Por Jorge García (*)
Si la Cámara de Casación Penal ratifica la condena a Cristina Fernández de Kirchner, podría ser enviada a prisión. Hoy su libertad y su futuro político penden de un frágil tejido de alianzas que ¿incluyen al propio Javier Milei? Los antecedentes de Menem y Lula, el rol de la Corte Suprema y un sistema político cada vez más resquebrajado.
Cristina Fernández de Kirchner es una empresaria argentina que trabajó de política toda su vida en el Estado y pudo construir una fortuna difícil de calcular junto a su marido, Néstor Kirchner.
Ahora, esta abogada que ocupó dos veces la presidencia de la Argentina, una vez la vicepresidencia y fue legisladora nacional y provincial enfrenta una sentencia que podría llevarla a prisión en el corto o mediano plazo. La llamada “Causa Vialidad”, por la que fue condenada por el direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz, avanza de manera lenta, aunque en un sentido que pone a Cristina Kirchner más cerca de convertirse en una “persona privada de libertad”.
Salió Newsweek Argentina de noviembre: los pactos de Cristina para no ir a la cárcel
Para evitar el encierro, Cristina Kirchner promueve su vuelta a la centralidad de la política y el poder merced a los buenos oficios del presidente Javier Milei. El presidente es consciente de los movimientos (gente cercana lo dice). En tanto que otros les recuerdan a los consejeros del Primer Piso de la Casa Rosada que a Mauricio Macri no le fue bien con ese plan estratégico. “No traigan un muerto a la fiesta”, resumen. Son crueles.
“A mí me absolvió la historia. Y a ustedes seguramente los va a condenar la historia. ¿Preguntas? Preguntas tienen que contestar ustedes, no yo”, fue la estocada verbal de la vice electa en ese momento antes de conocer la resolución judicial. Ella, que venía de urdir la trama del poder para que Alberto Fernández sea presidente, ganaba tiempo. Ahora, el reloj de arena vuelve a ponerse en movimiento.
Cristina y “el Javo” se admiran mutuamente. Los puntos en común son muchos. A los fanáticos de cada segmento, sea kirchnerista que quiere todo Estado o sea libertario, que no quiere nada de Estado, hoy injustamente se los llama “termos”. En público, la expresidenta elogió a Milei porque mantuvo actualizada la Asignación Universal por Hijo. Milei ataca a la prensa; ella disfruta.
El 13 de noviembre, casi dos años después que el Tribunal Oral dictara sentencia contra Cristina Kirchner por “administración fraudulenta”, con una pena de 6 años de prisión, el máximo tribunal penal del país (la Cámara de Casación Penal) ofrecerá a los ciudadanos una audiencia de «lectura de sentencia».
En esta oportunidad, los camaristas Gustavo Hornos, Diego Barroetaveña y Mariano Borinsky, integrantes de la sala IV, darán a conocer su fallo.
OPCIONES DE LA SALA IV
¿Qué podrían decidir los camaristas?
1- Revocar el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 que la consideró autora penalmente responsable del delito de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública.
2- Modificar la sentencia a 6 años de prisión contra la exmandataria, al igual que su decisión referida a las penas impuestas a otros acusados. Y agregar la figura de “asociación ilícita”, además de inhabilitación para ocupar cargos públicos con un castigo de 12 años.
3- Ratificar la condena a Cristina Kirchner de 6 años de cárcel, inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por considerarla autora penalmente responsable del delito de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública.
En los pasillos de Tribunales y lugares sofisticados donde merienda la política, la opción número 3 asoma. Los camaristas Gustavo Hornos, Diego Barroetaveña y Mariano Borinsky tienen entre sus manos una decisión vital para la República Argentina. Ya hubo un vicepresidente condenado y en prisión: estamos hablando de Amado Boudou. El fallo de un tribunal colegiado necesita de mayoría, es decir, al menos dos votos en un sentido. Hornos cree en la línea de trabajo de la fiscalía, pero Borinsky no tributaría a ese pensamiento de más pena.
Recordemos lo que dijo el fiscal Diego Luciani: “Condenarla a 12 años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por considerarla autora penalmente responsable del delito de asociación ilícita agravado por su calidad de jefa, y del delito de administración fraudulenta agravado por haber sido cometido en perjuicio de una Administración Pública, que concurren de manera real”.
ACUERDOS
En la campaña electoral de 2019 los consultores jugaron a tres bandas. Los jóvenes aprendieron de los gordos de la CGT; siempre uno tiene la capacidad de abrir una puerta. La mesa de los consultores tejió relaciones. Ese tipo de relaciones que un “termo” no aprobaría. La comunicación entre el mileismo y el kirchnerismo funciona. Un libertario ya apartado del poder hizo trascender en una larga noche en Palermo que incluso “ellos” intercambian mensajes. Un iluso preguntó: “¿Ellos?”. El despechado respondió con un mohín: “Cristina y Javier”.
Las conexiones arrojan un resultado: el kirchnerismo no fue atacado. Y son invitados a conversar. Por ejemplo, a tallar una futura Suprema Corte de Justicia. Ariel Lijo no avanza y sí avanza una mujer. El último mensaje no encriptado. La doctora Graciana Peñafort, arquitecta legal de Cristina Kirchner en el Senado.
Graciana se olvidó de su San Juan natal y se hizo porteña; tan porteña que en 2023 logró integrar la lista de diputados metropolitanos y hoy es parte de la bancada de Unión por la Patria.
Qué hubiera dicho Cristina si al frente de la Dirección General de Aduana (DGA) de la gestión Milei designaran a una persona que ella conoció. La misma persona que en el actual poder institucional mantiene la zona Franca en Santa Cruz y renovó por un año más la “Zona Operativa Aduanera Río Gallegos”.
ESTRATEGIA
La defensa judicial de Cristina Kirchner es llevada adelante por Carlos Beraldi y Ary Llernovoy, ambos conocedores del mundo judicial. Saben que la sentencia será apelable y que no se encontrará firme hasta que la Corte Suprema la trate. También es cierto que los tiempos de definición corren con la política y sus sentimientos.
El fallo condenatorio del Tribunal Oral contra Cristina Kirchner, además de la pena, dispuso el decomiso de los efectos del delito de ochenta y cuatro mil ochocientos treinta y cinco millones, doscientos veintisiete mil trescientos setenta y ocho pesos con cuatro centavos ($84.835.227.378,04). Los bienes de la expresidenta hoy declarados son el piso en la Recoleta, la casa en El Calafate y un automóvil. El resto de la fortuna la entregó a sus hijos en partes iguales.
La historia reciente trae el clip en el que un juez federal, de nombre y apellido Jorge Urso, dictó la prisión de un expresidente. Carlos Menem purgó una de las penas y más tarde continuó su carrera política hasta sus últimas horas.
Cristina Kirchner, por edad, podría solicitar cumplir la pena en domiciliaria o tobillera. También podría insistir con la teoría del lawfare y los poderes que van contra ella desde el momento que Barack Obama decidió no recibirla en la Casa Blanca. Suspicacias. Versiones.
En el “operativo víctima” que preparan los fans K surgió una idea que dejaron rodar. Si el fallo ratifica la condena, realizarán denuncias internacionales para emular a Lula Da Silva – que dicho sea de paso, estuvo acusado, juzgado, preso y volvió a la presidencia de Brasil-, y hasta no descartan abandonar una apelación en la que Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz deberían resolver. Juan Carlos Maqueda se queda hasta diciembre por la edad y decisión del Poder Ejecutivo.
Mercedes, Provincia de Buenos Aires. Un municipio gobernado por La Cámpora. El senador Wado De Pedro es el referente. Claro que con esta apuesta a la victimización por la condena, también perjudicaría, una presentación por un cargo electoral. Cristina Kirchner, a lo Menem, podría tener condena y buscar una banca con fueros. Menem lo hizo.
Axel Kicillof, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, realizó una movida de independencia. Dice prescindir de la interna peronista por las autoridades. ¿Alguien imaginó semejante acto de Axel hacia Cristina Kirchner? El gobernador estuvo agobiado por el hijo de Cristina y Néstor, Máximo Kirchner. En un momento intervino la gestión bonaerense ubicando a Martín Insarralde en la Jefatura de Gabinete. El resultado fue el paseo en el yate “Bandido” con Sofía. El reinado de Cristina Kirchner comienza a tornarse poroso. Falta el veredicto justo de la Justicia. ¡Será Justicia!
(*) Director periodístico del grupo Alpha Media