Como cada 7 de agosto, miles de personas se congregaron este lunes en el Santuario de San Cayetano, ubicado en el barrio de Liniers, para pedir por pan y trabajo.
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, estuvo a cargo de la misa, y en su homilía hizo un fuerte reclamo a todo el arco político: “Pedimos trabajo digno y bien remunerado”.
“Hoy llegamos cada uno con sus intenciones. Algunos con el corazón agradecido por tener trabajo y las cosas andan mejor, pero muchos con la preocupación de que las cosas no andan bien”, comenzó su discurso, en el que dio cuenta la realidad del país con el desempleo, que llegó al 6,9% en el primer trimestre del año.
García Cuerva remarcó que “no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y la dignidad a su pueblo”, y lamentó que los ingresos no alcancen para vivir: “Lo que te llevas al bolsillo se lo come la maldita inflación. No hay bolsillo que alcance”.
También pidió “paz para nuestro pueblo atravesado por la violencia de la inseguridad social y económica, la inseguridad de no tener un futuro alentador, ni esperanzas para los hijos y nietos. Le pedimos políticas públicas que reconozcan el esfuerzo y la actividad de tantos hermanos que se desloman todos los días”.
“Hoy, como cada 7 de agosto, te pedimos trabajo, pero vamos por más. Te pedimos mejor trabajo, mejor pan, más salud, paz para nuestro pueblo, y lo hacemos con mucha fe a pesar de la exclusión, de la inflación y del desencanto de los sueños rotos”, exclamó.
Pese a esto, el arzobispo culminó su discurso con una crítica a la política: “El que debe responder no ha de ser San Cayetano; los que deben responder están mirando a otro lado. El pueblo muy bien lo sabe, pero se aferra al milagro”.
En el último año, 2 millones de personas cayeron en la pobreza en Argentina