Cadena nacional. Superávit fiscal. Marcha universitaria. Cena de la Fundación Libertad. En todos estos acontecimientos, está presente el nombre de Javier Milei. Por eso, Newsweek Argentina conversó con el analista político, Federico González para comprender la situación actual y futura de un Gobierno que lleva meses en el poder.
¿Cómo analiza la frase de Javier Milei en la cena de la Fundación Libertad: «Tiren la Ley Bases, vamos a lograr todo a pesar de la política?
-Yo creo que el presidente es un hombre que tiene una convicción muy intensa respecto de lo que quiere hacer y de que lo que quiere hacer va a salir. Entonces me parece que todas esas expresiones van en la misma línea: está convencido de algo y le parece que su empeño, la validez de su causa y eventualmente cuando hace referencia a ‘las fuerzas del cielo’ son suficiente para doblegar cualquier duda, impedimento o fuerza contraria.
El pragmatismo de Milei y la necesidad de darle una mano a la mano del mercado
¿En la marcha universitaria fue gente que votó a Milei, puede leerse un mensaje de decirle al presidente, banco el ajuste, pero hay cosas como la educación pública que no pueden ajustarse, marcandole que hay otras cosas importantes más allá de la economía?
-Sí, pienso que la marcha puso de manifiesto eso. Creo que en la marcha hay que distinguir diferentes actores. Por un lado, yo diría que estaban los actores principales, genuinos, los directamente involucrados que son los alumnos y los alumnos sintieron una señal de peligro respecto a su educación pública universitaria. Concretamente ante las declaraciones de las autoridades que estaba en peligro la continuidad del dictado de las clases. Entonces, estos primeros actores reaccionaron en consecuencia.
A mí me parece que la expresión educación pública es adecuada pero no deja de ser algo abstracto respecto de cosas concretas. Lo concreto ahí es que los alumnos tienen miedo de perder el cuatrimestre, que la facultad cierre.
Hay un actor que quedó invisibilizado que son los docentes y los no docentes, los que trabajan en la universidad: perdieron un 35% del poder adquisitivo de su salario. Estos actores también son importantes. Después está el actor autoridades universitarias que son los que entienden que el recorte los va a complicar.Creo que en esto está el centro de la cuestión.
Después hay una serie de cuestiones que son importantes, pero que vinieron después: si la universidad se deja auditar o no se deja auditar, si malgasta sino malgasta, si hay adoctrinamiento o no hay adoctrinamiento, son temas que son producto del tema principal.
El tema principal, y vamos a decirlo sin eufemismos, es por plata. Milei dice no hay plata y después hay actores sociales que dicen que si no hay plata lo mío es inviable.
¿Cuáles son las consecuencias a futuro de la marcha, puede ser la protesta universitaria la 125 de Milei?
-Depende de cómo reaccione el Gobierno y depende de la magnitud real que tenga el ajuste. Yo creo que el ajuste es muy importante, que realmente es preocupante. Ahora me parece que desde lo universitario han exagerado algo, porque en estas situaciones todos exageran un poco, respecto de ‘tenemos recursos hasta mayo y sino vamos a tener que cerrar’.
Me parece que ahí hay un poco de exageración, ahora eso es a referendum de lo que pase: si eso no es una exageración y es una realidad, me parece que el conflicto va a seguir escalando. Si el Gobierno mejora un poco la oferta y hace que sea soportable el ajuste, quizás es un conflicto que quede en estado latente.
El Gobierno minimizó el reclamo universitario: «No se van a cerrar las universidades»
También el Gobierno puede tomar una decisión estratégica y política, yo creo que el Gobierno reconoció que desde el punto de vista pragmático fue un error porque está comprometiendo a la base de sustentabilidad de la cual necesita los votos para avanzar en sus proyectos que son los jóvenes. Y me parece que ahí en ese universo joven, que es el núcleo duro del votante de Milei, si empieza a haber dudas o cambios de signo no es un tema menor.
Sea por necesidad, por sentido común, por pragmatismo, yo creo que ese conflicto va a tender no digo a diluirse pero por lo menos a apaciguarse. Entonces, no veo el escenario de la 125, tampoco lo descarto.
¿Puede el reclamo universitario convertirse en «la 125 de Milei»?
¿Cómo analiza las reacciones de Milei luego de la marcha, primero haber tuiteado lo de ‘lágrimas de zurdo’ y después un comunicado en el que habla de que van a auditar las universidades porque ahí hay ‘curro’?
-Creo que la primera reacción no sumaba, pero son las cosas que le gustan hacer al presidente. No sumaba, pero fue genuino respecto de todos estos zurdos no me van a mover, estos zurdos que vienen a llorarla no me van a conmover. Uno diría, quiénes son los zurdos. Algunos que hablaron en la marcha, que son dirigentes que creo que no sé sino tendrían que haber estado, pero no deberían haber hablado, como por ejemplo, Taty Almeida, Pérez Esquivel, que encuadrarían en esa categoría, mancharon el carácter genuino de la marcha, igual que la CGT. Una cosa son los estudiantes que reclaman por el derecho que ellos entienden legítimo, otra cosa son los docentes y otra cosa son los gremialistas que acompañan, pero que no pertencen al rubro.
Después primó cierta racionalidad, y ahí por lo menos el presidente desvinculó lo que son los intereses legítimos de los estudiantes, de los jóvenes que es su base, los salvo dicendo ‘es una causa noble’ pero se encargó también de decir, ojo que hay negociados, que hay adoctrinamiento, que hay intereses espurios donde también está la casta y yo ahí no me voy a quedar con los brazos cruzados. Esa se las voy a seguir. Entonces, no fue lo mismo que lo del león pero marcó su posición. Quizás el conflicto se termina ahí, quizás se sigue, eso ya es impredecible.
¿Cómo evalúa las declaraciones del vocero presidencial, Manuel Adorni, respecto a ‘que la motosierra no tiene fin y va a seguir’, cómo cae en la sociedad esta idea de vamos a continuar con el ajuste?
-Cuando a Milei le preguntaron en la campaña por la motosierra, él dijo: ‘Lo va a pagar la casta, pero no la gente de bien’ y yo creo que como el ajuste está afectando al bolsillo de todos los argentinos, me parece que a esta altura la motosierra le da miedo a la gente. La sociedad entiende lo de la casta, lo de los privilegios, entiende todo, pero si esto va a seguir siempre así, me parece que la gente siente como una amenaza.
Una amenaza sobre su futuro, la amenaza de lo que no se puede controlar y me parece que no son buenas noticias porque esta idea de que después del ajuste viene una época de recuperación cada vez queda como menos nítida. Primero en el discurso presidencial y segundo en la realidad del día a día.
«La motosierra es eterna, no hay fin»: el Gobierno advirtió que seguirá con el ajuste
Entonces, cuando el vocero Manuel Adorni dice que la motosierra no tiene fin, que es para siempre, la gente es como que dice bueno, pero al final no me dan buenas noticias, no lo ven como una buena noticia eso. Ya se agotó el efecto de ajustan a los políticos que son los que me hacen vivir mal, la gente eso no termina de comprenderlo cabalmente.
Y cuando le dicen la motosierra va a seguir, la gente lo vive como entonces vamos a vivir en jaque permanentemente, la amenaza del ajuste llegó para quedarse en la vida de todos incluyendo a mí que me sentí un argentino de bien.
Usted dice que la gente tiene miedo del ajuste y que ya no cree que es solo para la casta, ¿cómo influye eso en un Gobierno que se sostiene principalmente por el apoyo de la gente? , teniendo en cuenta que ellos en el partido son pocos, en el Congreso también.
-El presidente fue claro en su discurso del 1° de marzo cuando dijo que los meses de marzo y abril iban a ser muy duros, pidió confianza y paciencia y sostuvo que después las cosas iban a mejorar.
Yo creo que la paciencia y la comprensión ciudadana está llegando a un límite. No estoy diciendo con esto que se van a transformar en opositores al Gobierno.
La ciudadanía está metida en un brete entre el horror del pasado y la no concreción de la mejoría del presente. Es el horror del pasado y el dolor del presente, pero si no ve futuro ese dolor se transforma en un nuevo horror. Creo que la ciudadanía no quiere que al presidente le vaya mal, lo sigue apoyando porque necesita que esto funcione bien, que este sacrificio tenga un sentido, que esta vez no sea un sufrimiento inútil.
La ciudadanía tiene muy en claro que si esto fracasa no queda nada, no hay nada. No hay oposición, no hay nada que sea un signo de que esto se pueda resolver, entonces lo único que queda es aferrarse a Milei. Y si Milei no consigue lo que la ciudadanía espera, la verdad que es un gran problema para la Argentina.
Usted dice que no hay oposición, Cristina Kirchner va a hablar el sábado sobre el Gobierno de Milei, ¿Cómo ve hoy al kirchnerismo?
-A la oposición la veo como que es una causa perdida. Lo voy a citar a Marcelo Tinelli que en el 2009 cuando iba a ser candidato, y estaba cercano a Lavagña o estaba compitiendo con Lavagña, decía que a Cristina y a Macri la gente ya les picó el boleto. Y yo creo que eso lo podemos traer al presente. Cristina puede decir lo que quiera decir ,y por supuesto siempre va a tener un pequeño grupo que la va a apoyar.. y Kicillof. También hay gente que se puede arrepentir de haber votado a Milei, pero eso forma parte de la historia.
Acá el problema es que la oposición no tiene un líder emergente ni una causa emergente ni una razón emergente. Entonces, todo dirigente: Cristina, Kicillof, Sergio Massa, que está intentando de alguna manera aparecer timidamente, hoy no tienen convocatoria, no son opción de nada,
Igual me parece que todos tienen derecho a seguir estando, a seguir participando y quizás tienen algún argumento pero me parece que la gente no los quiere escuchar, el problema es ese. La gente está con Milei ahora y eso no signfica que aman a Milei, algunos sí lo aman y otros no, significa que tienen la atención puesta en Milei: Milei sí o Milei no, después lo que haga o deje de hacer la oposición es como irrelevante, es más lo que resta que lo que suma.