El planeta ha vivido una revolución médica durante el último par de años. La pandemia por el virus del covid-19 se convirtió en el foco del mundo debido a todas las dificultades que generó en la sociedad. Y, sobre todo, en las personas que, a lo largo de este tiempo, se fueron contagiando.
Ante la situación de poner en marcha toda la maquinaria de investigación y análisis para dar batalla a un virus al que jamás en la historia la humanidad le había hecho frente, se sumaron los nuevos retos con la salud vinculada a nuevos hábitos de higiene y desinfección en nuestro día a día.
Fueron todas estas innovaciones y los nuevos hábitos relacionados con mantener o impulsar la salud los que hoy permiten al mundo empezar a hablar de la era poscovid-19 con una mayor estabilidad en la situación y con un futuro que apunta a ser mucho más positivo.
Se nos han brindado grandes lecciones sobre el papel que juega la adecuada desinfección en nuestra vida diaria para mantenernos saludables. Desde el correcto lavado de manos, hasta la desinfección de superficies.
LA PREOCUPACIÓN CONTINÚA VIGENTE
Aunque este panorama puede empezar a mejorar, la preocupación por la protección contra los virus y bacterias continúa vigente. Incluso, ha cobrado aún más relevancia por el grado de conciencia que nos quedó por agentes externos que pueden afectar seriamente nuestra salud.
Uno de los agentes responsables son los virus. Esos organismos unicelulares que están presentes casi en cualquier sitio y que son vitales para la mayoría de los ecosistemas del planeta han empezado a ser ya un foco de preocupación para muchos expertos del mundo.
¿Por qué? Desde hace un par de años, el grupo de patógenos que son capaces de generar enfermedades en las personas comenzó a mostrar una resistencia importante contra los antibióticos que tradicionalmente los han enfrentado.
Esto provocó que, según el estudio “Resistencia bacteriana a los antimicrobianos: un análisis sistemático”, publicado en The Lancet, durante 2019 más de 1.2 millones de personas murieran directamente a causa de esta situación.
REVERTIR LOS ÍNDICES DE MORTANDAD
Y el problema apunta a seguir creciendo, ya que, en la misma evaluación, también se prevé que hasta 10 millones de personas lleguen a fallecer anualmente en el mundo derivado de esta situación, en 2050.
Ante ello son importantes dos temas. Por un lado, que se reduzca el consumo desmedido de antibióticos, pues es un hecho que ha causado, según los creadores del estudio, buena parte de este problema. Mientras que, por el otro, que se utilice mucho más una herramienta con la que cuenta ya el mundo y que puede ayudar a disminuir esta situación.
De ahí la necesidad de que se implementen prácticas constantes que contemplen la limpieza y desinfección de sitios donde puede existir mayor presencia de virus y bacterias. Por ejemplo, las manijas de las puertas, además del uso de soluciones efectivas y la revisión rutinaria de espacios que pudieran estar contaminados.
Es una realidad que el avance de las bacterias y virus resistentes debe de preocuparnos. No obstante, en el marco del Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, hoy contamos ya con fortalezas que nos permitirán poder enfrentar su avance.
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Charlotte Löfgren-Rowe es directora de mercadotecnia para México y Centroamérica de Reckitt Higiene e impulsora del Programa Contigo, de Lysol.
Publicado en cooperación con Newsweek en español