Cristian Buttié, titular de CB Consultora Opinión Pública, asegura que el mayor desafío de Javier Milei en esta segunda etapa es continuar manteniendo las expectativas de un electorado que lo apoyó pero que empieza a exigir los resultados prometidos en campaña.
Esta semana, después de seis meses de duras negociaciones, de rechazos, de apoyos, de idas y vueltas, finalmente Javier Milei consiguió que el Congreso, donde tiene una representación propia de dimensiones ínfimas, le aprobara su anhelada Ley Bases, que había comenzado su derrotero bautizada como Ley Ómnibus.
Ahora, con la herramienta que él mismo le pidió a la política para llevar adelante su plan de gobierno, el líder libertario se adentra en una nueva etapa llena de desafíos. Pero para Cristian Buttié, titular de CB Consultora Opinión Pública, el mayor de ellos es seguir generando expectativas en el electorado que lo acompañó en la segunda vuelta de noviembre pasado, hasta tanto lleguen los resultados prometidos en campaña.
¿Cómo lo hará? ¿Cómo será su relación con la política de ahora en más? ¿Y la oposición? En este diálogo exclusivo con Newsweek Argentina, el analista ensayó algunas respuestas basadas en sus estudios de opinión pública medidos mes tras mes.
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¿Cómo imagina “el día después de la Ley Bases? ¿Cuáles son los desafíos de Milei en esta nueva etapa?
– Yo creo que hoy Milei tiene dos grandes desafíos. El primero planteado por el propio presidente es esta segunda etapa, con la expectativa de empezar a lograr los cambios que el Gobierno siempre esperó poder realizar. Pero el problema es que, en el marco de esa expectativa, ya no puede apostar al speech de decir que la política no lo deja hacer. Entonces, ese reto es cómo va a lograr él ahora mantener esa expectativa pero teniendo las herramientas para poder lograr los cambios necesarios que él considera. El segundo enfoque es que la ley tiene connotaciones negativas. Por ejemplo, que 800.000 trabajadores ahora van a pagar ganancias o que se empiece a implementar el tema de la flexibilización laboral; un montón de cuestiones. ¿Cómo va a hacer para que no le ganen la agenda, o sea, que su imagen no caiga, sino que suba? Me parece que ese es el gran desafío.
Si Milei transforma todo lo que él considera necesario en un aspecto positivo para seguir posicionando su imagen, es decir, seguir logrando este consenso que tiene hasta el momento (por lo menos el 55% de los electores), conseguirá una oportunidad y encima tendrá las herramientas para poder ejecutarlo.
En contraste, si por otro lado el núcleo duro opositor copa la agenda y el desgaste del presidente que venía a sacar impuestos, ahora pone nuevos impuestos (o trae impuestos que se habían sacado), me parece que puede ser contraproducente. Por eso hay que ver, hay que ver cómo evoluciona. Nosotros lo vamos a evaluar seguramente la tercera semana de julio, como todos los meses a nivel nacional.
¿Influye en esto la paciencia que pueda tener se propio electorado?
– Nosotros tenemos identificado un 30% del electorado que, si lo tiene que esperar los cuatro años, lo va a hacer. Eso es bastante transparente. El núcleo duro de Milei, que lo conoce, que lo considera el gran actor disruptivo y que piensa que todo lo que hace es en pos de mejorar. Por eso le tiene mucha paciencia. Después hay un núcleo duro que no tiene ningún tipo de paciencia, que es el núcleo anti-Milei (lo está constituyendo una base del kirchnerismo y de la izquierda), para el que todo lo que hace Milei es malo. Estamos hablando otro 30% de la ciudadanía. Y finalmente hay un votante que lo acompañó a Milei en el ballotage, pero que no tiene la misma paciencia que el núcleo duro. Es ahí donde tenemos que ver la evolución. Porque si ese votante le empieza a soltar la mano con algunos disparadores como el ‘son todos iguales’ o ‘la verdad que yo me decepcionó’, yo creo que podría empezar a estar en una situación complicada. Si eso sucediera, se empezaría a gestar un desgaste, algo que es muy difícil para los gobiernos que no tienen estructura, que no tienen solvencia política para poder sobrellevarlo.
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¿Está Milei en una disyuntiva en ese sentido? Porque, por un lado tiene que alimentar esa paciencia y mostrar una “luz al final del túnel”; pero, por otro lado, si pone plazos concretos podría ocurrirle lo mismo que a Macri con los “brotes verdes” y el “segundo semestre”.
– Te voy a ser franco. Yo veo a Milei apostando demasiado a su núcleo duro, a los jóvenes; y le suelta la mano a quien no lo votó, o a quien lo votó por descarte. Y eso se empieza a ver al analizar las franjas etarias: el votante de las franjas más altas, de más de 56 años, un votante que podríamos decir que es del nicho de Patricia Bullrich, no se va a sentir cómodo con algunos planteos que el presidente hace respecto a los jubilados. En verdad, los jubilados nunca estuvieron ‘bien’; a lo sumo pudieron estar un poco mal o muy mal, pero nunca les fue estrepitosamente bien con ningún gobierno. Pero si este nuevo presidente les había generado una expectativa -por algo lo votaron en el ballotage- y no les cumple, le van a soltar la mano rápido y eso me parece que puede ser contraproducente, porque las legislativas son el año que viene. Milei tiene mucho para ganar y poco para perder, muy pocas cosas en juego, muy pocas bancas.
¿Lo favorece no tener una oposición clara?
– Sin duda, todo esto ocurre con una oposición que está totalmente rota. Hay diferentes tribus: el kirchnerismo, el peronismo no kirchnerista, el peronismo bonaerense, que está con el kirchnerismo pero no está con Cristina, es medio raro todo. Y ni hablar los radicales por un lado, el PRO por el otro. Entonces, si asegura su 30% podría tener un triunfo. Pero eso no dejará de marcar un antecedente, porque ya vimos lo que le sucedió al Frente de Todos cuando perdió en la Provincia de Buenos Aires y cómo eso terminó decantando en las últimas elecciones, con el factor kirchnerismo, el masismo, el albertismo. Movilizaron, de algún modo, un gran voto en contra.
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¿Sigue vigente el rechazo al kirchnerismo que motorizó el 56% de Milei en la segunda vuelta?
– El rechazo al kirchnerismo está totalmente vigente. Es la matriz, justamente, de la confianza y de la esperanza en la figura de Milei. Pasaron solo seis meses…, el recuerdo está fresco. Por eso, para un gran sector del electorado es infinitamente mejor a la vuelta del kirchnerismo. Es por eso que decía que todo es cuestión de tiempo; hay que evaluar si se ve un resultado positivo o si se ve un desgaste y se empieza con una sensación de apatía, de decir que son todos lo mismo. Y esto sabemos cómo termina, porque le pasó a Macri en 2019. El resultado real de la base electoral de Macri fueron los 32 puntos de las PASO; eso es lo que obtuvo sin el tercio pendular que mencionaba. Y también le pasó a Massa, con sus 36 puntos: con todo el aparato, con todos los recursos, con intendentes, con todos los sectores, fueron 36 puntos. Después en los ballotages… tenés que elegir entre Drácula y Frankenstein.
¿Cómo va a ser de ahora en más la relación con la política? Porque, en esta primera experiencia con la Ley Bases Milei terminó negociando para conseguir algún tipo de resultado, y ahora dice que impulsará un nuevo paquete de reformas. ¿Qué hará?
– Yo creo que va a seguir con el mismo eje. Va a haber diálogo y consensos con todos los sectores, van a tener que ceder y conversar con todos los sectores. No se puede imponer nada. Milei tardó seis meses en darse cuenta, y creo que pudo capitalizarlo al final. Ya venía impulsando el DNU, pero me parece que esto tuvo mucha más dificultad y le permitió entender cómo funciona la praxis política.
¿Pero apelará a la política desde el principio? ¿O nuevamente puede presentar un gran número de medidas para terminar negociando algunas? De algún modo, es lo que parece haberle funcionado.
– Es una estrategia presentar 15 proyectos para que queden 5, cuando a lo mejor él lo que necesitaba eran esos 5. Milei es un ‘imponderante’, no sabes para dónde va a salir, y creo que eso es lo que le llevó a la presidencia, su carácter disruptivo. Pero sí me parece que ha aprendido, que Franco le ha enseñado cómo funcionan ciertas cuestiones. Así pudo lograr una transversalidad que de otro modo no tendría. La política se dio cuenta de que hay una cuota de confianza para con él, que un segmento del electorado lo eligió por sobre la política como una crítica; fue un voto contra de la política. Pero él se está manejando ahora con muchísimo pragmatismo para asegurar su gobernabilidad. Milei aprendió que no va a imponer nada, porque no le sirve; y, si impone algo, es porque claramente no quiere que salga.