Massa o Milei. Este domingo se realiza en la Argentina la segunda vuelta electoral que concluirá con un nuevo presidente que asumirá el 10 de diciembre en medio de una crisis económica y política sin precedentes.
Para llevar adelante las reformas urgentes y luego las de mediano y largo plazo, quien gane el ballotage deberá construir un nuevo poder en un sistema de alianzas completamente roto y en busca de una reconfiguración. Pero, ¿cómo podrá hacerlo?
Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit, lo analizó en una entrevista con Newsweek Argentina.
¿Cuáles son las urgencias políticas que va a tener que atender quien gane este domingo el ballotage?
– Si ganara Milei, creo que lo primero es ver cómo va a armar un gobierno. Vale recordar lo que pasó cuando ganó Macri en 2015, que venía preparándose un montón y gobernó la Ciudad muchos años, y sin embargo no podía juntar la gente que necesitaba para los puestos clave que necesitás ocupar para poder gobernar. Aunque Milei empezó de octubre a ahora a lavar un poco sus propuestas, su problema es que las expectativas de la gente van a ser que saque el cepo, que normalice la economía, que nivele el dólar, que la gente empiece a cobrar en dólares. Sí, hay un porcentaje grande de seguidores de Milei que cree que eso va a suceder. Entonces, tendrá que ir generando confianza para ver cómo puede ir cumpliendo esas expectativas.
La economía es confianza. Cuando te tienen confianza, te dan más tiempo, pero cuando no… A Macri al principio le tenían mucha confianza, y entonces él hablaba del “primer semestre”; después, del “segundo”. De hecho, llegó a la elección de medio término y la ganó en forma contundente, y no había habido ningún cambio en la economía. ¿Y por qué, entonces? La gente le tenía confianza. Después los resultados no aparecían y la situación se empezó a complicar.
Por eso, lo que tendrá que hacer Milei si gana es generar confianza para poder ir administrando esas expectativas, porque esos cambios no se van a poder dar en el corto plazo.
¿Cómo podría jugar Macri en ese armado?
– Macri podría ayudarlo en la gobernabilidad, con equipos, su experiencia. El tema es que Milei lo deje, ¿no? Porque ya hubo discusiones por la fiscalización, porque muchos dirigentes de La Libertad Avanza dijeron “pará, no lo dejes copar la fiscalización porque la vamos a hacer nosotros”. Y habrá que ver si ahí no se suscita una rivalidad interna por los protagonismos de uno u otro sector. Es una relación sin precedentes, digamos. No se sabe qué puede pasar. No es una relación que viene de largo plazo.
¿También habrá que ver qué dirigentes de Juntos por el Cambio podrían irse con Macri y cuáles no?
– Claro. Ver cómo se terminan reconstituyendo. ¿Quién va a ser la oposición? ¿Va a volver a ser el kirchnerismo? ¿Va a ser Massa? ¿Qué va a pasar con el radicalismo? ¿Y con Juntos por el Cambio? ¿Y con los que no son parte del núcleo más duro del PRO? Hoy, más allá de que uno quisiera tener respuestas, lo que más tenemos son incógnitas, porque no se sabe qué va a pasar.
¿Y si gana Massa?
– Bueno, se tendrá que hacer cargo de su propia herencia. Me parece que genera en el corto plazo menos incertidumbre. Tendrá que empezar a hacer parte de las muchas cosas que prometió, y la gente puede empezar a perder la paciencia. Pero me parece que tiene más posibilidades de manejarlo, de que el corto plazo sea un poco más ordenado, en contraste con Milei, que tiene más posibilidades de que el corto plazo sea más desordenado. Por ahí después se ordena. Pero esto se explica porque Milei tiene muchos desafíos por delante si gana: ver lo que le van a dejar, entender el manejo del Estado, armar los equipos de gobierno. Él apenas tiró cinco nombres , y son unos 5.000 puestos los que hay que cubrir. Uno conoce de ese espacio cinco o seis caras nada más.
¿Tiene herramientas Massa para no convertirse en Alberto Fernández, es decir, gobernar a merced de Cristina y sus nuevo aliados?
– Yo creo que sí, porque Massa es muy hábil en la construcción de poder. De todas maneras, también va a tener que ceder muchas cuestiones, porque tiene que desarticular un montón de problemas. Entonces, tampoco puede prescindir del kirchnerismo o del peronismo en general. Si miramos el Congreso, su fuerza responde mayormente a Cristina. También es cierto que en el peronismo pasa que uno gana y los demás se alinean rápidamente. Mucho más rápido que en JxC. En el peronismo, cuando hay un líder, todos se encolumnan detrás de él. Por supuesto, si le va bien. Si le va mal, la cosa cambia.
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Cualquiera que gane va a tener que sentarse a negociar con el FMI. ¿Cómo juega eso en la construcción de ese poder? Porque, evidentemente, el Fondo va a limitar el poder de acción del nuevo Gobierno.
– Lo que pasa es que, como decía, Milei es una incógnita. No se sabe cómo va a resolver ese tema. Nadie sabe quién va a llevar adelante esa relación, más allá de Ocampo en el Banco Central. Ellos dicen que ya tienen el nombre del ministro de Economía; hay que ver quién será. Tal vez Sturzenegger, alguien que tenga algo de manejo del tema. De todas formas, el FMI tampoco se puede dar el lujo de que nos declaremos en default y que no le podamos pagar. Me parece que se va a hacer un arreglo. También está para solucionar el tema de las Leliqs, que es más grave que lo del Fondo.
Está muy difundida la idea de que “hay un consenso social de que gane quien gane habrá un ajuste y que habrá que hacer un esfuerzo”. ¿Hasta dónde la sociedad va a tolerar ese ajuste?
– Hasta que le llega a la gente… Uno dice “sí, vamos a tener que ajustarnos”, pero cuando te tocan algo tuyo… No hay mucho margen. Siempre se dice eso de que “somos conscientes de que hay que hacer un esfuerzo”. La verdad es que el esfuerzo debería hacerse durante 20 años, y es muy difícil que la gente hoy sacrifique presente por futuro. Eso ocurre en general, en el mundo, pero sobre todo en nuestro país porque, además, no hay confianza. Entonces, volvemos a ese tema. Cuando vos tenés confianza, tal vez sí podés decir “está bien, hago un esfuerzo en pos de que nos vaya mejor”. Si no la hay, nadie lo va a hacer.