A las 11.30 de este miércoles, el presidente Alberto Fernández llegó al Congreso Nacional para el tradicional discurso de apertura de las sesiones ordinarias y fue recibido en la puerta por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esto marcó el rencuentro de los principales socios del Frente de Todos, que se encuentran distanciados políticamente y, de hecho, reconocen no hablarse desde hace largo tiempo, mientras sus militantes y dirigentes cruzan acusaciones cada vez más duras en el inicio del año electoral.
El primer encuentro en la puerta del congreso fue frío: apenas se miraron y se saludaron con un beso al pasar. Luego Cristina marcho hacia adentro del edificio mientras el mandatario saludaba a la comisión dispuesta para su recepción.
Antes de pasar al recinto, ambos, junto a la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, debieron firmar el libro de actas. Allí Cristina se mostró a disgusto por la ruptura del orden en que debían ponerse las firmas y luego posaron para una foto.
La vicepresidenta tomó del brazo al presidente y pareció decirle “vos ponete acá”, y colocó a Alberto a su derecha, mientras ella tomaba del brazo a Moreau, referente del espacio de Sergio Massa, y se alejaba del presidente.
Finalmente, entraron al recinto y Cristina abrió la sesión, dándole la palabra a Alberto Fernández, quien inició su discurso media hora antes de lo previsto.
Su discurso comenzó haciendo referencia al duro contexto internacional y a los 40 años de democracia en el país, pero luego reiteró su repudio al atentado contra Cristina Kirchner y volvió a pedir a la justicia celeridad en el proceso, la misma que demostraba al cerrar causas contra los presuntos participantes del famoso “viaje a Lago Escondido”, señaló. Las cámaras tomaron en primer plano a Cristina, que no hizo ningún gesto, y luego a los miembros de la Corte Suprema, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.