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La otra semana, por Darío Lopérfido: el procesamiento de Fernando Espinoza y la indignación selectiva del “progresismo”
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La otra semana, por Darío Lopérfido: el procesamiento de Fernando Espinoza y la indignación selectiva del “progresismo”

La noticia revolucionó a la política nacional, y especialmente a la siempre caliente lucha territorial en el Conurbano bonaerense, históricamente dominada por el peronismo. La jueza María Galletti procesó por abuso sexual simple a Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, el municipio más poblado y electoralmente relevante de la provincia de Buenos Aires.

El hecho habría sucedido hace dos años, cuando Melody Rakauskas se desempeñaba como su secretaria. Según consta en el expediente, la víctima habría recibido la indicación de Espinoza de esperarlo en su departamento, y allí abusó de ella de manera violenta.

El intendente primero negó haber visitado el departamento de Rakauskas, pero el cruce de antenas permitió determinar que sí estuvo en la zona, aunque no se probó hasta el momento que efectivamente haya estado en la escena del delito.

Pese a ello, la jueza aseguró que la denuncia es creíble y que Espinoza es “prima facie” responsable de los delitos de abuso sexual simple en concurso real con desobediencia, en calidad de autor y en perjuicio de Rakauskas. En consecuencia, dispuso un embargo por $1.500.000; la prohibición de contacto entre Espinoza y la denunciante; y la libertad provisoria del dirigente matancero.

Tras conocerse el fallo, Espinoza aseguró públicamente que se trata de una denuncia falsa y concurrió a un acto junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien posó junto a él en señal de apoyo, en el marco de un acto de su espacio.

Darío Lopérfido, coordinador de la Cátedra Vargas Llosa y exsecretario de Cultura, analiza este tema, en exclusiva para Newsweek Argentina, y asegura que no deja de sorprenderlo la “doble vara”, del progresismo vinculado al kirchnerismo y la izquierda, a la hora de indignarse ante hechos aberrantes, según a qué partido pertenezca el acusado.

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LA DOBLE VARA DEL FALSO PROGRESISMO

El análisis de Darío Lopérfido, desde España

El caso de Fernando Espinosa, acusado y ahora procesado y embargado por un caso de abuso sexual, marca la inagotable capacidad del peronismo de producir, amparar y encubrir actos desagradables y aberrantes. Esto ha sido así siempre.

Quiero explicar, para los que no han seguido las noticias, que estar procesado marca que el juez tiene semiplena prueba acerca de que el hecho ha sido real y, además, en el expediente figura un dato muy importante: que donde la víctima dice que fue víctima de un caso de abuso sexual por parte de Espinosa, luego le revisaron el teléfono a él y la antena indicaba que Espinosa efectivamente había estado en ese lugar. Con lo cual, tiene mucha credibilidad el argumento de la persona que lo acusa.

Ahora, es muy impresionante el sentido de impunidad que tiene el peronismo, porque si eso pasara en cualquier lugar del mundo, el intendente, el alcalde, o como se llame en cada lugar, tendría que renunciar ya, sin dilaciones.

En el caso de Espinosa, es el intendente de La Matanza, lugar monopolizado y gobernado desde el año ‘83 por el peronismo, un lugar que el peronismo ha convertido casi en una extraordinaria y enorme villa miseria, y donde la gente es rehén de estos políticos para que los sigan votando por empleos públicos, entrega de dádivas y todo lo que ya sabemos que hacen estos señores feudales espantosos de la política.

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Lo curioso es que, si eso lo hiciera un gobernador, un diputado o un intendente de otra fuerza política, hoy lo que tendríamos en la Argentina serían titulares enormes, manifestaciones de organizaciones de mujeres, de las actrices argentinas, del ni una menos. Tendríamos a todos los movimientos sociales gritando que ese señor es un degenerado y se tiene que ir, y que tiene que renunciar, y que tiene que ir preso.

Sin embargo, si lo hace un peronista y pasan dos cosas. Primero, sale el fallo y Kicillof se saca fotos con Espinosa. O sea, Kicillof, que es como una especie de marxista peronista, a la hora de bancar los desmanes de su compañero de partido se comporta como el más rancio peronista de toda la vida. Lo que hace es bancar; no dice nada en contra de Espinosa, no hace ningún gesto a favor de la víctima; y lo que pasa es que se saca una foto con él. Es la mafia.

Esa foto muestra que un jefe de la mafia mayor va a amparar y se saca una foto a un jefe de la mafia intermedio.

La otra reflexión que me genera este tema es cómo se desnaturalizan las causas en la Argentina. El abuso sexual es algo malísimo, y si hay mujeres y organizaciones que hicieron hicieron marchas y denunciaron a hombres por casos de abuso sexual, uno esperaría que lo hiciesen siempre que pasa un caso con una persona relevante. Este caso es muy relevante, porque es un señor que ya tiene semiplena prueba de que lo hizo, es intendente de La Matanza, un caso de abuso sexual muy creíble según lo que se investigó hasta ahora. Silencio total de esos movimientos.

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Así es como se desacreditan los movimientos en la Argentina, por las conductas miserables de quienes integran esos movimientos. Lo mismo pasó con los organismos de derechos humanos cuando se convirtieron en organismos de derechos humanos sólo defensores de las causas que habían sucedido en los ‘70, pero se olvidaron de los derechos humanos violados por gobiernos peronistas, como pasó en la pandemia.

En efecto, lo mismo pasó con los científicos, militantes kirchneristas y de izquierda, que bancaron todas las barbaridades que hicieron Alberto Fernández y el gobierno kirchnerista durante la pandemia. Y no se dan cuenta de esto las mujeres que no dicen nada: me refiero por ejemplo a las actrices y a todas aquellas que no dicen nada del tema de Espinoza, como en su momento tampoco dijeron nada de Alperovich.

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Tampoco se dan cuenta los científicos. La actividad científica es muy importante, pero los científicos que sostuvieron barbaridades en la época de la pandemia, no se dan cuenta que desacreditan a su colectivo. Después se preguntan por qué la gente les toma idea o no los quiere; y es por eso, por su doble vara.

Si el que abusa sexualmente es de otro partido que no sea peronismo, lo van a crucificar. Si es peronista, van a mirar para otro lado. El gobernador, jefe de la mafia, se saca una foto con él y ya.

El tema de los derechos humanos es un tema universal. Se convirtieron en una secta, y lo que hicieron fue hacer desde Sueños Compartidos hasta nombrar familiares, o llamar dictadura a gobiernos como el de Macri. Hicieron todo eso, y hoy la gente no los ayuda, no los quiere, no los puede ni ver.

Los sindicalistas que se vuelven millonarios y aprietan a gente, que aprietan a empresas porque quieren que los afiliados estén de su lado, que bloquean empresas, lo que hacen es tirar por la borda el prestigio de todo un colectivo. Y esa es la historia tremenda de Argentina.

Son pocos los colectivos que sobreviven producto de cómo terminan partidizándose, corrompiéndose y bancando hasta las peores cosas como es este tema del abuso sexual, mirando para otro lado.

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