En medio de la crisis económica, inflación, disparada del dólar, acusación del Gobierno a la oposición y la respuesta de los dirigentes de Juntos por el Cambio, la Iglesia emitió su opinión mediante un duro comunicado.
En el desarrollo de la 122° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, la celebración de la Eucaristía encabezada por su presidente, monseñor Oscar Ojea, afirmó: «Vivimos una cultura en la que todos gritan y nadie escucha».
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«Creer en último término es una mirada que nace de una escucha, por eso la escucha es más importante que la mirada», destacó y explicó: «El acto de ver resulta más impositivo. Por la mirada tendemos a poseer el mundo y a dominarlo, definimos y ponemos etiquetas a la realidad con una mirada sesgada. La escucha en cambio, que muchas veces se hace llamada, nos asalta y nos sorprende». En ese sentido, remarcó que «estamos indefensos ante su llegada».
«Esta escucha para ser efectiva debe hacerse desde abajo; con la humildad de quien reconoce en el otro alguien de quien se puede aprender, alguien digno de ser escuchado; desde cerca; haciéndonos vulnerables por la proximidad a lo que el otro nos quiere comunicar» y agregó: «Desde dentro; ya que la verdadera sede de la escucha es el corazón». «Como decía San Agustín, no tengan el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón», recordó.
«Hablamos de una escucha incondicional que, si ofrece algún privilegio, es para aquellos y aquellas a quienes nadie escucha», sostuvo y remarcó: «Justamente son aquellos a los que Jesús quiere que escuchemos mejor».
Ojea hizo hincapié en las palabras del Papa Francisco quien «pone en práctica estas actitudes en su diálogo con los jóvenes en el documental ‘Amen, Francisco responde'», indicó y destacó que allí puede vérselo «entrar en la conversación en la que chicos y chicas ya están compartiendo, el Papa se integra como uno más en la charla».
«Francisco participa de él con un estilo humilde, que lo hace cercano, sabiendo que vivimos una cultura en la que todos gritan y nadie escucha«, enfatizó y recalcó: «El Papa los escucha«. «Esta es una actitud profética, no demagógica», marcó porque «llega y se sienta a escuchar. No va a bajar línea, se integra en la conversación y escucha largamente«.
En esa línea, resaltó: «El Papa se preocupa por empatizar con el interlocutor, comienza valorando en ellos lo que puede valorar y luego expresa serenamente el pensamiento de la Iglesia sin imposiciones» y detalló: «Se coloca en su diálogo con los jóvenes en una simetría moral que él establece con ellos, de ser humano a ser humano. Es el hacerse cargo de las situaciones, su autenticidad lo que le da verdadera autoridad«.
Para concluir, aseguró: «Este modo de evangelizar fundado en la escucha requiere de un silencio previo en nuestro interior que nos permita percibir la voz del Espíritu. Hablamos de una escucha incondicional que, si ofrece algún privilegio, es para aquellos y aquellas a quienes nadie escucha. Justamente son aquellos a los que Jesús quiere que escuchemos mejor».
