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La otra semana, por Darío Lopérfido: los departamentos no declarados, la fiesta “mersa” del fiscal y el peligro de normalizar la corrupción
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La otra semana, por Darío Lopérfido: los departamentos no declarados, la fiesta “mersa” del fiscal y el peligro de normalizar la corrupción

En los últimos días se produjeron diversos hechos sin una conexión aparente. Por un lado, un grupo de medios publicó una investigación en la que se afirma que Andrés Vázquez, flamante director de la DGI, era propietario de diversas propiedades en el exterior (puntualmente en EEUU) y que no habían sido declaradas ante el organismo recaudador que ahora dirige.

El segundo episodio, fue que la semana pasada trascendieron imágenes de la lujosa fiesta de cumpleaños del fiscal Ramiro González. Las imágenes mostraban el ostentoso salón porteño, bailarinas en el escenario y la actuación de Cristian Castro. Al evento, concurrieron muchos de los principales hombres y mujeres de la Justicia Federal y prácticamente el pleno de Comodoro Py, incluyendo a Ricardo Lorenzetti, juez de la Corte Suprema. Se presentó una denuncia en su contra, pero el juez Sebastián Casanello la desestimó en tiempo récord.

Para Darío Lopérfido, sí existen dos elementos que unen ambas situaciones. Por un lado, “la corrupción”; y, por el otro, una riesgosa “pasividad” del Gobierno frente a estos hechos. Así lo analiza el intelectual argentino en su habitual espacio de los miércoles en Newsweek Argentina.

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TOLERANCIA CERO A LOS CORRUPTOS

El análisis de Darío Lopérfido, desde España

De acuerdo al exsecretario de Cultura argentino y actual coordinador de la Cátedra Vargas llosa, “hay que tener cuidado con la corrupción”, porque “hay gobiernos que se confían y dejan pasar cosas, porque centran su actividad en la economía y creen que la economía por sí sola produce la adhesión de la gente”. “El mejor ejemplo de esto fue el menemismo. En un momento de inflación baja, de convertibilidad, de estabilización de la economía, no prestaron atención a la corrupción; y, finalmente, cuando la economía se volvió a complicar… Por más que algunos quieran reescribir la historia, los que tenemos algunos años sabemos que el menemismo quedó en la historia como un problema con serios problemas de corrupción”, afirmó.

En este sentido, recordó: “A Menem se le pueden ponderar cosas que hizo bien, como a cualquier gobierno, pero su marca fue la de la corrupción de su gobierno”. Pero admitió que todavía Milei tiene a su favor el voto de confianza de la sociedad: “En el caso del Gobierno de Milei, está trabajando fuertemente en bajar la inflación, en que haya algún tipo de recuperación muy incipiente. Convengamos que el gran desastre de Alberto Fernández, Cristina y Massa era la inflación, y el Gobierno de Milei la ha bajado”.

“Pero no se puede confiar todo a la suerte de la economía, porque a los Gobiernos hay que pensarlos más como una carrera de media y larga distancia, y no como una carrera corta en la que se cumple un objetivo y con eso te van a querer por siempre”, advirtió Lopérfido, y agregó: “Todos sabemos que el año que viene la inflación va a estar muy bien, y la gente naturalmente va a pedir más cosas”.

Para el exdirector del Teatro Colón, el mencionado caso de Vázquez es elocuente. “Yo no diría que este Gobierno tiene una estructura corrupta. La que tiene una estructura corrupta es la Argentina. Pero lo que pasa es que a veces esta administración no muestra mucha energía en combatir la corrupción. Lo digo, por ejemplo, por el caso de la investigación sobre Andrés Vázquez, director de la DGI, y sus bienes en el exterior no declarados”, explicó.

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Y continuó: “No es grave que alguien tenga un departamento en Miami (o dos, o tres), si puede explicar por qué lo tiene. Lo grave es no declararlo cuando, además, uno va a tomar una posición pública. De hecho, Vázquez ya estuvo en ese organismo en la época del menemismo”.

“No pueden dejarlo pasar así como así, porque estas son las típicas cosas que después se te vienen en contra. Tendría que haber una declaración pública de por qué este señor no declaró esos departamentos y, a partir de ahí, decidir si sigue o no en el cargo”, opinó.

Siguiendo esa línea, remarcó que esta actitud “pasiva” del Gobierno contrasta fuertemente con su propio discurso. “Me causa un poco de gracia, porque el discurso de Milei es de odio al Estado y doce que hay que destruirlo. Bueno, va verdad es que ese Estado está construido en base a algo que la gente odia mucho más, y es la oficina que recauda impuestos, ARCA, AFIP, o como se llame. Ese organismo le saca a la gente el dinero, en muchos casos para mantenimiento del Estado, pero en otros para la corrupción de los políticos. Y justamente en ese organismo nombran a un señor que está, por decirlo de algún modo, flojo de papeles”, subrayó.

De acuerdo a Lopérfido, las explicaciones del Ejecutivo no alcanzan: “El vocero dijo que el funcionario había tenido una causa y que había salido absuelto. Por supuesto, el juez de la causa fue Lijo… Pero los departamentos siguen estando y la declaración no se hizo. Repito: el señor puede tener esos departamentos porque heredó dinero; pero lo que no se puede hacer es no declararlos. Él, por alguna razón, no los declaró”.

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Todo esto, continuó, genera un caldo de cultivo en la sociedad, que en algún momento le pasará factura por haber permitido estos comportamientos. “El mensaje que recibe la gente de manera permanente sobre la corrupción es malo. En el Poder Judicial, por caso, se vio la fiesta que hizo el fiscal Ramiro González… Una fiesta de cumpleaños en la que cantó Cristian Castro. Hablamos de un fiscal, en un lugar lujoso (hay que decirlo también, bastante ‘mersa’ todo). Sale mucho dinero hacer todo eso, y encima fue toda la Justicia. Estaba Lijo, estaba Servini de Cubría, e incluso Ricardo Lorenzetti, juez de la Corte Suprema. Van todos sin darse cuenta de que ahora encima todo el mundo anda con un teléfono con cámara”, reflexionó.

Su postura al respecto es contundente: “Hablamos de un fiscal. Lo simbólico es clave. Un fiscal puede tener dinero porque lo ahorró o porque se lo regalaron. Pero tiene que respetar su investidura. Un fiscal no puede ser Wanda Nara. En ningún país del mundo un fiscal hace una fiesta como si fuera una estrella del espectáculo. Porque lo primero que va a pensar la gente que la pasa mal es ‘de dónde sacó la plata’. Y lo segundo que va a pensar si verdaderamente no se trata de un idiota. Es increíble que un fiscal cumpla 60 años y haga una fiesta digna de una vedette de la tele”.

“Un fiscal tiene que mostrar no solamente que no tiene dinero negro, sino que además tiene que mostrar dignidad para llevar su cargo. Solo los países bananeros tienen fiscales como Ramiro González”, consideró.

Desdxe su mirada, la propia Justicia no está contribuyendo a sostener esa imagen ante los ciudadanos. “Ahora, se inicia una causa y, en una semana, la mafia judicial, a través de un juez, archiva el caso. El juez federal se llama Sebastián Casanello”.

Y enfatizó: “Hay que tener cuidado con estas cuestiones, porque muestran que gente con las actitudes de Andrés Vázquez, o Ramiro González, o de Lijo, Servini de Cubría y Lorenzetti, creen que verdaderamente pertenecen a una élite, a una casta superior (si estuviéramos en la India). ¡Y son lo peor! Son lo peor, tanto en términos de corrupción como en la falta de modales cívicos”.

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Por lo tanto, dejó una recomendación para Milei y su administración: “El Gobierno tiene que tener especial cuidado, porque estas cosas tienen todavía cierta tolerancia por parte de la gente, que sabe que la situación económica heredada fue muy mala. Pero no va a ser siempre así. Por eso, no hay que normalizar la corrupción”.

“Imaginemos a un ciudadano común acusado por Ramiro González en una causa… Yo le preguntaría: ‘¿Usted me va a acusar a mí? ¿Un idiota que hace una fiesta mersa con Cristian Castro y que tiene espíritu de Moria Casán me va a cusa?’. Se pierde todo el respeto a las instituciones, porque lo simbólico vale mucho”, sostuvo.

Antes de concluir su análisis, recomendó que el diputado Cristian Ritondo también debería dar las explicaciones sobre las denuncias en torno a su patrimonio y el de su esposa. “Explicar siempre es bueno para la democracia, y creo que Ritondo debería hacer algún tipo de aclaración pública”, propuso.

Y concluyó: “Ojo con la corrupción. No se puede ser tolerante con los corruptos, sobre todo en defensa propia. Hoy, en los rankings de preocupaciones de la gente, la corrupción figura en los puestos quinto o sexto. Naturalmente, lo primero es la economía, la inflación, la desocupación, la pobreza, la seguridad. Pero no va a ser la primera vez que pase que, cuando algunas variables económicas mejoran, la gente empiece a mirar más la corrupción”.

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