Este jueves se inauguró oficialmente la Tercera Cumbre de Ministros y Ministras de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea, que se lleva a cabo en Buenos Aires.
Desde luego, el eje de las conversaciones fue el adverso escenario producto de la guerra en Ucrania y de los efectos de arrastre de la pandemia. Sin embargo, los líderes iberoamericanos coincidieron en que el intercambio comercial entre ambas regiones debe incrementarse.
El presidente anfitrión, Alberto Fernández, presidente pro tempore del bloque latino, reconoció las dificultades globales, pero reclamó a Europa mayores inversiones en Latinoamérica, justamente para hacer frente a dicha crisis.
«Allá en el norte se disparan misiles, pero acá en el sur pasamos hambre», sostuvo Fernández, y agregó: “Tenemos en América Latina los recursos que Europa está necesitando; necesitamos de Europa la tecnología, la investigación, la ciencia que hacen falta para poder aprovechar mejor nuestros recursos”.
Pero el panorama descrito por Josep Borrell, jefe de la política exterior de la Unión Europea (UE), no es para nada alentador, debido a la escasez de fertilizantes y los crecientes precios de la energía y los alimentos.
En ese sentido, afirmó: “A la crisis humanitaria, al sufrimiento humano, que toda guerra lleva consigo, se han sumado crisis alimentarias y energéticas que pueden convertirse en crisis financieras, que afectarán a la economía mundial y a millones de personas en el mundo”.
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— Casa Rosada (@CasaRosada) October 27, 2022
Y explicó que justo cuando la economía empezaba a repuntar tras el COVID-19, estalló la guerra y derrumbó nuevamente la actividad, a partir de una fuerte presión inflacionaria que fuerza a las naciones a subir las tasas y enfriar las economías. Desde esa perspectiva, proyectó que esta situación persistirá en 2023.
Pero, más allá de esto, señaló que el intercambio debe incrementarse. «Tenemos acuerdos con 27 de los 33 países de la región. Algunos son tan viejos que nos hemos olvidado de su existencia y otros no acaban de llegar», destacó Borrell.
A continuación, exhortó a los países a modernizar los tratados firmados y culminar los pendientes. En el fondo de esta cuestión está el frenado acuerdo entre la UE y el Mercosur, en parte culpa de algunos países reticentes, como Argentina; y, en parte, por la resistencia de Francia, que esgrime como principal motivo para su negativa la falta de una política ambientalista en Brasil.
La realidad es que, en conjunto, la UE es el principal inversor en Latinoamérica y el caribe, con un stock de 800.000 millones de euros.
Por su parte, Fernández reconoció esa realidad, pero opinó que la región no puede limitarse a proveer materias primas, sino que necesita desarrollarse. «Estamos obligados a industrializar nuestra producción primaria, a agregarle valor para aumentar el trabajo», concluyó.