El presidente Javier Milei fue entrevistado en el programa de Susana Giménez y habló sobre lo que le espera al país en los próximos meses después del cimbronazo que significó el dato de pobreza del primer trimestre, el cual arrojó un 52,9% según mediciones del Indec.
«Habrá un alivio», fue una de las primeras definiciones del mandatario desde la Casa Rosada. Aclaró que la caída tocó un piso entre abril y mayo, por lo que espera una recuperación a partir de ese punto.
Además respondió a los dirigentes de la oposición que responsabilizan a la gestión actual por el incremento de la pobreza. “No se genera en un día ni se elimina en un día”, se defendió Milei, y afirmó que “magia no hace”.
Indicó que si la crisis económica recibida como herencia “hubiera estallado, hoy estaríamos hablando de un 95% de pobres”.
Su discurso ante la ONU
El Presidente Milei también destacó que su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas “incomodó a toda la progresía mundial”, al señalar que expuso ante ese foro que “no aceptará la agenda socialista” que “va contra la vida”.
“La ONU se separó de sus principios fundacionales y quiere construir un gobierno supranacional. La ONU “fracasó” con el Objetivo del Milenio y con la Agenda 2030″, insistió.
Relación con China
Milei confesó que se sorprendió “muy gratamente”: “Nosotros tuvimos una reunión con el embajador y al otro día nos destrabaron el swap. China es un socio comercial muy interesante porque ellos no exigen nada, solo piden que no los molesten”, detalló, para luego anticipar que viajará a ese país en enero próximo, para la reunión de la CELAC.
El Gobierno nacional busca un acercamiento con el gigante asiático para renovar el swap chino que integra las reservas del Banco Central y facilitar las inversiones de compañías de China en litio y cobre, dos minerales que desde Washington consideran estratégicos a nivel global.
La estrategia de Milei con China para asegurar las reservas del Banco Central y obtener inversiones pueden causar algunas molestias con la Casa Blanca, al margen del sucesor de Joe Biden. Podría definirse como una postura bipartidista, que respaldan tanto Kamala Harris como Donald Trump.