Como es tradición, el presidente de la Nación, Javier Milei, inauguró este viernes las sesiones ordinarias en el Congreso Nacional. A diferencia de los usos y costumbres históricos, su exposición se realizó por la noche, a las 21 horas, para aprovechar el prime time televisivo.
Se esperaba un discurso sumamente agresivo por parte del mandatario, quien acaba de sufrir una dura derrota en Diputados tras la caída de su Ley Ómnibus (o Ley Bases). Y también se había dejado trascender por la tarde que presentaría antes la Asamblea Legislativa “una gran novedad”, “una bomba política”.
En los hechos, el discurso de Milei fue confrontativo, fiel a su estilo, pero con un tono más sereno e invocando en varias oportunidades dos grandes conceptos: que la situación es crítica y necesita medidas fuera de lo convencional; y que se ha encontrado con un fuerte rechazo a su ambicioso paquete de reformas, incluidas tanto en la Ley Ómnibus como en el Mega-DNU, que podría ser declarado inconstitucional en breve y rechazado de plano por el Congreso.
Este tono algo más comprensivo se explicó mejor cuando llegó el momento de develar la sorpresa que tenía preparada, lo cual sucedió casi sobre el final de su alocución: la convocatoria a un gran acuerdo nacional que bautizó “Pacto de Mayo”.
En efecto, Milei convocó a todos los gobernadores de todos los signos políticos y a los principales dirigentes de la oposición a reunirse el 25 de mayo en Córdoba para sentar las bases de lo que llamó “un nuevo contrato social”. Se trata de una lista de diez puntos consensuados por todos los sectores, de modo que se conviertan en política de Estado.
Sin embargo, para llegar a sentarse todos en Córdoba, puso una condición, “como gesto de buena voluntad”: que el Congreso le apruebe al Ejecutivo la Ley Ómnibus y el DNU. Luego de eso, se firmaría un preacuerdo en Casa Rosada, para llegar a La Docta con un principio de consenso.
“Esta es nuestra oferta”, les dijo Milei a sus opositores ante los aplausos de sus diputados y senadores y de militantes libertarios que gritaban y cantaban desde los balcones. Y aseguró que quienes no se sienten allí “quedarán expuestos” ante la sociedad.
El presidente le dijo a la Asamblea Legislativa que el Gobierno “no eligió el camino de la confrontación”, y que prueba de ello es que han mandado la Ley Bases al Congreso. Sin embargo, señaló: “Todas las reformas fueron recibidas con recelo y desconfianza, por no decir rechazo”.
“Pero tampoco le escapamos a la confrontación”, advirtió. De hecho, subió la apuesta: “Cuando nos encontramos con un obstáculo, no vamos a dar marcha atrás, vamos a seguir acelerando”, exclamó.
Inclusive llegó a decir que no tenía muchas esperanzas de que la oposición, dialoguista y no dialoguista, entienda y apoye el cambio que él propone. Por eso, los conminó: “Quiero que me demuestren que estoy equivocado”.
LOS 10 PUNTOS DEL PACTO DE MAYO
En concreto, Milei enumeró cuáles son los 10 puntos que él considera centrales para consensuar y llevar a la Argentina a un crecimiento sostenible.
Estos son:
1- La inviolabilidad de propiedad privada.
2- El equilibrio fiscal innegociable.
3- La reducción de gasto público total en hasta un 25% del PIB.
4- Una reforma tributaria.
5- Rediscutir la coparticipacion y terminar con el modelo actual.
6- Un compromiso para la explotación de los recursos naturales.
7- Una reforma laboral moderna que promueva trabajo formal.
8- Una reforma previsional sustentable (con posibilidad de jubilarse en un sistema privado, como las AFJP).
9- Una reforma política estructural.
10- La apertura del comercio exterior sin condicionamientos.
Javier Milei durante su discurso en la inauguración de las sesiones ordinarias
Si finalmente no se llegara a este Pacto de Mayo, tal como propone, Milei aseguró que seguirá adelante con su plan de ajuste. “Ordenaremos las cuentas fiscales con o sin la ayuda de la dirigencia política”, prometió, aunque indicó: “Si el resto de la dirigencia acompaña, lo haremos más rápido y con menos daño”.
Finalmente, como lo viene haciendo en sus discursos desde que ganó la Presidencia, el mandatario cerró su discurso con una serie de referencias religiosas. Primero recordó que el rey Salomón había pedido a Dios sabiduría, coraje y templanza, y que él deseaba lo mismo para encarar este proceso; luego volvió a referirse a la victoria de los Macabeos; y finalmente volvió a pedir la bendición de «las Fuerzas del Cielo».
Y, como es tradición, dejó así inauguradas las sesiones ordinarias, no sin antes gritar “¡Viva la libertad, carajo!”.
