Retirada de la Ley Ómnibus del Congreso, enfrentamiento con diputados y gobernadores. Mensajes en las redes sociales contra «traidores» y «enemigos». «Bloque extorsión». Paro y movilización de la CGT. Así con peleas, reproches e idas y venidas cargadas de tensión, transita el presidente, Javier Milei, sus primer tiempo frente al Poder Ejecutivo.
Para entender qué sucederá en los cuatro años que hay por delante, Newsweek Argentina conversó con el analista político, Maximiliano Aguiar, quien analizó la figura del mandatario, su manera de hacer política, su vínculo con el Congreso y los gobernadores y su relación con la sociedad.
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Lo primero que señaló fue que «Milei está tratando de hacer lo opuesto a lo que hizo (Mauricio) Macri» y explicó: «Escuchó con bastante atención al Macri que dijo el problema de su gobierno fue el gradualismo y entonces, Milei decidió ir por todo desde el día uno».
Pero «ir por todo desde el día uno con una debilidad estructural de origen tan grande también genera muchos riegos», advirtió.
Al mismo tiempo, indicó que el libertario «tiene un nivel de apoyo social, que si bien ha decaído en el último tiempo, está por encima del de cualquier líder de la oposición» y precisó: «Ese para él es un capital, que tiene que ver con el desprestigio de la clase política».
«Ahí tiene una ventaja en términos de aprobación ciudadana», agregó y detalló: «La legitimidad de origen que le da haber obtenido el 30% en las primarias y el 56% en el ballotage».
Sin embargo, anticipó que «ese número con el tiempo se va desgranando y eso es lo que está pasando en este etapa: sucede inevitablemente siempre, después de una luna de miel, viene la caída de la imagen» e hizo hincapié en que si bien «Milei no ha gozado de luna de miel por las características de la dinámica de Argentina, ha decidido no esperar a que su imagen decaiga para jugar todo a este pleno (Ley Ómnibus)».
Por lo tanto, consideró que «si hay algo que no se le puede criticar a Milei en esta primera etapa es la falta de ambición» pero «sí cierto modo de trabajar como un principiante, inexperiencia, dificultad para conseguir acuerdos».
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En consecuencia, lo definió como «un gobierno profundamente ambicioso, profundamente inexperto, que está jugando gran parte de su energía y de su capital político en los primeros tres meses de su mandato».
«Tampoco es un gobierno con poder de movilización», subrayó y sostuvo: «Solo podría movilizar si encuentra causas lo suficientemente potentes que hagan que la ciudanía se mueva por si misma». «Pero no tiene esa estructura y no veo que la esté construyendo. Es más está sufriendo los costos de no tenerla».
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Sobre el kirchnerismo, afirmó que «los legisladores de Unión por La Patria se sienten mucho más cómodos ahora que cuando eran gobierno porque si bien sufrieron la ida de los tres legisladores tucumanos, que para ellos fue bastante impactante, es más fácil para nuclearse en contra de. Es mucho más difícil nuclearse a favor de que en contra de».
Luego puso el foco en que «el peronismo es un partido enormemente vertical, de liderazgos muy sólidos desde su concepción, por lo que tiene ciertos problemas cuando no existe un liderazgo claro» y puntualizó: «Está sucendiendo ahora y sucedió antes en el gobierno de Alberto Fernández: Alberto Fernández por un lado, Cristina Kirchner por el otro y Sergio Massa por otro».
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Acerca de Juntos por el Cambio, manifestó que «no llegó a este gobierno unido, se rompió antes» y marcó: «Son segmentos aliados en algunos casos, independientes en otros».
«Pero hay un proceso de reconfiguración de Juntos por el Cambio que está en curso y que es de final incierto», aseveró y desarrolló: «Hay que ver qué es lo que termina articulándolos o dividiéndolos: podría dividirse por anclajes territoriales, aquellos que tienen gestión y aquellos que no tienen gestión: una bancada de gobernadores vs. los que no tienen poder político territorial», es decir, «hay que ver las líneas divisorias que se dan más allá de lo partidario».
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Ante este panorama, recalcó: «En Argentina acaba de llegar una tercera fuerza que desbancó a las otras dos fuerzas que se venían disputando el poder hace mucho tiempo» y planteó: «¿Será esta una transición hacia un nuevo bifrontismo o el sistema político argentino cambiará y se transformará en un sistema multipolar?»
En cuanto a La Libertad Avanza, indicó que «se está moviendo rápido y está rompiendo cosas», ya sea, «por inexperiencia, por no conocer ciertas dinámicas y también por características propias del líder».
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«Su debilidad de origen no tiene solamente que ver con que no tiene una bancada legislativa fuerte sino con que tampoco tiene una base de sustentación partidaria sólida que ancle esto. Con lo cual tiene una enorme dependencia sobre la figura del líder».
«Con un líder que tuvo una llegada impensada al poder para él», resaltó y recordó que «hace unos años el mismo Milei decía que no pensaba ni siquiera estar en politica».
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Entonces, «necesitan negociar, pero no sé si quieren negociar: en muchas ocasiones parece que el propio Milei funciona como un limitante a la construcción de acuerdos».
Eso, según afirmo, va a llevar al presidente «a tener que ampliar su base de sustentación política para delegar en otros actores y no generar un enorme nivel de sobrecarga sobre muy pocos».
Sin embargo, Milei está haciendo el camino inverso: un ejemplo es que echó a (Guillermo) Ferraro (exministro de Infraestructura), pero no puso a otro ministro sino que sumó esa área a Economía». Para Aguiar, esto muestra «una concentración del poder: menos actores con mas responsabilidades y eso genera un mayor desgaste político».
«Ahí está una de las mayores debilidades del gobierno de Milei y creo que no la está viendo todavía: la hiperconcetración en pocas manos, algunas de ellas inexpertas con porciones de poder y responsabilidades quizás demasiado grandes», recalcó.
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«Aun no ha hecho la transición», sostuvo y explicó que «la transición de la comunicación de campaña a la comunicación de gobierno debe ser una transición que tenga los suficientes cambios para adaptarla a la situación actual y la suficiente continuidad para que el ciudadano no sienta que fue traicionado».
«Porque una cosa es en campaña y otra cosa es en gestión: todo aquello que se diga (ya en el poder) tiene otras consecuencias (que cuando se estaba en campaña)», señaló.
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MILEI Y SU RELACIÓN CON LOS GOBERNADORES
«La relación con los gobernadores es superestratégica para Milei», debido a que, «uno de los criterios para dividir, puede ser por quienes tienen capacidad de gestión y quienes no la tienen».
En esa línea, aseguró que «los gobernadores son fundamentales para él porque son figuras enormemente pragmáticas: no pueden permitir que se les prenda fuego sus provincias» y colocó el acento en que «por el sistema político de la Argentina, tienen un nivel de autonomía, pero tienen una enorme dependencia del gobierno nacional».
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«Entre la búsqueda de la autonomía y la dependencia está el espacio de negociación, el toma y daca de la política, que es parte central en la construcción de un país como la Argentina», aseveró y dejó en claro que «no se puede gobernar sin algún nivel de negociación con los gobernadores».
«Sucedió un proceso de tensión con los gobernadores, con un grupo que Milei daba por sentado que lo iba a apoyar, tensión, que tiene que ver con lo que deben defender los gobernadores que son sus economías regionales», recordó.
Y alertó: «La tensión con los gobernadores yo creo que va a seguir» por lo que «va a tener que buscar aliados más permanentes porque el desgaste que esto genera lo podés pagar para una Ley Ómnibus, después de eso, es insostenible».
«Imáginate estos procesos de negociación ley a ley durante los próximos cuatro años, no se puede llevar adelante y Milei tiró de la cuerda hasta lo último», enfatizó y desarrolló: «Es una forma de hacer política que prioriza la tensión sobre el acuerdo y la clave va a estar en cómo genera una nueva dinámica de gobierno entre él y los gobernadores».
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«Si entiende que hay que acordar, paga un costo que es dejar de ser Milei, es desdibujarse como figura política», adelantó al tiempo que señaló que «para sostener estos procesos de tensión durante tanto tiempo, necesitás armar una estructura que pueda sostenerlos».
Por lo tanto, «él debe fortalecer su espacio político y ahí decidir cuánta tensión» e indicó: «Tenés puntos intermedios en los que a veces tensionás, a veces relajás. Lo que pasa es que él desde que asumió todo es tensión».
Frente a este contexto definió al presidente como «un líder populista de derecha», es decir, «la ciudadanía y yo, no hay nadie más en el medio, las instituciones molestan».
A modo de ejemplo, marcó que «para él haber sometido la Ley Ómnibus a otra institución cuando en el papel funcionaba perfectamente fue una molestia enorme».
¿Y LA SOCIEDAD?
Aguiar aseguró que «las sociedades son cada vez más impacientes» y conceptualizó: «En la Argentina, vos tenés la mayor tasa de inflación del mundo y si hay algo que genera incertidumbre e impaciencia es no saber cuánto valen las cosas.
Ante este contexto, «la política se trata de ofrecer futuro pero cercano y Milei plantea una salida a 35 años, es una zanahoria que está tan lejos que no sirve», aseveró y subrayó: «Él necesita poner algunos niveles de expectativas más cercanos y creo que ese papel jugaba la dolarización en la campaña».
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«Dejó de jugar ese papel durante los primeros días de mandato, pero es probable que sea una nueva zanahoria ahora puesta por el peso simbólico que tiene el dólar en la Argentina, que no tiene otros países», adelantó y marcó que el mandatario «abarcaría a ciertos segmentos que lo votaron en la segunda vuelta».
En ese punto, recalcó: «Él tiene su núcleo duro, ese 30% que lo votó en la primera vuelta, pero necesita construir mayorías del 50% en muchos aspectos» y a su vez, el ciudadano «necesita sentir que si sufre hoy va a ser para un bien que no está tan lejos».
«Si Milei no logra que los ciudadanos sepan hacia qué futuro deseado van y que ese futuro no está tan lejos, no va a movilizar a nadie y nadie va a apoyarlo», concluyó.
