La Cámara de Casación Penal ordenó la detención del exgobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri luego de confirmar su condena por corrupción.
En abril de 2022, mientras ejercía como embajador en Israel del Gobierno de Alberto Fernández, Urribarri fue condenado en primera instancia a ocho años de prisión efectiva e inhabilitación perpetua por los delitos de “negociación incompatible con la función pública y peculado”, en cinco causas.
Quién llevó adelante la coordinación de la investigación inicial fue la fiscal Cecilia Goyeneche, quien luego fue removida de su cargo a partir de una acusación que generó polémica.
En su habitual espacio de los miércoles, Darío Lopérfido analiza este tema y señala que es incomprensible que la Corte Suprema de Justicia no resuelva la restitución de la fiscal en su cargo, mientras que el exgobernador goza de todos los beneficios de la ley.
JUSTICIA A MEDIAS
El análisis de Darío Lopérfido, desde España
A modo de introducción, el exsecretario de Cultura argentino y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, afirmó: “Muchas veces yo me refiero al peronismo como una ‘mafia’ y no como una fuerza política. Digo que es una mafia organizada, con mucho poder y dinero, y me tildan de exagerado por eso. Pero, si uno ve lo que ha pasado con el caso del exgobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, cuya condena acaba de ser confirmada y tiene que ir a prisión, uno puede ver –fuera de broma- el funcionamiento de las mafias que uno ve en las películas”.
En ese sentido, recordó: “La coordinadora de la acusación había sido al exsubprocuradora de Entre Ríos, que se llama Cecilia Goyeneche. Cuando esa fiscal empezó a acusar al exgobernador fue echada, en 2022. Y ella denunció que hubo una persecución por haber avanzado en su investigación contra el poder”.
“Insisto en esto: no es el poder político; es el poder político y económico. Cuando en Argentina uno enfrenta a alguien como a Urribarri, se está enfrentando a alguien con mucho dinero, que sirve para comprar voluntades”, subrayó el intelectual.
Sobre el caso de Goyeneche, continuó: “En 2022 a la fiscal le inventaron una acusación en un tema paralelo, por una relación que tenía su marido con un contador que estaba acusado en una causa por unos contratos truchos de la Legislatura de la provincia. Le inventaron un jury y la destituyeron de su cargo. Mientras esto sucedía, el gobierno más impresentable de la historia argentina, el de Alberto Fernández, lo manda a Urribarri, ya acusado, como embajador en Israel. Esto es el funcionamiento global de la mafia. Por un lado, nos sacamos de encima a la fiscal que había coordinado la acusación; por otro, lo protegemos mandándolo, en un verdadero papelón diplomático. Era un político investigado y acusado siendo enviado como embajador del país para protegerlo”.
“Así funciona el peronismo, como una mafia global que utiliza el poder político y el dinero”, enfatizó.
Pero para Lopérfido, se trata de una “justicia a medias”. “Ahora la Cámara de Casación confirmó esa condena y va a tener que ir a prisión. Esto es una muy buena noticia. Siempre es muy bueno que la mafia reciba estos golpes, y hay que celebrarlo. Pero, ¿qué queda en el tintero? Que la fiscal sigue afuera de su cargo porque le inventaron ese jury y ella apeló a la Corte Suprema, lo cual merece un párrafo aparte”, aseveró.
¿A qué se refiere? “Yo entiendo los tiempos de la Corte y que las cortes en el mundo son así. Pero esto ya lleva dos años. La Corte argentina tiene que entender que no es la corte de Suiza y que cuando una fiscal se enfrenta a la mafia, los jueces deberían tener mayor celeridad. Ya hay un dictamen favorable del procurador Casal y ya está la prueba tangible de que Cecilia Goyeneche había acusado correctamente al exgobernador de Entre Ríos”, consideró.
Y agregó: “Mientras Urribarri era premiado con una embajada en el exterior, ella quedó a merced del poder mafioso que respondía a él. Por lo tanto, la Corte debería funcionar como reaseguro de la Justicia, y no solo en los fallos, sino también en los tiempos”.
“La Corte no puede tomarse un tiempo infinito, porque ella quedó fuera de su cargo por haber investigado algo que finalmente se probó y ratificó. Y eso es esencialmente injusto”, sentenció.
“En Argentina”, continuó el exdirector del Teatro Colón, “cuando hay fiscales que se enfrentan al poder y denuncian a las mafias, en algunos casos, como el de Nisman, los matan”. “Nisman iba a denunciar todo lo espurio del acuerdo entre Argentina e Irán que involucraba a Cristina Kirchner. O les pasa como a la fiscal Goyeneche que, por haber acusado y tener razón, son echados de su cargo, mientras que la apelación a la Corte no pareciera dar ninguna señal de resolución”, agregó.
Pero el caso de Goyeneche no es lo único importante que el máximo tribunal debe decidir en términos de lucha contra la corrupción. “Lo mismo puede ocurrir cuando tengan que resolver la causa de CFK, que ya fue condenada en primera y segunda instancia. Los políticos tienen la ventaja de tener infinitas instancias de apelación. Cuando les llegue el caso, tendrán que entender que no están en un país normal, que tanto Urribarri como Cristina formaron parte de una organización mafiosa que movió todos sus poderes. Son capaces de matar a un fiscal, como a Nisman; o inventarle algo a una fiscal como a Cecilia Goyeneche”, sostuvo.
Finalmente, Lopérfido advirtió que “la Corte tiene que entender que, para remediar los desastres del poder mafioso, no solo tiene que fallar a favor de los buenos, sino que, además, no puede tomarse tiempos infinitos”. Y concluyó: “Mientras muchos de los beneficiados por la corrupción tienen vidas fenomenales, llenos de dinero y un montón de ventajas, una fiscal que cumplió con su deber se quedó fuera de su puesto”.