El analista político, Alejandro Catterberg, evaluó la aprobación de la Ley Bases en el Senado y lo primero que marcó fue «no lo que se logró sino lo que se evitó».
En comunicación con Marcelo Longobardi en Radio Rivadavia, explicó: «Se evitó que entremos en una dinámica muy disruptiva sino se hubiese aprobado la ley, si el Senado la hubiese bloqueado y en donde el Gobierno hubiese quedado muy aislado, muy debilitado frente a las promesas que pueda hacer a los mercados, a los organismos y a los ciudadanos, para poder avanzar en un programa».
«Y en un contexto en lo que hubiese sido a una vuelta a un nivel de violencia, de conflictividad política con discursos como los que vimos de Milei a mediados de febrero», agregó.
Y dejó en claro que «se evitó entrar en una senda de conflictividad política creciente que posiblemente hubiese generado mucho ruido en el programa económico y hubiese acelerado procesos de desgaste muy profundos».
«Hablando de lo que se logró, importó más la forma que el contenido», afirmó y argumentó: «Terminó siendo para el Gobierno más importante mostrar que es capaz, a pesar de tener siete senadores y 38 diputados, de conseguir un paquete de reformas».
«Obviamente este paquete de reformas está muy diluido con lo que el Gobierno pudo haber conseguido en el verano si hubiese tenido más expeiencia, más capacidad y más voluntad de sacarlo», marcó y subrayó: «En este chicken game que el Gobierno le planteó a los gobernadores en febrero, fue el Gobierno el que terminó pegando el volantazo».
En ese sentido, recalcó que «hoy pareciera tener mucha más necesidad el Gobierno de mostrar que puede obtener algo que finalmente las necesidades financieras de los propios gobernadores».
Las reformas aprobadas, según Catterberg, «sirven para mandar señales a inversores, mercados. Mandar señales que estaban esperando organismos multilaterales y para poder avanzar en la siguiente etapa». «Esto coincide con el final del primer semestre del Gobierno y la dinámica de este segundo semestre iba a estar y va a estar claramente marcada por lo que pasara ayer», aseveró.
Y resaltó: «A partir de ahora, el Gobierno puede empezar a mover la agenda».
Frente a este escenario, recordó que «tenemos un Ministerio del Interior vacante» y sostuvo que el desafío «es si el Gobierno puede hacer mucho más eficiente la administración del Estado» porque «claramente hay un problema de recursos humanos, de management, de coordinación en este Gobierno».
Además, hizo hincapié en que «hay que empezar a avanzar con las otras etapas del plan económico» y remarcó que en «dos meses, el Gobierno tiene que mandar el presupuesto del año que viene al Congreso». Por lo que, «esto por lo menos destraba la siguiente etapa del Gobierno».
«El Gobierno va a insistir con lo que no salió en el Senado»