Reut Shifman Tsoref, también conocida como Zaza, integrante de Dream Doctors (Doctores de Ensueño), vio a una mujer ucraniana intentando dormir a su bebé de meses en un albergue atiborrado de otros refugiados. Con su nariz roja lista, Zaza se acercó y miró a la madre a los ojos como pidiéndole permiso para tocar la pequeña pierna del bebé.
Sin perder contacto visual, Zaza continuó acariciando al pequeño hasta que la madre se sintió segura. No hablan el mismo idioma, pero no tuvieron que intercambiar una sola palabra.
“Lentamente, la mamá soltó las manos y me dejó tomar al bebé”, dice Zaza a la revista electrónica ISRAEL21c. “Le canté canciones que me enseñó mi abuela. Logré que se durmiera y luego empecé a masajear las piernas a su madre para ayudarla a relajarse”.
Zaza es una de cuatro Dream Doctors que acompañan a una misión israelí de una semana, que hasta ahora ha ayudado a más de 2,000 refugiados en siete albergues en Chisinau, Moldavia, y el cruce fronterizo de Moldavia y Ucrania. Ahora hay tres equipos desplegados.
Alrededor de 350,000 refugiados ucranianos —en su mayoría mujeres y niños— se han volcado a Moldavia desde que inició la invasión rusa en Ucrania, el 24 de febrero. Su situación actual es de pesadilla, y su futuro es incierto.
Los Dream Doctors, Zaza, Zoya, Vitaly y Gad, han intentado hacer sonreír a estos ucranianos fatigados, asustados y desplazados. Pero el clowning terapéutico (payasadas terapéuticas en traducción literal) no son solo risas y diversión. Es un enfoque serio e innovador para la intervención del trauma.
“La gente cree que solo bromeamos con los pacientes, pero muchas veces no necesitan que los hagamos reír. Necesitan que los veamos y los calmemos”, dice Zaza, quien trabaja en el Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén.
Al día siguiente, cuando Zaza encontró a la misma madre con su recién nacido y sus otros niños, de inmediato corrieron hacia ella. “De nuevo tomé al bebé y lo dormí. Tomarlo en brazos les dio tanto a él como a su mamá, y a mí, un momento de calma en medio de la tormenta. Funciona en ambos sentidos. Fue una escena muy difícil; un bebé recién nacido simboliza vida y esperanza”.
“Nuestro trabajo es aliviar la preocupación y el miedo, aunque sea solo por unos minutos. Esos momentos de alegría traen consigo esperanza y claridad durante lo que, de otra forma, es solo un tiempo caótico”, explica Tsour Shriqui, CEO de Dream Doctors.
Dream Doctors es parte integral de los equipos médicos de 34 hospitales en todo Israel. También tienen vasta experiencia trabajando en misiones de ayuda humanitaria alrededor del mundo, dice Shriqui.
¿CÓMO FUNCIONA DREAM DOCTORS?
Su ayuda en países extranjeros suele ser en colaboración con las Fuerzas de Defensa de Israel. En esta ocasión, con el Centro Médico Tel Aviv Sourasky y fundaciones benéficas que incluyen a Lema’anam: Physicians for Holocaust Survivors (Lema’anam: Médicos para los sobrevivientes del Holocausto).
“Dream Doctors ha viajado a zonas de desastre en Nepal, Haití, Uganda, Etiopía y Chad, entre otros”, cuenta Shriqui. También estuvieron en Houston, después del huracán Irma; en Pittsburgh, luego del tiroteo a una sinagoga en 2008; y en Bahamas tras el huracán Dorian, en 2019.
“En 2008, el ministro de Exterior de Israel patrocinó una oportunidad de capacitación única para que Dream Doctors preparara a un equipo de yazidíes de Irak —un grupo severamente victimizado por el Estado Islámico— en el arte del clowning médico”, dice Shriqui.
Algunos de los Dream Doctors en Moldavia hablan ucraniano; Zaza, no. Pero 14 años como Dream Doctor la han hecho una experta en comunicación no verbal.
Durante su semana en Moldavia, confiesa, “no hablar el idioma me protege un poco, porque no puedo escuchar las terribles historias. Solo trabajo con mi cuerpo y mi mente”.
“NO QUIEREN LÁSTIMA”
En los ojos de los refugiados ella ve una mirada de franca aflicción. Muchos de ellos se vieron forzados a dejar a sus parejas, hijos, y hermanos en la zona de guerra y viajar durante muchas horas o incluso días.
“Se encuentran bajo estrés emocional. Pero no quieren lástima, quieren ánimos para saber que son fuertes y van a estar bien”, dice Zaza.
Pero, a pesar de su experiencia profesional, Zaza cuenta que el encontrar a ucranianos mayores en los refugios, entre ellos sobrevivientes del Holocausto, casi la destruye.
En un poema que escribió en hebreo en su página de Facebook, Zaza describe cómo no pudo contener el llanto al ver a estos refugiados de edad avanzada “empacando el resto de sus vidas en una maleta, sentados, esperando la siguiente instrucción. En sus ojos hay dolor y desesperanza”.
En esta conmovedora pieza, ella dice: “Trabajamos todos juntos como equipo y nos apoyamos el uno al otro. Intentamos darles a los refugiados un pequeño momento de calma y alivio, que liberen endorfinas, incluso para permitirles reír”.
Publicado en cooperación con Newsweek en español