Así como busca ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo, Javier Milei hizo lo propio en su relación con su vicepresidente Victoria Villarruel. Afirmó que «no tiene influencia» en las decisiones del Gobierno y afirmando que «está más cerca de la casta».
Estas declaraciones reflejan meses de tensiones internas en la dupla presidencial, marcadas por diferencias en agendas y cuestionamientos desde el círculo más cercano del mandatario.
Los cortocircuitos entre ambos no son algo nuevo. Antes del balotaje, surgieron desacuerdos por el cierre de listas de 2023, cuando Villarruel habría amenazado con abandonar el espacio si no se cumplían sus demandas en cargos clave. La situación empeoró cuando Milei sumó a Patricia Bullrich y Luis Petri a su gabinete, relegando áreas estratégicas que Villarruel pretendía liderar, como Seguridad y Defensa.
El Senado también fue escenario de conflictos. Tras el rechazo a un DNU del Gobierno en marzo, se señaló a Villarruel, como presidenta de la Cámara Alta, por no haber evitado la sesión que llevó al revés legislativo. Días después, un comentario de la vice sobre su relación con Karina Milei, la influyente hermana del Presidente, incomodó al oficialismo, aunque desde el entorno intentaron minimizarlo calificándolo de «broma».
Otro punto álgido se dio en mayo, cuando Villarruel fue vinculada al polémico aumento de dietas en el Senado, una medida que generó suspicacias en el entorno de Milei. Más adelante, en julio, su ausencia en el Pacto de Mayo por un supuesto estado gripal, seguida de su participación en un desfile militar al día siguiente, avivó rumores de distanciamiento. Aunque ambos se mostraron juntos y sonrientes en un tanque militar, el gesto no logró apagar las especulaciones.
Villarruel también causó revuelo internacional tras respaldar a la Selección Argentina en un polémico posteo dirigido a Francia, que derivó en una visita diplomática de Karina Milei a la embajada francesa para apaciguar las tensiones. Este episodio evidenció nuevamente la divergencia de estilos entre la vicepresidenta y el Presidente.
Entre agosto y octubre, la vice rechazó abiertamente la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema, propuesta por Milei. Argumentó que el magistrado carecía de los méritos necesarios, una posición que puso en evidencia su oposición a decisiones clave del Ejecutivo. Este desacuerdo fue otro capítulo en una relación marcada por la distancia.
El último episodio controversial ocurrió en el Día de la Lealtad, cuando Villarruel compartió fotos con María Estela Martínez de Perón y develó un busto en su honor en el Senado. Aunque dijo que buscaba “reparar una figura histórica”, Milei expresó su desaprobación, dejando claro que su compañera política sigue trazando un camino propio, al margen de las directrices presidenciales.