El análisis de Darío Lopérfido, desde España
En el inicio de esta semana, se allanaron decenas de viviendas, oficinas y locales partidarios pertenecientes a dirigentes sociales de diversos movimientos y organizaciones, luego de que el Gobierno nacional recibiera miles de denuncias por extorsión en relación a la intermediación de planes sociales y la entrega de bolsones de alimentos.
Según el Ministerio de Seguridad, en estas redadas se secuestraron teléfonos celulares en los que se pudieron detectar conversaciones en las que algunos dirigentes exigían a personas pobres asistir a las marchas para no ser sancionadas y que no les quitaran parte de la ayuda económica o incluso se quedaran con los alimentos que les estaban destinados.
Asimismo, se investigan diferentes maniobras de presunto enriquecimiento ilícito y hasta posibles situaciones de abuso, en las que se cambiaba asistencia social por favores sexuales, según se dejó trascender.
En exclusiva para Newsweek Argentina, Darío Lopérfido analiza esta situación y ofrece su aguda mirada sobre la salida a la luz de estos mecanismos que “todos conocíamos” y que, según su opinión, son “una actitud de las más altas en términos de miserabilidad moral” y fueron creados por el kirchnerismo.
LA ESCLAVITUD DE LOS POBRES
Para Lopérfido, “es realmente impresionante que las sospechas que teníamos todos sobre algunos grupos piqueteros y el usufructo de planes sociales que hacían en beneficio propio hayan salido a la luz”. Y sostiene que “es impactante por dos cosas”.
“En primer lugar, todos estábamos seguros de que esto ocurría, no teníamos ninguna duda. Alcanzaba con ver una manifestación piquetera para ver cómo había muchísima gente que se notaba estaba ahí obligada, que no estaba militando ni defendiendo una idea. No tenían ni idea de por qué estaban en esa manifestación. Todos lo sabíamos pero no se podía avanzar judicialmente”, sostuvo.
Y recordó: “Solo bastó que el Ministerio de Seguridad, que conduce Patricia Bullrich pusiera una línea de denuncias, e inmediatamente se recibieron más de 130.000 denuncias, y de ahí se pudo presentar la denuncia judicial”.
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Así y todo, subrayó, el camino no fue tan sencillo. “Cuando cayó en el juzgado de Sebastián Casanello, el juez no lo mandó a investigar. Fue la Cámara la que tuvo que ocuparse de que esto se investigue”, resaltó.
El segundo aspecto señalado por el intelectual argentino es el producto de las primeras investigaciones serias sobre el tema: “Lo segundo que causa impresión es lo que se halló en relación a los grupos Polo Obrero, Barrios de Pie y otros más. El Polo Obrero, que es conducido por Eduardo Belliboni, es un grupo de izquierda, gente con mucha ideología. Y, sin embargo, en las casas de algunos a los que allanaron se encontraron cifras importantes en dólares (como US$ 55.000 dólares más un montón de pesos), o la documentación de la compra de un inmueble”.
“Era una estafa, un hecho delictivo que impresiona mucho porque se hace a costa de gente pobre”, enfatizó.
Para poner en contexto sus críticas (de hoy y también las anteriores), el coordinador de la Cátedra Vargas Llosa aseveró: “Siempre hubo que diferenciar bien en la discusión que no se trata de la gente pobre cuando uno critica estas cuestiones; se trata de los grupos corruptos que manejan estos planes. Porque el que certificaba que una persona recibía el plan, hasta que asumió este Gobierno, era un grupo piquetero. Y ahí empezaron todo tipo de estafas, de uso en beneficio propio de los dirigentes y las organizaciones políticas. Estos trotskistas del Polo Obrero hablan mucho de ideología, pero lo que han hecho -y hay que decírselo todo el tiempo- es someter a la esclavitud a la gente pobre”.
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Y explicó: “¿Por qué someter a la esclavitud? Porque los chats que están en la causa marcan con toda claridad la metodología: si no vas a la marcha, estás castigado; y, si estás castigado, no recibís el plan. Hacerle eso a una persona pobre, además de ser delictivo, es una actitud de las más altas en términos de miserabilidad moral”.
“Esa persona que estaba castigada por no ir a una marcha, probablemente no tenía para comer, porque la castigaban y le sacaban el plan”, sintetizó.
Siguiendo esa línea, insistió en trazar la contradicción entre el discurso y la acción de los dirigentes sociales. “Estamos hablando de gente de izquierda, de gente militante, que no solo usufructúa el dinero de los planes sociales en beneficio propio y de su organización, sino gente que sostiene ese discurso de izquierda mientras somete a los pobres a la esclavitud. La persona tiene que ir a una marcha, tiene que cortar una calle, tiene que pasar un día manifestándose sin saber por qué razón, solo para no ser castigada y perder el plan”.
“¿Qué diferencia hay entre cualquier tipo de sometimiento a la esclavitud con esto? No hay ninguna”, analizó, y añadió: “Se convertían en esclavos de esa organización que los sancionaba por no ir a una marcha, y todavía no sabemos qué más cosas les decían que tenían que hacer para cobrar su plan social, que era un plan que les daba el Estado. El grupo solamente intermediaba. También había cuestiones vinculadas a la entrega de alimentos, que en lugar se entregarse directamente, estos grupos se los vendían a la gente. Y todo con el descaro que da la impunidad”.
Por eso, añadió: “Cuando uno lee esos chats, en los que les dicen a la gente que les van a dar lo que les corresponde ‘si se portan bien’ o que les van a sacar ‘si se portan mal’, lo que uno encuentra es un sometimiento y un usufructo de la necesidad con fines políticos. Usar la necesidad de las personas con fines de enriquecimiento personal y de expansión de los grupos, más allá de lo que pensara la gente. Y en este caso estamos hablando, como decía, de organizaciones de izquierda, tal es el caso del Polo Obrero. Pero de esto se encuentra en todos lados”.
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“Siempre dijimos que eso había que investigarlo, y que esto no era meterse con los planes sociales para la gente que está necesitada. Había que investigar, porque todos sabíamos”, sostuvo Lopérfido.
Y concluyó: “Desde luego, este sistema perverso fue armado por el kirchnerismo, que usó todos los medios de corrupción posibles. Lo que pasó una línea roja es que hayan armado un sistema de corrupción tan grande a costa de los pobres”.