Si alguien sabe de rupturas entre un presidente y un vicepresidente en la Argentina es Julio Cobos. Aquella madrugada del 17 de julio de 2008, cuando le tocó definir en el Senado el destino de la famosa Ley 125 que dividía al país, votó en contra del Gobierno del que él era vicepresidente (se recordará su voto «no positivo»), asestándole así un duro golpe a Cristina Fernández de Kirchner, y forjando una grieta de la que todavía no parece haber retorno.
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Hoy, apenas cumplidos los 100 días de Javier Milei en el Sillón de Rivadavia, comenzaron a verse las primeras rispideces en su relación con Victoria Villarruel, su vice. Primero por el control de Defensa y Seguridad; luego por diversos ninguneos públicos; más tarde por el rechazo al DNU en el Senado; después por los aumentos de sueldos de los legisladores. Pero varias fotos juntos y la presencia en diversos actos buscaron desestimar algunos rumores, que incluso llegaron a mencionar la expresión “golpe de Estado”.
En una entrevista con Newsweek Argentina, el ahora diputado nacional por Mendoza (UCR – Juntos por el Cambio) y vicepresidente segundo de la Cámara Baja analizó la relación entre Milei y Villarruel, a quien elogió por el buen desempeño de su rol. En ese sentido, sostuvo que tanto la vicepresidenta como el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, deberían tener mayor poder para tomar decisiones y negociar en nombre del Gobierno.
Además, se refirió a la decisión del mandatario de insistir en la Ley Ómnibus y se mostró crítico respecto a la idea de mandar un proyecto nuevo, siendo que el primero ya había tenido aprobación en general. “Si se está buscando consenso, se podría partir de ese proyecto, sin necesidad de presentar una nueva Ley Ómnibus, salvo que se quiera incorporar otro capítulo, como puede ser el laboral”, consideró.
Finalmente, habló sobre su proyecto para modificar el huso horario de la Argentina, que hoy considera “desfasado”.
El Gobierno decidió insistir en Diputados con su Ley Ómnibus, al mismo tiempo que debe tratarse la aprobación o el rechazo del Mega-DNU. ¿Cómo evalúa esa decisión?
– Mis visión es que hay un proyecto que está en comisión. Nosotros hicimos un informe en su oportunidad sobre las disidencias que teníamos. Si se está buscando consenso, se podría partir de eso, sin necesidad de presentar una nueva Ley Ómnibus, salvo que se quiera incorporar otro capítulo, como puede ser el laboral, sobre el cual el radicalismo está insistiendo mucho en que se trate en forma separada a la Ley Ómnibus. El proyecto volvió a comisión, está vigente y no hay dictamen, porque se cayó. Entonces, una alternativa es que, en función de todas las disidencias planteadas -sobre todo por parte de aquellos que le dimos un gran consenso a muchos de los articulados pero teníamos observaciones-, se siga el camino lógico parlamentario. Ahora, si el Gobierno prefiere escuchar a los presidentes de los bloques, a los gobernadores y desde ahí receptar las inquietudes para presentar una nueva ley, bueno…, el tema es otro. Para mí, lo más rápido sería eso; si no, estaríamos perdiendo tiempo. Es simple: lo discutimos en comisión y vemos qué está consensuado y qué no.
¿Ve voluntad en el Gobierno de negociar y generar consensos reales?
– Bueno…, de 660 puntos pasó a 200 y pico… Me parece que ha habido voluntad. Además, se ve voluntad en los borradores que están circulando. Y nosotros estamos haciendo la devolución correspondiente. Pero ese es un mecanismo de ida y vuelta, cuando hoy tiene la posibilidad concreta… Van el jefe de Gabinete y el ministro de Economía, que son los actores principales, y dicen “mirá, esto lo cambiamos”, “esto no”, “con esto estamos de acuerdo”, y punto.
En las últimas semanas se han producido roces entre el presidente, Javier Milei, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Y luego también han tenido varios gestos de unidad. ¿Cómo ve usted la relación esa relación, teniendo en cuenta su experiencia en la Vicepresidencia y su compleja relación con Cristina Kirchner?
– No han llegado a una situación extrema como lo fue la nuestra. Yo tuve que desempatar en un momento difícil: la paz social estaba en juego. Y ahí se quebró la relación. Acá veo simplemente diferencias de criterios. Los dos pilares de La Libertad Avanza eran Javier Milei y Victoria Villarruel. Yo los he visto como diputados, juntos, trabajando en el Congreso. No creo que esa relación se quiebre.
¿Y cómo ve a Villarruel en el rol de vicepresidenta? Porque cuando asumió se dudaba de su capacidad para conducir el Senado. ¿Cree que se afianzó?
– La veo muy bien, bien parada, con mucha convicción. Inclusive diciendo “bueno, hice tal cosa porque lo dijo el presidente, pero no estoy de acuerdo”. Porque ella tenía otro criterio sobre el tema de la dieta de los legisladores y el tratamiento del DNU. Yo entiendo que ella le sugirió al presidente Javier Milei que no apueste al “todo o nada”, como pasó con el DNU en su momento. Pero él prefirió escuchar otras voces, a sus ministros, y decidió mandar ese decreto. Y lo mismo con la Ley Ómnibus. Un DNU que es varios DNU; y la Ley Ómnibus, que es una enciclopedia de leyes.
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¿Cree que el rol de Villarruel, así como el de Martín Menem, es ofrecer una cara negociadora al Gobierno, que suele mostrarse sumamente dogmático en su programa?
– Sí, pero yo creo que Villarruel y Menem que tendrían que tener más poder delegado. Si no, terminan haciendo malabarismo. Los presidentes de las cámaras y el ministro del Interior tienen que tener la autoridad suficiente y la autonomía como para decir “esto sí” o “esto no”. Porque, si no, alguien viene con un planteo, hablan con los gobernadores y los desautorizan, Martín Menem se transforma en un administrativo sin facultad para decidir. Entonces, que tengan autonomía sería importante a los efectos de agilizar las cosas. Y no encapricharse con posturas que sabemos que van camino al fracaso.
“ARGENTINA NO TIENE LA HORA QUE LE CORRESPONDE”
Esta semana, Cobos presentó en el Congreso un proyecto para cambiar el huso horario de la Argentina. Mejor dicho, presentó una actualización del proyecto que había llevado a mesa de entrada de Diputados, que nunca fue tratado y que perdió estado parlamentario. En esta entrevista, explicó su propuesta.
¿Argentina no tiene la hora que le corresponde?
– No, Argentina no tiene la hora que le corresponde. El huso horario que le corresponde es el -4. En realidad, deberíamos tener dos husos, así como Brasil o EEUU que tienen cuatro. Nosotros adoptamos el huso horario -3 y, sin embargo, gran parte de la Patagonia debería estar en el -5. O sea, el más adecuado sería el -4, con la posibilidad de que en la época estival se cambie el horario. Todo esto, a partir de septiembre, como lo hace Chile, para aprovechar la luz solar; trabajar de sol a sol, como se acostumbra decir en el campo. Bolivia, Paraguay, el este de Brasil y Venezuela inclusive adoptaron el huso -4. Nosotros somos los que estamos desfasados. Se cambió en el siglo pasado; después hubo intentos de volver a implementarlo; siempre se discutió el tema sobre si había una ventaja o no en el ahorro energético. Pero yo pienso que han cambiado las costumbres, sobre todo después de la pandemia. Mendoza, por ejemplo, tenía horario diferido en su actividad comercial; pero después de la pandemia ya se acostumbró el mendocino a tener horario corrido. ¿Qué mejor entonces que en el invierno aprovechemos para que amanezca más temprano? Y también para que los chicos entren a la escuela con el huso horario que mejore la capacidad de aprendizaje, para estar más atentos. Hay una diferencia muy grande hoy para los chicos con este horario.
Insistimos en el Congreso de la Nación con el proyecto para cambiar el huso horario en 🇦🇷 para utilizar el que nos corresponde. https://t.co/Pq8hiWzg1T
— Julio Cobos (@juliocobos) April 3, 2024
¿Los estudios respaldan esta hipótesis?
– Los estudios y consultas que nosotros hemos hecho apuntan a eso como principal ventaja: a que los chicos deberían ingresar a la escuela de día también en la época invernal. Por eso estamos insistiendo, porque yo presenté este proyecto hace dos años. Lamentablemente no tuve eco en la conducción del Gobierno anterior ni en el tratamiento legislativo; no se llegó a tratar ni siquiera en la Comisión de Legislación General. Como perdió estado parlamentario, ahora volvemos a insistir.
Habida cuenta de que se viene un tema complicado en el tema energético, la suba del gas, de la luz, nos parece que puede ser una buena medida, al menos para evaluarla. Y lo hemos hecho bien flexible, facultando al Ejecutivo con la posibilidad de adecuar el huso horario, que pueda adelantarlo y atrasarlo, y coordinarlo con los países del Mercosur. Hay una Unidad de Tiempo Coordinado, para transacciones bursátiles, económicas, bancarias, porque hace falta unificar eso.
¿Pudo conversar esta propuesta con alguien del Gobierno o de la bancada oficialista?
– No, bueno… El Gobierno está abocado a otros temas. Pero mi obligación es que si uno está convencido, lo presentó hace dos años y perdió estado parlamentario, debe insistir. Veremos una vez que estén constituidas las comisiones, a ver si lo toma Legislación General. Yo me acuerdo que me reuní con el ministro Daniel Filmus, y él requirió informes al Conicet. Todos daban favorables y Filmus estaba convencido también. De hecho, transmitió un informe a la comisión. Pero nunca se trató.
¿Por qué cree que hay una resistencia al cambio de horario?
– En Chile se atrasa la hora el 5 de abril y la primera semana de septiembre se vuelve a adelantar. Entonces, no lo sé. Tal vez una cuestión de conservadurismo, miedo a estas cosas. Pero, ¿se puede intentar, no? En todo caso, se evalúa un año, se ven las diferencias de consumo. Pero, lo más importante de todo, insisto, es el ingreso de los chicos a las escuelas. ¡Y la seguridad!
¿Hay un cálculo de cuál puede ser el ahorro energético de cambiar el horario?
– No, porque hay estudios que dicen que hay ahorro; otros que dicen que es neutro; y otros, que no. La verdad, no hemos podido precisar un estudio serio en ese sentido. Lo que a mí se me ocurre es que, si el comercio, la administración pública y las escuelas adecúan sus horarios, las ventajas van a ser muchas. No hace falta mucho análisis. En Mendoza, amanece en invierno a las 8.45 de la mañana, y los chicos entran una hora antes. Imaginate en la Patagonia…