Graciela Fernández Meijide conversó esta mañana con Antonio Fernández Llorente en La 990 acerca de la posibilidad de poner en marcha al Ejército en las calles de Rosario y dejó en claro sus dudas sobre esa decisión.
Además, fue muy contundente al referirse a la situación política de Cristina Kirchner y dejó en claro su postura sobre la supuesta proscripción de la vicepresidenta y el operativo clamor para que la dirigente sea candidata en las elecciones 2023.
Respecto a la situación de la vicepresidenta, Fernández Meijide fue clara y sostuvo: «Cristina no está proscripta».
«Cualquiera que esté en las condiciones legales de Cristina acusada y condenada en primera instancia donde le falta todavía Casación y eventualmente, después la Corte Suprema lo cual llevaría años, por lo que cualquiera que esté en esas condiciones puede presentarse», detalló y por lo tanto, sin guardarse nada, afirmó que lo de la proscripción «es un verso».
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En esa línea, marcó: «Cristina se colocó solita en un gran problema: en un brete» y especificó: «Al decir yo no voy a presentarme a ninguna candidatura para no resguardarme en los fueros y así diferenciarse de (Carlos Menem), hizo que el kirchnerismo se quedara sin candidato» porque «no han creado una figura capaz de reemplazarla.
Y es la única que, aunque ha mermado mucho en su intención de votos, tiene un paquete de votos».
Por lo tanto, sostuvo que «la forma de salir de ese encierro es con un operativo clamor, pero esa consigna: ‘Luche y vuelve’ fue cuando Perón estaba en España, pero ella ¿de dónde vuelve?». En consecuencia, concluyó: «‘Luche y vuelve’ es algo muy antiguo, muy vacío de contenido y que denuncia algo que no existe, la proscripción».
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El EJÉRCITO EN ROSARIO: «TENGO MUCHO MIEDO QUE PASE A SER PARTE DEL PROBLEMA»
Al ser consultada sobre la idea de llevar el Ejército desarmado a Rosario, indicó: «Tengo mis dudas de que sirva para algo» y explicó: «cuando volvió la democracia, en el gobierno de Raúl Alfonsín, se estableció por ley que las Fuerzas Armadas no iban a actuar en conflictos internos y que estaban para custodiar las fronteras».
En ese punto, subrayó que «ya nos dimos cuenta, después de varios golpes de estado, el último con consecuencias nefastas como pocos, que termina aspirando al poder o si usan armas pueden usarlas arbitrariamente y con criterio de guerra» por lo que advirtió que «es muy peligroso».
Es por eso, que sobre la presencia del Ejército en Rosario, lo primero que se preguntó fue «‘¿Van a ir en carácter de qué?» y recordó que «ya están la policía federal, la provincial y Gendarmería, lo cual me parece lógico» al tiempo que recalcó que «en cuanto ingresan las Fuerzas Armadas, en este caso el Ejército sin armas, qué van a hacer».
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En esa línea hizo hincapié en lo siguiente: «¿Acaso los narcotraficantes se van a detener porque sean las Fuerzas Armadas si no les responden con la misma capacidad de fuego?» y alertó: «Me temo, ojalá no se así, que van a hacer más los problemas que las soluciones». En ese punto, insistió: «Yo tengo mucho miedo de que el Ejército pase a ser parte del problema».
Ante ese contexto, consideró que «lo primero que habría que desarmar, desde el punto de vista financiero, es la corrupción, el tema del enriquecimiento rápido» y precisó: «La compra en el servicio penitenciario donde les permiten tener teléfonos». Además, aseguró: «Nada de eso se puede hacer si no hay una mirada cómplice del gobierno nacional».
Es por eso, que aseveró que «en Rosario lo que hace falta es una combinación de esfuerzos que inevitablemente exige un acuerdo político: un compromiso explicito que estén dispuestos a cumplir en cuanto al combate del narcotráfico» y sentenció: «No hay posibilidad de meterse en serio si no hay un acuerdo político».