi
Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri son las dos figuras excluyentes de la política en los últimos 15 años. Todo gira en torno a ellos. Dos personajes antagónicos que se odian y se necesitan, como un peligroso Ying y Yang. Una dicotomía que condiciona a todos los demás. ¿Se puede salir de esa trampa? La opinión de propios y ajenos.
Cara y Contracara. El Ying y el Yang. Protagonista y antagonista. Dos ex presidentes. Dos modelos. Dos astros sobre el que gira el resto del universo político. Y por donde pasa todo. Mal que les pese a los demás. La imantación de las figuras de Cristina Fernández de Kirchner y su antítesis, Mauricio Macri, genera en la política una fuerza centrífuga que impide correrse de esos ejes polarizadores. La disputa Cristina vs. Mauricio sintetiza y atrapa a todos y todas. A otros referentes. A los ciudadanos. En definitiva, al país. Y eso condiciona el pasado, el presente y el futuro. Es como un sino del que nadie puede escapar. Un duelo que divide a la Argentina.
Según todas las encuestas ambas figuras mantienen el papel estelar central en la escena política en los últimos 15 años. Y ese antagonismo deja a todos los demás en un pálido rol de reparto en esta película. Son los dos protagonistas excluyentes de la grieta. Y los que generan las pasiones más exacerbadas, a favor y en contra. Sean o no sean candidatos en el próximo llamado a las urnas, nadie duda de que ambos serán los grandes “electores”, que pueden inclinar la balanza para un lado o para el otro. Con sus apoyos y sus críticas a quienes se postulen. Pero también con lo generan entre quienes los aman y los odian.
Cristina Fernández de Kirchner ya ha dicho públicamente –después del fallo por el caso Vialidad en la que se la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos- que no será candidata a nada.
Y eso impacta en la carrera de los otros potenciales postulantes presidenciales del Frente de Todos: el propio presidente, Alberto Fernández, el ministro de Economía, Sergio Massa, el ministro del Interior, Wado De Pedro, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof (de quien se especula que en realidad intentará la reelección en la Provincia), y hasta Máximo Kirchner. Los sectores más kirchneristas, sin embargo, se ilusionan que un multitudiario y persistente “operativo clamor” haga cambiar de opinión a CFK.
Del otro lado, Mauricio Macri no termina de definir si será candidato o no. Aunque hay más señales que apuntan a que no lo será (y hasta versiones que lo ubican intentado competir nuevamente por la Presidencia de Boca Junior) y que apoyará al aspirante de Juntos por el Cambio que resulte ganador/a de las PASO.
Los nombres que ya figuran son: el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y la ex gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal (la última que se sumó a la lista) por el lado del PRO; y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el diputado y neurocirujano, Facundo Manes, por el lado del radicalismo, la otra pata de JxC.
Lo que hagan (o no hagan) Cristina y Macri no sólo mantiene expectantes a quienes quieren competir por el “Sillón de Rivadavia” dentro de sus propios espacios, sino que además impacta en las chances de cada uno de esos frentes. Y también en aquellos que no forman parte de ellos. Ese es el caso de la ultraderecha representada por Javier Milei (al que cada vez más sectores de JxC le hacen guiños), el frente de gobernadores y ex gobernadores peronistas que encabezan Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti (y donde prometen sumar varios referentes de peso) y el Frente de Izquierda con Myriam Bregman, Nicolás Del Caño y Gabriel Solano como caras más visibles. Todos y todas, de una manera o de otra, miran cómo moverán las fichas los dos referentes más fuertes de los espacios más fuertes para ver cómo capitalizarlo en su favor. Pero nadie es indiferente a lo que hagan.
Ahora bien, ¿esos liderazgos indiscutibles y excluyentes son buenos para sus espacios? ¿Y para el país? ¿Es posible pensar la Argentina sin ese rol central de CFK y MM? ¿Qué le queda al resto? Son sólo alguna de las preguntas que surgen en una Argentina polarizada entre esos dos protagonistas.
Para Cecilia Moreau, presidenta de la Cámara de Diputados de la Nación y representante del Frente de Todos, las figuras de Cristina y Macri no son comparables. “Es indiscutible que Cristina es una de las lideresas políticas con mayor representatividad y legitimidad popular y que lo demostró cada vez que se presentó a una elección. Es una construcción que ha ido elaborando durante una extensa carrera política y que dejó huellas muy importantes en la vida de la gente. Por eso en el día de hoy millones de argentinos y argentinas la siguen eligiendo y acompañando”, señala a Newsweek. Y la diferencia de su antagonista: “No veo que Macri tenga el mismo peso político ni tenga un liderazgo parecido a la figura de Cristina. Porque está claro que sí logró posicionarse como su antítesis pero desde un lugar de mucho resentimiento y de odio de clase contra los sectores populares. Lo hizo más desde una estrategia de acumulación de poder propia basada en la confrontación, movida por un aparato económico, mediático y del Poder Judicial que lo sostiene. Todos saben, incluso los que lo volverían a votar, que los resultados de su gestión fueron terribles”.
Desde el otro lado de la grieta, la mirada es similar, aunque cambiando los roles y las responsabilidades de los actores centrales. Cristian Ritondo, diputado de Juntos por el Cambio y potencial candidato a la Gobernación bonaerense, le dice a Newsweek: “Sin duda, Cristina Kirchner y Mauricio Macri son dos figuras centrales de los principales espacios políticos de la actualidad porque representan dos modelos de país totalmente distintos. Cristina representa un modelo que tiene como consecuencia esta realidad, luego de haber gobernado 16 años de los últimos 20. Un modelo de país cerrado en sí mismo, que no cree en la competencia, que no cree en las oportunidades que nos brinda el comercio internacional y que cree que todo aquel que piensa distinto es un enemigo. A mi modo de ver, es un modelo de país que fracasó hace 50 años en el mundo y que acá lo único que generó fue pobreza y división entre los argentinos. Macri, en cambio, representa lo nuevo frente a ese modelo decadente. Ejerce un liderazgo que se basa en construir un país competitivo, con instituciones fuertes, reglas claras y donde su gente y su potencial productivo pueden desplegarse con la libertad necesaria para generar riqueza y desarrollo”.
Desde otros espacios políticos también trazan su diagnóstico ante Newsweek. Según Juan Manuel Urtubey, precandidato presidencial por el incipiente frente de referentes provinciales peronistas: “Cristina y Macri tienen hoy el control político de los dos espacios más fuertes en la Argentina. Y han logrado un nivel de conducción donde ofician prácticamente como propietarios de esos espacios. Entonces son actores total y absolutamente excluyentes. E inclusive hay una sociedad tácita donde la presencia de la fuerza de uno potencia a su antagonista. Es decir, protagonista y antagonista son parte de un proceso. Como pasa en las series donde protagonista y antagonista se alternan en los papeles de buenos y malos”. Urtubey también señala: “Lo que a nosotros nos da una enorme potencia es el fracaso de ambos polos de la grieta. Porque estamos ante un gobierno que está fracasando que reemplazó a un gobierno que ya fracasó. Eso te abre una ventana de posibilidades formidable, esencialmente por la mala performance de ambos en la gestión. Hoy el poder está corporizado en alguna medida por esas dos personalidades políticas. Entonces, en momentos como estos de fin de ciclo, se abre una ventana de posiblidades formidable”.
Por su parte, Myriam Bregman, diputada por el Frente de Izquierda y potencial candidata presidencial por ese espacio, plantea a Newsweek que hay una crisis de liderazgos en el FdT y JxC: “Pero esta crisis no es un problema que se explique por la falta de aptitudes personales de los referentes de ambas coaliciones sino por el fracaso tanto del gobierno de Macri como ahora el de Alberto y Cristina Fernández. Aunque sigue siendo influyente en el PRO, Macri es difícil que pudiera mantener la unidad de Juntos por el Cambio si decidiera postularse nuevamente a la Presidencia. Y Cristina Fernández, a partir de su renuncia a toda candidatura, provocó una suerte de vacío de liderazgo en el Frente de Todos y en particular en el sector kirchnerista, que hasta ese momento se ilusionaba con una nueva candidatura presidencial de la actual vicepresidenta. En este caso este vacío está intentando ser llenado con la construcción de una candidatura presidencial de Sergio Massa, que expresa a los sectores más conservadores de la coalición presidencial y está llevando adelante una gestión como ministro de Economía, con el apoyo de todos sus sectores incluyendo el kirchnerismo, que en muchos puntos no se diferencia de la podría hacer un ministro de Juntos por el Cambio. Un ajuste en toda la línea en consonancia con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional”.
Ahora bien, si Cristina y Macri siguen protagonizando la centralidad política en el país, ¿qué queda para el resto? ¿Qué rol pueden aspirar a ocupar quienes tienen aspiraciones presidenciales en cada uno de esos espacios?
Para Cecilia Moreau, “es cierto que los dos hoy comparten un lugar en el escenario político que de alguna forma lo estructura y lo seguirán haciendo en el mediano plazo. Creo que en algún momento va a haber un recambio generacional y debemos demostrar que estamos preparados para hacernos cargo. Es algo natural. Existe una polarización que refleja dos modelos de país muy distintos, que también ellos encarnan y que los excede porque ambos forman parte de coaliciones amplias”.
Ritondo cree que “en el caso de Cristina vimos el rol que ejerció en 2019 y lo mal que salió para el país. No sé qué hará este año ni qué rol cumplirá. En el caso de Mauricio, como él señala, su misión en estos momentos es potenciar a los diferentes precandidatos que quieren competir y a los equipos que trabajan en las propuestas”. Y agrega: “En cuanto a los precandidatos, cualquiera de los que quieren competir por la Presidencia desde Juntos por el Cambio, sabe que el apoyo y acompañamiento de la figura de Macri es clave. No solo por todo lo que él tiene para darle desde su experiencia y liderazgo, sino también por el enorme cariño que nuestro electorado le tiene”.
Por su parte, Urtubey está convencido de que “está demostrado que la gente no está reconociendo autoridad y personalidad política fuerte a cualquiera de los integrantes de sus espacios. Porque oficia la lógica de jefe y empleado. En ese escenario se complica muchísimo ese funcionamiento. Eso ha bajado el umbral de institucionalidad de una manera gravísima para Argentina y es lo que genera una enorme crisis de confianza. Liderazgos profundamente personalistas que están por arriba de cualquier institucionalidad”.
Myriam Bregman, en tanto, plantea sus dudas sobre los escenarios que se abren dentro de los espacios mayoritarios frente a las PASO. Y señala que “en el oficialismo, sobre todo si Massa no logra una baja de la inflación, habrá una PASO presidencial con varios candidatos que tienen poca intención de voto. A la vez en Juntos por el Cambio se especula sobre seis posibles candidatos presidenciales: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y el propio Macri por el PRO y Gerardo Morales y Facundo Manes de la Unión Cívica Radical. Si la elección fuese entre Massa y Larreta, por ejemplo, serían dos candidatos muy parecidos, que dejarían espacio a izquierda y derecha”.
La pregunta que surge entonces es si es posible pensar un país donde la centralidad política sea tan excluyente entre esos dos universos. Según Cecilia Moreau, “en nuestro caso, en el FdT, confluyen distintos espacios y experiencias que se nuclearon en torno a consensos básicos acerca de las transformaciones que se deberían llevar adelante para mejorar las condiciones de vida de los argentinos después del macrismo. Creo que el desafío que tenemos para delante de cara al año electoral es consolidar un proceso de institucionalización del FdT que dé lugar a la aparición de nuevos liderazgos. Con Cristina obviamente en un rol central. Tenemos dirigentes valiosos, jóvenes, eficientes, que conocen la gestión. Cristina en sus últimas apariciones llamó a que tomen la responsabilidad del momento pero además de eso siempre hay que apostar a un debate democrático de ideas para alcanzar una síntesis superadora y enriquecer tanto el escenario interno como el externo. Pero obviamente con ella como faro”.
Cristian Ritondo tiene otra mirada: “Desde Juntos por el Cambio sabemos que el kirchnerismo es una expresión minoritaria y que hay sectores que, aunque de otro color político, podemos acordar los grandes rumbos que necesita el país. Cuando fuimos gobierno logramos acuerdos de fondo con sectores del peronismo y de otras fuerzas que nos permitieron hacer cambios importantes para el futuro del país como fue la baja de impuestos y la reducción del déficit fiscal. Dentro de la ley, respetando la Constitución y las instituciones, se puede dialogar, negociar y acordar con todos. Esa siempre fue y será la vocación de Juntos por el Cambio”.
Urtubey se distancia de ambos: “La grieta planteada entre el FdT y JxC viene generando un círculo vicioso que cada vez profundiza más la crisis argentina. Argentina tiene que salir de ese lugar y lo que hay que hacer no es saltar de un lado a otro de la grieta sino pasarla por arriba. Nosotros estamos planteando una instancia superadora que apunte mucho más a la unión que a la confrontación, a los acuerdos y a las batallas permanentes porque creemos que es el clima que necesita el país. Y justamente, con ese clima, generar una agenda desarrollista que le permita a la Argentina crecer. El PBI per cápita del país va cayendo año tras año. Estamos cada vez más pobres y la Argentina ya no distribuye riqueza sino que distribuye pobreza. Lo que queremos es plantear esto que es un fin de ciclo porque claramente hay un proceso político que está terminando”.
En tanto, Bregman cree que “desde la izquierda tenemos que insistir en el fracaso compartido de ambas coaliciones y en levantar un programa de salida a la crisis contrario a lo que ambos sectores postulan, que no son más que variantes de la sumisión al FMI y sus políticas de ajuste. La izquierda es la única que plantea recuperar ya lo perdido en salarios y jubilaciones bajo los gobiernos de Macri y Fernández y dar una salida a la precarización laboral a partir de reducir la jornada laboral a 6 horas sin afectar el salario, lo que permitiría crear 1.200.000 puestos de trabajo genuino solo aplicándose en las 12.000 principales empresas del país, como parte de un programa de conjunto para superar la decadencia a la que nos han llevado el peronismo y la derecha”.
Cara y Contracara. El Ying y el Yang. Protagonista y antagonista. Argentina sigue sumergida en una grieta que tiene a dos actores excluyentes: Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri. Todo gira en torno a esa dicotomía. De personas. De modelos. Figuras que se repelen. Y se necesitan. Una fotografía en blanco y negro. Donde se esfuman los matices. Un duelo que divide a la Argentina.