Tras haber asumido como presidente, Javier Milei no efectuó su discurso, como es tradición, ante la Asamblea Legislativa nacional, sino ante el público presente en la Plaza de los Dos Congresos, en las escalinatas del Congreso, y al aire libre, como es costumbre en los EEUU.
Tal como se esperaba, Milei no fue extenso pero sí contundente a la hora de describir la herencia económica y social que recibe para su mandato 2023-2027. Y no dudó en anunciar: “Al principio la situación empeorará, pero habremos creado las bases para crecer en el tiempo”.
En efecto, el mandatario ratificó que habrá un ajuste dramático y de shock. “No hay solución alternativa al ajuste”, y agregó: “No nos han dejado otro camino”.
“UNA NUEVA ERA”
Su discurso comenzó enfatizando el apoyo popular que ha logrado en el ballotage del 19 de noviembre. “Hoy comienza una nueva era en la Argentina. Hoy damos por terminada una era de decadencia. Los argentinos, de manera contundente, han expresado una voluntad de cambio que ya no tiene retorno, hoy enterramos décadas de fracaso”, subrayó, y añadió: “Hoy comienza una era de crecimiento de paz y progreso”.
Luego de eso, retrocedió en la historia nacional y destacó a los hombres que en 1816 lograron la Independencia argentina; y a los que el 1853 dieron vida a nuestra primera Constitución, basándose en los principios liberales de la llamada “Generación del 37”. En ese tramo citó un fragmento del Preámbulo de la Constitución, algo que sonó como un gesto para el radicalismo (vale recordar que el Preámbulo era un sello del expresidente Raúl Alfonsín, a quien Milei ha criticado sin tapujos y de manera violenta durante toda su campaña, algo que lo alejó del radicalismo).
Esta retrospectiva fue utilizada por el presidente para señalar que a partir de esas ideas liberales plasmadas en la Carta Magna Argentina “logró transformarse en la primera potencia mundial” y en “Faro de Occidente”.
A partir de allí, aseguró, la dirigencia argentina “empobreció” a los argentinos a partir de abrazar “las ideas del colectivismo”. “Los políticos lo único que han hecho es generar más pobreza. Este modelo cree que los ciudadanos estamos para servir a los políticos; y no que los políticos deben servir a los ciudadanos”, y sentenció: “Ese modelo ha fracasado”.
De hecho, comparó su triunfo en la segunda vuelta con la Caída del Muro de Berlín.
LA HERENCIA
“Mucho se ha hablado de la herencia que vamos a recibir”, comenzó est tramo de discurso, y luego hizo un crudísimo diagnóstico en términos económicos y sociales. “Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que recibimos nosotros”.
Por empezar, aseguró que recibe de manos “del kirchnerismo” un déficit equivalente al 17% del PBI, de los cuales 15 puntos corresponde al déficit consolidado entre el tesoro Nacional y el Banco Central.
En ese sentido, prometió: “Vamos a hacer un ajuste fiscal en el sector público nacional por 5 puntos del PBI; el ajuste caerá sobfre el sector público y no sobre el sector privado”.
Además de esto, anunció que será necesario “limpiar” la bola de Leliq poniendo fin a la emisión monetaria, “la única causa de la inflación empírica y valida en términos teóricos”.
De todos modos, advirtió, aunque se haga todo este esfuerzo, “seguiremos pagando los costos del desmadre del gobierno saliente”, que “emitió por 20 puntos por encima del PBI”.
Respecto al cepo cambiario heredado, sostuvo que genera dos problemas graves: más allá de ser “una pesadilla social y productiva”, además genera dinero sobrante que va a generar más inflación. “El sobrante es el doble del que había en la previa del Rodrigazo”, sostuvo, y agregó que los pasivos no remunerados (como las Leliq) podrían generar “una inflación del 15.000%”.
Asimismo, recordó que la pobreza trepa a casi el 45% y que la indigencia llega casi al 10%, lo cual podría duplicarse si se consolidaran las proyecciones que hablan de un 52% mensual. Pese a ello,. Prometió “luchar con uñas y dientes para erradicar la inflación” y “evitar esa catástrofe”.
A todo esto se suma también la enorme deuda, que se agrava porque Argentina tiene los mercados de crédito cerrados por su alto riesgo país y los acuerdos con el FMI caídos por los incumplimientos de Sergio Massa durante su campaña.
“La economía no crece desde 2011”, indicó, y agregó: “El empleo formal está estancado, y es superado en un 33% por el informal”. Por lo tanto, sostuvo, el salario se viene desplomando sostenidamente.
“Nos han arruinado la vida. Nos han hecho caer diez veces nuestro salario. No nos debería sorprender que el populismo nos deje 45% de pobres y 10% de indigentes”, resaltó.
En cambio, aseveró, si se hubieran continuado con las ideas liberales desde tiempos de la convertibilidad, “hoy los argentinos estarían ganando US$ 3.000”, cuando actualmente promedia los US$ 300.
Con este escenario crudo, Milei no dejó dudas: “No hay discusión entre shock y gradualismo”, y volvió a enfatizar: “No hay plata”.
De hecho, admitió que el ajuste “impactará de modo negativo en actividad, salarios y precios”. “Habrá estanfalción, es cierto, pero no será muy distinto de lo que viene ocurriendo en los últimos 12 años, en los cuales el PBI cayó 12%, mientras que se acumuló un 5.000% de inflación. Hace más de una década que vivimos en estanflación. Será el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina”, afirmó.
Aunque el escenario descripto en este tramo es catastrófico, Milei trató de morigerarlo brindando algo de esperanza: “Nuestra situación comenzará a mejorar, habrá luz al final del camino”, dijo en una expresión similar a aquella “luz al final del tpunel” de la que se hablaba durante el gobierno de Mauricio Macri.
Pero Milei aseguró que el “otro camino”, al que describió como “sensiblero” es el del “populismo”, basado en la emisión. Y aseveró que esa senda llevaría a la hiperhinflación y a una situación “comparable con la Venezuela de Chávez y Maduro”.
Milei prometió entonces un “ajuste ordenado, que caiga con toda su fuerza sobre el Estado y no sobre el sector privado”. Citó en ese tramo a Julio Argentino Roca, en una conocida frase en la que asegura que nada grande se puede construir sin esfuerzo y sufrimiento.
Sin embargo, Milei agregó que la herencia “nefasta” no es solamente económica. “Ese nivel de deterioro lo vemos en todas las esferas de nuestras vidas”.
En materia de seguridad, aseguró que se vive “un baño de sangre”, con el narcotráfico apoderándose de las calles y hasta de ciudades como Rosario y sentenció: “Se acabó el ‘siga, siga’ para los delincuentes”.
Por otra parte, sostuvo que “el tejido social está completamente roto”, ya que la mitad de los argentinos son pobres y “hay 6 millones de chicos que esta noche se van a ir a dormir con hambre”. “Los planes contra la pobreza generan más pobreza. La única manera de salir es con más libertad”, planteó.
En términos educativos, subrayó que el 16% de los chicos no terminan su escuela en tiempo y forma; en salud, que el sistema está “completamente colapsado” ( allí también culpó al peronismo por la muerte de 100.000 de los 130.000 muertos durante la pandemia); y en infraestructura, que solo el 16% de las rutas del país están asfaltadas, y que el apenas el 11% está en condiciones”.
LA ESPERANZA Y “LAS FUERZAS DEL CIELO”
Finalmente, en la última etapa de su discurso, Javier Milei reiteró que los primeros meses de su gobierno no serán fáciles para los argentinos. “No tenemos alternativa ni tiempo. Necesitamos acción inmediata”, señaló.
“Nuestro compromiso con los argentinos es inalterable. Vamos a arreglar 100 años de despilfarro de la clase política, aun cuando al principio sea duro”, dijo, y añadió: “Al principio la situación empeorará, pero habremos creado las bases para crecer en el tiempo”.
Siguiendo esa línea entre el diagnóstico estremecedor y la esperanza en un porvenir, insistió: “Cien años de fracaso no se deshacen en un día, pero el cambio un día comienza; y hoy es ese día. Tenemos todo para ser el país que soñamos”.
Comienza la era Milei: interrogantes y preocupaciones del sector Pyme
Dicho esto, volvió a citar a Benegas Lynch y su ideario libertario, y pidió crear “un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, yen el que el que las hace las paga”.
Envió en ese sentido una dura advertencia a los movimientos sociales: “Un país en el que quien corta las calles no recibe la asistencia de la sociedad: el que corta no cobra. Un país dentro de la ley se pueda hacer todo; y fuera de la ley, nada. Un país que contiene a quienes necesitan, pero no se deja extorsionar”.
Finalmente, dejó abierta la puerta para desarrollar acuerdos políticos y, de algún modo, cerrar la grieta. “No venimos a perseguir a nadie, ni a saldar viejas vendettas; nuestro proyecto no es de poder, sino de país”, dijo, pero aseguró también que el límite es “la hipocresía” que quier interferir con los cambios, es decir, con quienes se opongan a sus medidas.
“A todos los que quieran sumarse, los recibimos con los brazos abiertos. No importa de donde vengan o que hayan hecho antes; lo que importa es hacia donde quieren ir. Sepan que se van a encontrar con un presidente de convicciones inamovibles para avanzar en los cambios que la Argentina necesita”, sostuvo.
Finalmente, una referencia bíblica que comienza a volverse recurrente en sus discursos: la alusión a “las fuerzas del cielo” y a la guerra de los Macabeos. “Hoy comienza una nueva era en Argentina. El desafío es titánico, pero la fortaleza de un pueblo se mude en como enfrenta los desafíos”, sostuvo, y recordó que hoy mismo el pueblo judío celebra Hanukkah. En ese sentido, recordó que hace dos años en una entrevista le señalaron que él y Villarruel no iban a poder hacer nada solos en Diputados, y que él respondió con una cita del libro de los Macabeos, en la que se dice que “una batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”.
Y, como es habitual, concluyó con su grito “¡Viva la libertad, carajo!”.