Hebe Casado sin dudas es una de las voces más fuertes del PRO en Mendoza. Es medica inmunóloga y exdiputada provincial. Actualmente es candidata a Vicegobernadora de la Provincia de Mendoza, acompañando a Alfredo Cornejo por Cambia Mendoza.
Usted es medica de profesión. ¿Cómo fueron y por qué sus primeros pasos en la política?
– Desde siempre he viajado a diferentes congresos, todos los años viajaba a Europa o Estados Unidos, por mi especialidad que es la inmunología. En el 2014 me tocó viajar a Boston en Norteamérica, y me encontré con un compañero de la facultad, con el que habíamos estudiado juntos. Él se había ido en el 2001 a vivir a allá e hizo la misma especialidad que yo. En una comida que me invito junto a su esposa, que es venezolana, tuvimos una charla que me hizo reflexionar mucho. Yo en ese momento no estaba vinculada en absoluto con la política, pero esa noche charlamos bastante acerca de cómo estaban Venezuela y Argentina. En un momento de charla, ella me dice, ustedes los argentinos no saben hacía dónde están yendo, ¿no? Porque los veo muy pasivos, muy tranquilos en todo sentido. Obviamente yo veía a Venezuela, todo lo terrible que pasaba, pero la verdad que no lo relacionaba con Argentina directamente. Entonces ella me dice, “yo todo lo que veo que sucede en Venezuela, al tiempo veo que Argentina va en ese camino”. Y ahí me cuentan que sus padres continuaban viviendo en Venezuela, y no los podían sacar de allí porque el gobierno lo impedía. Ellos eran empresarios, su empresa estaba cerrada y las cosas se habían desplomado. También que vivían en una casa en donde la mayor parte del día no había energía, entonces no podían mantener ni siquiera los medicamentos en la heladera, y ni hablar de lo complicado que era el tema alimentos. Mientras escuchaba todo se me empezaba a erizar la piel. Y por varios ejemplos que me iba nombrando, me hacía entender que Argentina podría correr con la misma suerte.
Volví a Mendoza, y me quedé preocupada y reflexionando. Empecé a prestar más atención en el tema y me dije «algo tengo que hacer», pero ¿qué puedo hacer? Tenía ideas políticas, y comencé a observar al PRO. Me sentía atraída e identificada por sus ideas y veía los resultados y los cambios que Mauricio Macri iba haciendo en CABA. Entonces decidí meterme en una plataforma que había de voluntarios del PRO.
Al poco tiempo me llamaron. Ahí me dicen que era una de las primeras que me inscribía con esa característica de teléfono, y se fueron contactando conmigo los que luego se sumaron en mi zona para poder fiscalizar. Entonces empezamos, primero un grupo de mujeres, luego se sumaron diferentes grupos y así fue el comienzo del PRO en San Rafael y yo quedé marcada como una de las pioneras.
¿Cómo se inició ese camino en la gestión pública?
– Cuando ganó Mauricio (Macri) en 2015 me ofrecieron colaborar en el PAMI. Yo no quería saber nada porque estaba con mi profesión a full. La verdad es que yo ya me daba por satisfecha con que haya un nuevo gobierno PRO, y no el anterior. Pero luego surgieron las elecciones intermedias de 2017, y me llamaron nuevamente haciendo referencia que les parecía interesante mi perfil, y me ofrecieron ser concejal. No estaba del todo convencida, pero entendía que podía seguir con mis actividades, viviendo en San Rafael. Cuando viene el cierre de las listas, me comunican que al final me pusieron de tercer lugar de diputada provincial. Mi sorpresa fue grande, me convencieron y me dijeron que de todas maneras era poco probable que entrara. Hicimos campaña, y por primera vez en la historia entró el tercer legislador. Me llamó Cornejo tipo 8 de la noche, felicitándome. Y ahí reorganicé mi vida y comencé a viajar dos veces por semana a Mendoza. Fueron años intensos como legisladora. Y cuando ingresé, como era la única médica que había en el frente de los legisladores, entré como como Presidente de la Comisión de Salud. Así que hubo varias leyes que pasaron por ahí y justo comenzó la pandemia. Entonces, por mi especialidad, también tenía mucho que ver. Pero yo no estaba de acuerdo con las medidas que se tomaron durante la pandemia, ni con la cuarentena, ni con nada de la forma que se hizo.
¿Cómo encontró la propuesta a vicegobernadora? ¿Qué injerencia tuvo el PRO Nacional?
– La verdad que todo un desafío, yo terminé el año pasado en la legislatura y estaba abocada puramente a la actividad privada, y claro que seguía colaborando con el equipo técnico de Patricia Bullrich, pero en realidad no tenía ningún cargo. Incluso me sentía lejos del partido provincial porque estaba totalmente discriminada por Omar de Marchi. Entonces teníamos un sector del PRO que se llama Propuesta Participativa, y que lo habíamos armado en casi todos los departamentos y con el que estábamos organizados para hacerle la interna a De Marchi, cuando no las diera y que la veníamos pidiendo desde el año pasado y no nos la dio jamás. Acudimos a la justicia, también al partido, y fue lo que en definitiva terminó haciendo que interviniera el PRO en Mendoza.
Mi posición como adversaria de De Marchi, y más allegada al sector bullrichista, hicieron que cuando se empezó a hablar de las fórmulas cruzadas tanto a nivel nacional y que podía darse a nivel provincial, fuera una opción.
Y una de las críticas que se le hacía al radicalismo era que no ampliaba el frente, entonces eso hizo que Cornejo abriera la posibilidad que el PRO propusiera a alguien en la vicegobernación, y me tocó a mí. Y lo que terminó prevaleciendo es que se armara la fórmula cruzada, también como un ejemplo para el resto del país, porque Mendoza siempre fue como punta de flecha para muchas cosas.
Siempre dice que si es vicegobernadora, va a ser la representante del sur de la provincia. ¿Cómo ve actualmente a San Rafael, y que debería cambiar?
– San Rafael hace 20 años que es gobernada por la misma familia, la familia Félix. Se han pasado entre los hermanos el poder de uno a otro y ahora vuelve otra vez al primero. Porque, justamente, dentro de esa institucionalidad que hablábamos, por ley se restringió la elección, la reelección de los intendentes, pueden ser intendentes dos periodos nada más y no pueden volver. Entonces ahora el intendente quiere arreglar con su hermano otra vez, como hacen habitualmente los feudos peronistas. Pero si uno observa cómo funcionan los municipios mendocinos que están gobernados por el Frente Cambia Mendoza, uno ve otra cosa, una institucionalidad, una transparencia, una forma de licitar las obras que es más correcta. Allá siempre las obras están licitadas hacia las mismas empresas, y estas pertenecen a gente muy cercana al gobierno. Y también hace 20 años que están los mismos por la distancia entre el norte y el sur, nosotros estamos a 240 kilómetros, y, como dice el dicho, Dios está en todas partes pero siempre lo encontramos en las capitales. Y la gente del sur se ve relegada o se ve distante al gobierno provincial, y el hecho de que yo sea San Rafael y me instale en San Rafael durante la vicegobernación creo que le va a dar cercanía al gobierno provincial. Y aparte es una promesa que vienen haciendo muchos gobernadores desde hace mucho, de diferentes partidos políticos, que iban a viajar una vez por mes, o de abrir oficinas de la provincia allá y la verdad es que siempre se incumplió por diferentes razones, entonces esta es como una promesa más real de cumplir.
Mi objetivo es que San Rafael vuelva a ser lo que supo ser en los años ochenta y noventa, que fue un polo de desarrollo muy importante para el país con un PBI cercano a la provincia de Misiones.
Mientras muchos municipios de Mendoza, crecen a pasos agigantados en turismo, San Rafael no crece a ese ritmo. Fuimos pioneros en enoturismo y hoy nos quedamos sin conectividad aérea, y los privados necesitan de mejores políticas para un mejor trabajo en conjunto con el objetivo del desarrollo turístico.
¿Cuál es la diferencia que usted distingue entre Cambia Mendoza y la Unión Mendocina?
– En el caso de Cambia Mendoza, es una unión que viene desde ya hace 8 años gobernando, y que tuvo un objetivo claro de gobierno y un objetivo programático similar dentro de los partidos que la integraban y que uno de los objetivos era obviamente derrocar al kirchnerismo, y que acá en Mendoza se logró bastante bien. También afianzar el orden, traer transparencia, institucionalidad al gobierno de Mendoza que venía muy devastado, después del desastre del gobierno kirchnerista de Paco Pérez. Y actualmente los mendocinos saben que ese es el camino correcto de gobernabilidad. Y la Unión mendocina se unió hace poco justamente para lograr objetivos de ciertas personas; no fue por un objetivo común, sino por objetivos personales de diferentes dirigentes, de Omar de Marchi por un lado, de Daniel Orozco y Jorge Dinozzo por el otro, uno que viene del PRO que decidió romper el PRO por su personalismo, otro que viene del radicalismo, que fue intendente y que también por su personalismo, estaba encaprichado con que su mujer, asuma la intendencia, y la verdad que eso institucionalmente no era lo correcto, y como no se lo permitieron, se salió para ir a este nuevo rejunte. Y no solo eso, sino que hay varios participantes que provienen del kirchnerismo, personas que han estado hasta hace un mes militando a Cristina. Entonces es difícil pensar que tienen un eje programático definido, sino que se han unido solamente para conseguir votos.
¿Cuál es su visión de Argentina actualmente, y que cambios cree que deberían ocurrir?
– Para mí Argentina es un país excepcional. Tenemos absolutamente de todo, somos un país rico en recursos, y el argentino en particular es resiliente a todas las crisis. La mayoría hemos vivido alguna crisis grande, o más de una. Entonces ya estamos acostumbrados a salir de las crisis. Sabemos cómo enfrentarlas, y cómo sobrevivir.
Si el país fuera ordenado y dejara a la gente trabajar tranquila, creo que la Argentina podría volver a ser lo que fue en el 1900, que es cuando vinieron nuestros abuelos a poblar el país, y que era el lugar en el mundo. Llegamos a ser potencia. Claro, fuimos primer mundo, y eso se ve en los edificios de la Ciudad de Buenos Aires, la arquitectura que hubo en ese momento, y tantas cosas, como el tendido del ferrocarril nacional, los puertos y es gran desarrollo hasta los años ’40 y ’50, cuando empezó el deslío de la Argentina.
Pero tenemos ese potencial para volver a surgir, es algo que tenemos que hacer. Y podemos surgir a través de nuestra actividad económica, porque donde estamos los argentinos brillamos, o sea, fuera del país también brillamos, nos hacemos ver y nos destacamos. Entonces tenemos esa resiliencia que nos permite diferenciarnos del resto, porque podemos generar muchas cosas, tenemos grandes capacidades. Y tenemos también un bagaje cultural que no lo tienen en otros países. Nuestras Universidades Públicas que hacen que cualquier argentino se pueda recibir, y después se tenga que ir del país para ejercer, eso es terrible. Si todos esos argentinos se pudieran quedar acá a trabajar, sería diferente. Entonces creo que tenemos una gran capacidad, pero es una capacidad que hay que dejarla fluir. Y es lo que no han permitido todos estos gobiernos populistas. Y en el 2015 empezamos a recuperar ese orgullo argentino. Y creo que en el 2019 hicimos como en el juego de la oca, un retroceso a punto de partida de vuelta y nos va a costar años otra vez volver a recuperar ese país que merecemos los argentinos de bien. Pero tenemos una chance. Por supuesto, tenemos que tomarla sí o sí, yo creo que es la última chance.
¿Cuáles serían las primeras leyes que tendrían en mente para implementar en caso de salir electos?
– Hay muchos objetivos, y se está trabajando con los equipos técnicos en eso, todavía no están exactamente definidos. Pero lo que se intenta siempre es seguir cuidando la institucionalidad, trayendo cambios que tengan que ver con disminuir el Estado y aumentar la actividad privada, aumentar las economías regionales de cada uno de los puntos de la provincia y diversificar también la matriz productiva.
Creo que la tecnología y la innovación va a ser uno de los proyectos que vamos a tratar de impulsar y de seguir potenciando. Y desde la salud también, intentar que a través de la telemedicina y a través de la digitalización podamos llegar a todos los mendocinos, porque tenemos lugares muy alejados, por ejemplo, los puntos de Malargüe que están a 400 kilómetros de la ciudad, entonces poder llegar con las diferentes especialidades a todos los mendocinos, y que sea más equitativo también la distribución de lo mismo.
Porque cuenta mucho que un profesional también se arraigue en lugares tan alejados, entonces intentar que al menos la medicina llegue de otra forma. Y en cuanto a educación, tenemos una deuda permanente con la ley de educación, se ha hecho mucho en educación respecto al ítem aula, que ha permitido que los docentes que están en el aula tengan un reconocimiento y eso ha bajado el ausentismo de estos. Se ha hecho bastante con el GEM, un sistema que ha hecho que sepamos dónde están los alumnos, si están cumpliendo con los objetivos, si no, entonces un seguimiento que tenemos de los mismos, pero que además nos permite también saber la situación socioeconómica de ese alumno, por qué no va a la escuela, por qué está fallando, qué problemas está teniendo. Pero nos falta todavía, o queremos dar un salto más de calidad de la educación y que sean esos chicos que salen del secundario que puedan tener un oficio o puedan estar preparados para la universidad que hoy en día no está pasando. O sea, hay mucha deserción, que eso pasa en todo el país. Y acá en Mendoza no somos la excepción.