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El misterio del voto: en qué piensan los argentinos a la hora de elegir
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El misterio del voto: en qué piensan los argentinos a la hora de elegir

Por Gabriel Michi

Políticos y especialistas buscan conquistar voluntades e intentan desentrañar cómo elige la gente y cuáles son sus motivaciones a la hora de ir a las urnas. Contradicciones, impulsos o pertenencias se mezclan en medio de un clima de enorme escepticismo. La irrupción de Milei y el voto bronca. Qué dicen los sondeos y los especialistas. La mirada de la ciencia.

– ¿A quién va a votar señora? – preguntó el cronista
– A Milei –contestó la jubilada
– ¿Por qué?
– Porque me gusta.
– Pero, ¿usted está de acuerdo con la dolarización?
– No.
– ¿Y con demoler el Banco Central?
– No, tampoco.
– ¿Y que se pueda acceder libremente a las armas?
– No, para nada.
– ¿Y con la venta de órganos?
– Tampoco.
– ¿Y con la venta de niños?
– Noooo, ¡qué espanto!
– Y, entonces, ¿en qué está de acuerdo con Milei?
– No sé…

La entrevista en la calle de un cronista de televisión con una mujer adulta mayor sintetiza algo que está pasando y que se repite hasta el cansancio en un escenario plagado de una sensación de agobio, enojo y hartazgo. Donde los propios políticos bailan un baile con música que desconocen: qué piensa la opinión pública en clave electoral. Y donde los votantes muchas veces improvisan, de acuerdo a los impulsos que le llegan o le surgen.

Lo concreto es que el concierto ya está en marcha, en su etapa de ensayos, pero en marcha. Con más incertidumbres que certezas. Los candidatos quieren conquistar las voluntades de los votantes y recurren a todo lo que tienen a mano, a cualquier instrumento, a cualquier partitura. Pero no parece una tarea sencilla en medio de un escenario preelectoral donde lo único que abunda es el escepticismo y los oídos sordos. Y, en ese contexto, es donde las ciencias sociales y políticas se devanan los sesos para tratar de responder ciertas preguntas con respuestas confusas e indescifrables.

Preguntas que se podrían sintetizar en dos: ¿Qué votan los ciudadanos y por qué?  Pero cuando se empiezan a analizar los estudios de opinión pública las contradicciones emanan por doquier. Con inexplicables posturas o valores que chocan de plano con el candidato o el espacio al que se pretende votar. Y que desconciertan hasta a los más experimentados.

En este panorama hoy el voto opositor aparece como la opción mayoritaria en la Argentina. Y, dentro de esa tendencia se nota un corrimiento a las posturas de centroderecha, derecha o extrema derecha, con la figura de un personaje como Javier Milei creciendo y ubicándose en el medio de la escena con su espacio La Libertad Avanza. Ese péndulo político –que va y viene en cada época- y que hoy se ubica a la diestra del espectro ideológico, puede reflejarse en una investigación de la consultora Trespuntozero donde compara qué valores se votaban en 2015 y qué valores se votan hoy.

En aquel momento -aún con la derrota del kirchnerismo y el triunfo de Juntos Por el Cambio- el 75% de la población sostenía, por ejemplo, que la Asignación Universal por Hijo (AUH) debería continuar, mientras que un 24% decía que no; Ocho años después, la situación es otra: hoy el apoyo a esa política –que ayudó a millones de familias y evitó una crisis social mayor- cayó a un 59% y hay un 35% de personas que dice que la AUH debería desaparecer. Ese tipo de posturas se repiten en casi todos los aspectos de la vida política y se refleja también en la intención de votos hacia los candidatos.

GIRO A LA DERECHA Y CONTRADICCIONES
En ese escenario de inclinación hacia la derecha, una encuesta realizada por Zuban Córdoba en abril pasado muestra algunos puntos contradictorios. Por ejemplo, ante la pregunta de si los entrevistados tenían que elegir entre una mayor “igualdad social” o una mayor “libertad individual” –uno de los estandartes de los denominados libertarios-, dos de cada tres (66%) eligieron la primera contra el 28,5% que optó por la segunda.

Pero quizás el dato que más sorprenda es que no sólo el votante del Frente de Todos (85%), de Juntos Por el Cambio (56%), del Frente de Izquierda de los Trabajadores (81%) y del peronismo no kirchnerista (75%) se volcaron hacia la “igualdad social” sino que incluso que la mayoría de los seguidores del libertario Milei priorizó ese valor por sobre el de la “libertad individual”: fue un 50% contra un 44%.

En el sondeo de Zuban Córdoba también sorprende que, pese al “clima” de época, la mayoría de los consultados se manifiesten a favor de determinadas políticas y en contra de otras más afines a esa nueva realidad. Por ejemplo, el 68% de los encuestados se opone a la posibilidad de privatizar nuevamente YPF (contra un 24% que sí estaría de acuerdo). Y en ese marco, quizás el dato más disruptivo es que tanto un 58% de votantes de JxC como el 55% de los que apoyan a LLA rechazan la privatización de la petrolera estatal, algo que los líderes de esos espacios políticos militan abiertamente.

Lo mismo ocurre con Aerolíneas Argentinas: en toda la sociedad el 66% se muestra en contra de su privatización contra un 25% que la avala. Y de vuelta, el 53% de los seguidores de JxC y el 51% del que elige a LLA se enrolan entre quienes piensan que la aerolínea de bandera debe seguir en manos del Estado, mal que les pese a los referentes políticos de esos espacios.

Lo que sí es muy claro es que la enorme mayoría de la sociedad rechaza las propuestas más provocativas de Javier Milei, el único candidato que paradójicamente crece en las encuestas: el 77% está en contra de legalizar las armas, el 61% se opone a dolarizar la economía y el 84% rechaza privatizar la educación pública. Resulta particularmente llamativo que esas posiciones también son cuestionadas por la mayoría de los que van a votar al líder libertario: el 65% de ellos le dice que “no” a la legalización de las armas y el 75% está contra de la privatización del acceso a las aulas. Donde sí cosecha apoyo mayoritario entre sus seguidores es en la dolarización de la economía: 2 de cada 3 de los votantes libertarios la avalan.

MAYORÍA OPOSITORA

Según la encuesta de Zuban Córdoba antes mencionada, el 62% ya definió su voto por algún candidato de la oposición. Pese a que Milei tiene apenas un 33% de imagen positiva y un 53% de negativa en la población general, en ese 15 o 20% de personas que lo votará aseguran que lo harán porque están enojados con la política. El denominado “voto bronca” en todo su esplendor.

Otro sondeo de Management & Fit (realizado entre el 28 de abril y el 17 de mayo, con 2200 en todo el país) muestra la caída impresionante de la imagen del gobierno: apenas el 17,8% aprueba su gestión, mientras que la de Axel Kicillof en la Provincia se ubica en el 31% y la de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad con el 50%. Todos los referentes políticos tienen una mayor imagen negativa que positiva, pero es Alberto Fernández el que peor saldo recoge: -56,1 puntos. Dentro del escaso porcentaje que aprueba al gobierno hay más mujeres, mayores de 40 años y con nivel educativo bajo. Y los que más lo rechazan son hombres, menores de 40 y y de nivel educativo medio.

A la hora de elegir por espacios políticos los encuestados por M&F optan en primer lugar por Juntos Por el Cambio (30,5%), seguido por el Frente de Todos (28,6%) y en tercer término aparece La Libertad Avanza (20,3%). En tanto el peronismo no kirchnerista se ubica cuarto (5,8%) y el Frente de Izquierda está quinto (2,1%). El 63% elige algún candidato opositor contra un 30% que optaría por un postulante del oficialismo, en un marco en el que 8 de cada 10 dice ya tener decidido su voto pese a la indefinición de algunos espacios.

Ahora, lo que llama la atención de las respuestas obtenidas por M&F es que si bien la situación económica es lo que más le complica la vida cotidiana de la gente, el 37,7% de los consultados asegura que estaría de acuerdo con una quita de los subsidios y que, en virtud de ello, las tarifas aumenten. Ahora bien, si se tiene en cuenta que más de la mitad de los votantes aseguran que apoyarán a espacios como JxC o LAA (ambos que proponen la eliminación de subsidios), resulta contradictorio también que el 57,7% rechazan que eso ocurra.

Por su parte, en un estudio realizado por el Centro de Estudios de la  Opinión Pública (CEOP), cuando se le preguntó a los encuestados sobre si el Estado debía mantener su presencia o reducirse, el resultado fue muy parejo: 45,8% a 44,6%, respectivamente, con claras diferencias entre el votante del FdT y los que eligen a JXC y a LLA.

Ahora bien, cuando se instala la disyuntiva entre mantener un sistema de jubilación en manos del Estado o ir a uno privado (como fueron las AFJP en los años ’90), el 64% se inclina por la primera opción mientras que sólo el 18% opta por la segunda. La jubilación estatal no sólo obtiene el 90% del apoyo de los votantes del FdT, sino también que es la opción más elegida por los seguidores de JxC (47% contra 38%). Los que sí se inclinan en una mayor proporción por el sistema privado son los partidarios de Milei con un 40% de apoyos, aunque hay un 30% de esos votantes que no supo responder a esa pregunta de CEOP.

QUÉ PASA CON LA CLASE MEDIA

La consultora Trespuntozero, junto con el Grupo de Opinión Pública (GOP), realizó una serie de focus groups durante mayo de 2023 en los que entrevistaron exhaustivamente a distintos grupos de votantes “blandos” del Frente de Todos, de Juntos Por el Cambio y La Libertad Avanza. Y donde también estratificaron de acuerdo a si se trataban de personas de clase media.

En el trabajo hicieron foco en las propuestas de Javier Milei. Y allí surgió que el 61% del total de consultados estaría de acuerdo con la eliminación del Ministerio de la Mujer. Sin embargo, en el resto de los ítems “libertarios” la mayoría de la sociedad se mostró en contra ya sea en la eliminación de las empresas públicas (50,7%) o del Banco Central (52,7%) y hubo una gran paridad en la quita o no de los  subsidios a las tarifas públicas, una de las banderas del liberalismo económico y de los libertarios. Esos guarismos se extienden en toda la sociedad pero particularmente se dan en la clase media.

Otras propuestas polémicas enarboladas por Milei recogen más opiniones adversas: el 67,7% rechaza la portación de armas, el 66,1% reniega de la eliminación de la obra pública; el 85,9% se enfrenta con la idea del final de la obligatoriedad de la educación primaria y secundaria; el 86,1% descalifica la libre venta de órganos y un contundente 91,8% rechaza la venta de bebés.

Llama la atención en la investigación de esta consultora que sectores que apoyan al gobierno nacional estén de acuerdo con algunas de las ideas del líder libertario: por ejemplo, un 36% de los votantes de Alberto Fernández apoya la eliminación del Ministerio de la Mujer, algo que impulsó el actual presidente. Uno de cada 4 votantes del FdT estaría de acuerdo con la eliminación de las empresas públicas; el 27% de ese sector apoya, a su vez, la dolarización de la economía, así como el 25% aprueba la eliminación del Banco Central; además el 24% de este sector está de acuerdo con la liberalización de la venta de armas, el 12% con la eliminación de la obligatoriedad de la educación y otro 12% con la supresión de la obra pública. Aunque no sea una opinión mayoritaria de ese sector político, que haya un porcentaje de sus votantes que sí lo avalan no deja de sorprender. Obviamente el apoyo de los seguidores de Juntos Por el Cambio a esas consignas es mucho más cercano a los guarismos de los libertarios.

Fotos: NA

Según la investigación de Trespuntozero, ninguna de las ideas fuerza que el referente libertario propugna que gocen de un apoyo mayoritario de la sociedad en su conjunto, ni siquiera de quienes lo elegirían como su presidente. La que más rechazo genera es la de la venta de bebés, algo considerado “disparatado” hasta por los propios libertarios. Pese a eso, es el candidato mejor posicionado individualmente con vista a las elecciones.

En el análisis de los resultados, la consultora Trespuntozero señala: “Los votantes de JXC, LLA y una parte de los jóvenes FDT, consideran que hay ideas de Milei, que más allá de ser buenas o malas, son debatibles y bien recibidas. Hay otras ideas que resultan delirantes e inaplicables. La mayoría de estas ideas fueron escuchadas y comentadas en los círculos de amigos y conocidos de los participantes”.

EL VOTO JOVEN

Otro trabajo de investigación realizado por la consultora Mucho en Común sobre un universo juvenil señala que en ese sector etario (de 18 a 35 años) la principal preocupación es la inflación (35%), seguida por la pobreza (14%) y la corrupción (12%). Ese diagnóstico se repite sin importar franjas de edades, género o nivel de estudios. Frente al cuadro de situación actual los encuestados sienten incertidumbre (36%), desilusión (23%) y bronca o enojo (21%). Quizás allí haya que buscar las razones del apoyo de tantos jóvenes a una figura disruptiva y provocadora como la de Javier Milei.

Solano junto a Vilma Ripoll. Foto: Partido Obrero

Lo que quizás resulte más alarmante es que un 68% de los jóvenes –que representan cuatro de cada 10 votantes- haya manifestado estar muy o algo insatisfecho con el funcionamiento de la democracia. Aunque en otra pregunta el 67% haya señalado que “la democracia es preferible a cualquier otro sistema de gobierno”.

A la hora de definir su voto, en este sector etario hay un 33% de indecisos, seguidos por un 25% que apoya a los libertarios (con preponderancia en los menores de 25 años), un 19% que no acompaña a ningún candidato, un 10% al FDT, un 10% a JxC y un 2% al FIT. Lo llamativo es que cuando se les pregunta dentro de qué espectro ideológico se ubican, los jóvenes mayoritariamente se definen de centro (55%) y sólo el 10% se ubican a la extrema derecha.

Aún así, el 47% asegura no tener preferencias políticas; un 21% apoya a los libertarios; un 9% acompaña al peronismo; un 7% al kirchnerismo; un 6% a la UCR; un 5% al PRO y un 3% a la izquierda. Eso choca con uno de las banderas que el kirchnerismo ostentó por muchos años que era su enorme representación entre los más jóvenes.

Kicillof, Máximo, Wado De Pedro y Massa, al lado de Cristina (Foto: NA)

En el sondeo de Mucho en Común, se les preguntó a los sub 35 sobre ciertos conceptos o valores. Y allí surgió que se muestran mayoritariamente a favor de reducir la presión impositiva (68%); el 70% está de acuerdo con la implementación de planes sociales, pero acotados en el tiempo; el 79% está de acuerdo con que las personas del mismo sexo puedan adoptar; el 85% cree que es necesario que el Estado realice controles más estrictos para proteger el medio ambiente; y el 65% considera que no debería estar permitido que los ciudadanos puedan portar armas libremente. Es decir, una postura mayoritariamente contraria a los postulados de Milei, que es sin embargo el que mejor mide entre los jóvenes.

LA MIRADA DE LOS ESPECIALISTAS

Según Sergio Berenztein, titular de IPS Latinoamérica, “no se puede generalizar en lo que se llama el voto de la gente”. Y explica: “los estudios sobre el voto reconocen que hay una combinación de factores emocionales y racionales. Entre los primeros, por supuesto, hay muchas cuestiones que tienen que ver en distintos países con cuestiones étnicas, religiosas (no es nuestro caso), o con polarizaciones o grietas, como también otros elementos emocionales vinculados con estados de ánimo de la sociedad, tristeza, alegría, bronca, insatisfacción, ira, etcétera”.

En cuanto a lo racional, según Berenztein, aparecen muchos elementos que son materiales y otros que no, “que tienen que ver con la economía, con la inseguridad o con realidades subnacionales o locales, que influyen en ecuaciones que son multicausales”. Por eso, “en el voto no hay una sola causa”. Puede haber cuestiones predominantes como la economía pero “nunca es monocausal”.

Con respecto a las contradicciones que surgen entre lo que la gente piensa y lo que termina votando, Berenztein señala que “el voto como expresión es demasiado insuficiente para canalizar las demandas de la sociedad, o las preferencias, o los pensamientos, o las opiniones”. Frente a eso “es difícil buscar una coherencia porque depende de muchas cosas y de cuáles son las variables que uno pondere más”. Y lo ejemplifica: “Muchas veces se cree que los pobres deberían votar a un Partido Socialista y después -como pasó con Margaret Thatcher o con Carlos Menem- los pobres votaron a alguien que les estabilizó la economía y les aumentó el ingreso real. Entonces, ¿eso es coherente? Bueno, en algún sentido sí, por más que después proponían la flexibilización laboral. Hay una cantidad de matices donde la palabra ‘coherencia’ no permite comprender la complejidad del fenómeno”.

Para Berenztein es “demasiado prematuro para tomar en serio los sondeos porque se compara a Milei con dos coaliciones que no tienen candidatos definidos (FdT) y otro que tiene demasiados (JxC). Se compara dos marcas, una desgastada, otra más o menos, con un candidato “nuevo”. Cuando tengamos candidatos definidos, después de las PASO, ahí sí vamos a poder medir claramente”. El politólogo agrega con respecto al componente emocional del sufragio que muchas veces se traduce en el “voto bronca” o “voto castigo”.

Por su parte, Mariel Fornoni, titular de Management & Fit, explica que muchas veces las personas señalan que van a mirar determinadas cosas pero después terminan decidiendo su voto por motivos totalmente diferentes. “Cuando predominó la grieta era para que no ganara el otro independientemente de quién fuera. Esto de que aparezca Milei en el medio rompe el tema de la grieta. El voto a Milei no tiene que ver con que no gane Cristina o Macri; la gente está harta -sobre todo los jóvenes que son sus principales votantes- de un contexto en el que les va de mal en peor. Por eso eligen otro candidato que sólo tiene carisma y un discurso contra la política, contra la dirigencia y contra todo lo que la gente siente que es lo que le está haciendo mal a la Argentina. No tiene que ver con ideas liberales de ninguna manera”.

Fornoni remarca que es cierto que hay mucho votante libertario que “si vos le decís si cree que el Estado tiene que intervenir en el precio de los alimentos, de los medicamentos, de la educación y te dicen ‘sí, por supuesto’ y después le votan a Milei. Entonces me parece que tiene que ver más con un discurso anti-casta que con otras cuestiones”. Esa bronca también se conjuga con cierta desinformación y mala interpretación que queda expuesta en el tema de la “dolarización”: “Lo que la gente no entiende es si hay dolarización que por ahí cuando vaya a recibir el sueldo va a cobrar 20 dólares. Pero no va más allá de eso. Me parece que tiene que ver con un voto antisistema, un voto bronca, relacionado con un montón de cosas vinculadas mucho más con lo emocional que con lo racional”.

¿QUÉ DICE LA CIENCIA?
Desde el punto de vista científico, el prestigioso neuropsiquiatra Ignacio Brusco, decano de la Facultad de Medicina de la UBA y autor del libro “El cerebro político” (Ed. Salerno), le explicó a Newsweek Argentina: “¿qué es lo que define el voto? Es complejo definirlo pero hay tres grupos. Los que tienen una creencia por un sector y los que tienen creencia por otro sector, que son prácticamente infranqueables, y después el mayor porcentaje que tienen indecisión con su voto y que puede ser influido a mediano plazo o a corto plazo”.

Según Brusco, “el sistema de creencias no solamente está arraigado a cuestiones emocionales relacionadas con una idea, sino también con otras que tienen que ver con el cansancio, el hartazgo o identificaciones con el odio, alimentado por los medios de comunicación que están permanentemente agobiando a la gente sin reflexionarse sobre otros factores u otras variables”.

El especialista apunta que en el voto intervienen “lo emocional y lo racional». «La emoción impacta antes que la razón en el voto, fundamentalmente en los que tienen una razón en la creencia. Quizás los que menos son impactados por la emoción son aquellos votantes que están pensando el voto en medio de la indecisión y no lo definen abruptamente, sino que más a mediano plazo. En cambio lo que toman esas decisiones a corto plazo son claramente impactados por el factor emocional”. En ese sentido, el decano de Medicina sostiene que “Milei es un factor repetitivo que apela a un factor emocional que es la bronca y el odio generado fundamentalmente por algunas redes y medios en una instancia de dispersión cognitiva. Es como un holograma que no compone ningún espacio, excepto estar en los medios de comunicación de forma permanente”.

Foto: NA

Brusco está convencido que lo que empuja hacia Milei “es un fenómeno de adhesión emocional a otro factor que es el odio, que es instintivo y no apela a la razón. Y eso hace que la persona confunda. Y a partir de este fenómeno de dispersión cognitiva, de repetición permanente de información, genera un sesgo. El discurso claramente está direccionado a odiar a los políticos, a pesar de que esta persona también hace política”.

Así, entre lo racional y lo emocional. Entre el cerebro y el corazón. Deambulando entre valores progresistas, conservadores y reaccionarios. Y, después, votando en ese sentido o en sentido contrario, la sociedad transita hacia las urnas. Con pocas certezas y muchas incertidumbres. Con coherencias y contradicciones. Mientras la política, con sus protagonistas y sus intérpretes, se pregunta ¿cómo vota la gente y por qué? El enigma más misterioso de la democracia moderna.

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