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La otra semana, por Darío Lopérfido: la mentira de la “renovación del peronismo” y el peligro de negociar con la mafia
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La otra semana, por Darío Lopérfido: la mentira de la “renovación del peronismo” y el peligro de negociar con la mafia

El 17 de noviembre próximo se llevarán a cabo las elecciones internas del Partido Justicialista (PJ) en las que se renovarán autoridades, incluyendo su presidente.

La salida del expresidente Alberto Fernández en medio de un escándalo encendió las pujas intestinas en la estructura centralizadora del peronismo, y eso derivó en un “operativo clamor” para que Cristina Fernández de Kirchner asuma la conducción. La expresidenta y exvicepresidenta publicó esta semana una carta en la que “aceptaba” este pedido para reordenar el espacio e iniciar una renovación.

Pero para Darío Lopérfido, “es imposible que en el peronismo suceda tal cosa”. Para su habitual columna de los miércoles en Newsweek Argentina, el exsecretario de Cultura y actual coordinador de la Cátedra Vargas Llosa, “el PJ es un partido muerto, una cáscara”, y critica a los dirigentes opositores que deciden crear alianzas con dirigentes experonistas.

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Para el intelectual argentino, “desde que Cristina Kirchner anunció que va a disputar la presidencia del Partido Justicialista, automáticamente comenzó a verse un movimiento de apoyo, pero también gente que dice que no”.

“Es curioso es cómo el Partido Justicialista ha perdido toda fisonomía de partido político. Es un partido muerto, una cáscara. El partido que ha moldeado el kirchnerismo -porque lo moldeó el kirchnerismo en todos estos años- es un partido tan muerto que hasta hace poco el presidente era Alberto Fernández”, afirmó.

Desde este punto de partida, sostuvo que esta situación le genera reflexiones y que una de ellas es que “Cristina Kirchner va a querer quedarse con todas las estructuras”. “Ella lo necesita, tiene un escenario judicial muy malo y necesita poder seguir alimentando la organización política de su hijo, La Cámpora. Y necesita, básicamente, que cuando tenga alguna condena judicial en firme, pueda decir que hay una persecución al peronismo. Es el juego de siempre”, consideró.

En ese sentido, recordó: “Cristina despreció al peronismo por una izquierda corrupta y autoritaria. Pero cuando fue presidenta no estuvo tan pegada al PJ. Ahora se vuelve a pegar porque es solamente un sello de goma, y lo que quieren es ganar ese sello de goma que no tiene ningún atributo de partido político”.

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Asimismo, fue crítico con aquellos dirigentes de los “espacios republicanos” que respetan a algunos peronistas a los que llaman “racionales”. “Me resulta interesante ver cómo la oposición -el PRO o la UCR- habitualmente se junta con los ‘peronistas racionales’. Yo siempre creí lo mismo: eso es imposible, es un oxímoron. No hay posibilidad alguna de ser racional si uno participó del peronismo. En el peronismo se participa por poder y por negocios; no es una estructura racional que permita decir ‘bueno, es gente que piensa de otra manera’. Si fueras racional te tendrías que haber ido a otro partido político, no al peronismo”, sentenció.

Siguiendo esa línea, agregó: “Siguen siempre con la tentación de acumular, de armar estructuras políticas. Algunos como Florencio Randazzo dicen ‘si Cristina es presidenta el partido me voy’. Pero, Randazzo, ¡fuiste ministro de Cristina! Randazzo formó parte de ese Gobierno en el peor momento, el momento del ‘vamos por todo’. Y ahora cree que hay vida fuera de eso. Pero cuando vos participaste de la creación de Frankenstein, no te podés salir de Frankenstein: sos Frankenstein. No podés decir ‘ahora yo me voy, soy irracional y soy un peronista serio’. No. Estuviste ahí”.

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De acuerdo a Lopérfido, el caso de Miguel Ángel Pichetto es paradigmático: “Lamentablemente, siempre existe la tentación de captar a los peronistas que se van del peronismo. Un caso fue Pichetto acompañando a Macri en la candidatura a la presidencia. La realidad es que Macri no hubiese sacado ni un voto menos si no estaba Pichetto; al contrario, probablemente hubiese sacado algún voto más. ¿Y qué hace Pichetto hoy? Estar en el Congreso siendo funcional a los sindicatos y a todo ese mundo que hace a esa estructura mafiosa llamada PJ. Es tentador juntarse con ellos para sumar, pero acá estamos hablando directamente de la mafia”.

Otro ejemplo, señaló es el del diputado Leopoldo Moreau. “Moreau era radical y un día dijo ‘entro en la mafia; la mafia está bien’. Pero haber estado en la mafia y querer convertirte en un político democrático, republicano, tiene muchos problemas. Y, además, pierde toda efectividad. Por ejemplo, perdió toda efectividad Juntos por el Cambio cuando Larreta quiso meter a Schiaretti para favorecer su candidatura. Juan Schiaretti, fuera de la estructura mafiosa del peronismo con Cristina y con toda esa porquería, no hubiese valido nada para Juntos por el Cambio; no hubiese aportado un solo voto, porque quedaba desactivado”, indicó.

“Cuando vos conviviste con la mafia, no es que un día pagás tu pena y luego tratás de reincorporarte… Y no podés argumentar ‘yo pertenecía a la mafia, pero siempre fui racional’. No. No se es racional perteneciendo a la mafia”, opinó el exdirector del Teatro Colón.

Ante este escenario, vaticinó: “Vamos a ver tiempos movidos y divertidos, porque tímidamente algunos van a tratar de enfrentar a Cristina, como el gobernador de La Rioja, que es igual que Cristina. No hay ninguna cosa que se pueda pensar como renovación o como aparición de algo nuevo. Y esto se debe a lo que señalaba anteriormente: a que el peronismo ya no es un partido político, sino una organización tendiente a obtener poder para hacer negocios. No tiene nada de partido político”.

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Y enfatizó: “A diferencia de otros tiempos, cuando aparecían grupos que se mostraban como ‘renovadores’, ahora es el peronismo en sí el que no tiene nada de renovador. Solo tiene a Cristina Kirchner, y el resto es tan espantoso como ella”.

Según su visión, no existe en el peronismo una introspección, un mea culpa respecto a las últimas gestiones gubernamentales. “Nadie está diciendo en el peronismo ‘fracasamos, hicimos un gobierno con Alberto Fernández y Cristina y nos fue pésimo; también con Massa; se robó muchísimo; Alberto Fernández le pegaba a la mujer’. Fue todo una vergüenza, pero ahora va a venir una ‘corriente renovadora’… Ya está. No tiene ninguna chance más el peronismo. Su renovación es Cristina, o Quintela, o alguien igual de nefasto”, aseguró.

Lopérfido aseveró también que estas elecciones internas pueden significar una profunda fractura para el justicialismo y, por lo tanto, un nuevo éxodo de dirigentes en busca de espacio. “Esto se va a poner interesante. Algunos van a querer dejar de ser peronistas. Ya lo estamos viendo, ¿no? Mencionaba a Randazzo y Pichetto. Pichetto estuvo en contra de la extinción de dominio para que le quiten los bienes a Cristina Kirchner, y un día apareció un señor republicano, como si hubiera sido toda la vida un señor que perteneciera a un partido político serio y digno. Y hoy está de vuelta en el Congreso defendiendo a los sindicalistas para que no les toquen cosas a la CGT. Siempre la misma historia”, opinó.

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Por lo tanto, advirtió: “Sería interesante que algunos opositores no sigan pensando que pueden hacer armados políticos con algunos sectores del peronismo. Porque siempre vamos a ver a gente como Massa diciendo que van a crear ‘un armado político distinto’. ¡Es mentira! Massa estuvo en el Gobierno de Cristina y en el de Alberto Fernández; fue miembro muy activo y terminó siendo ministro de Economía. Hizo todo para agradar a Cristina y robaron escandalosamente. No existe más el verso de la renovación”.

“El Partido Justicialista, el que ahora aspira a presidir Cristina, quedó como una cáscara vieja de mafiosos que solo cuenta con el apoyo o el concurso de gente a la que le tienen secuestrada su condición cívica a través de planes y por una esclavitud moderna”, resaltó.

Y explicó: “Me refiero al que recibe planes y responde a un puntero, o al que tiene un empleo público gracias a un gobernador. Así se mantienen con esa estructura que no tiene nada de popular; es gente esclavizada por un monto de dinero”.

Finalmente, concluyó: “Hasta Juan Grabois se sumó a este clamor para que Cristina sea la presidenta, pero sin ninguno de los corruptos. Lo que Grabois no entiende es que, tratándose del PJ, es imposible que no haya ningún corrupto. Incluso, él mismo debería abandonar cualquier aspiración a un cargo. Si quieren un PJ sin corruptos, deberían salir a buscar dirigentes a otros partidos”.

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