Comparando su salud a la de un año atrás, casi 7 de cada 10 personas se sienten igual, a pesar de que la alimentación ha cambiado. Menos consumo de carne, yogur, leche, frutas y verduras. ¿Qué efectos tiene en la salud?
Una investigación de la Universidad Siglo 21 relevó cuál es la dieta actual de los argentinos y cómo cambió por la pandemia. Realizado mediante su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales en siete ciudades del país, el estudio ahonda en qué comen, cómo se hidratan y qué piensan de su salud los argentinos, con especial foco en las actitudes hacia la salud y nutrición en adultos de 18 a 60 años.
9 de cada 10 está satisfecho con su estado actual, calificándola como buena o muy buena. Aunque las personas de mayor edad creen estar peor que el año pasado, duplicando al mismo segmento de las edades más jóvenes.
La muestra se realizó durante la pandemia para analizar cuáles son los efectos que ya se manifiestan en los hábitos y la salud de la población. Así se concluyó que el consumo cotidiano de carnes se reduce a menos del 15%, solo la mitad consume diariamente verduras y 1 de cada 3 come frutas, leche y yogurt. El consumo de frutas, verduras, leche, yogur, queso y huevos es más frecuente entre las mujeres. Esos alimentos se consumen más en Mendoza, mientras que Córdoba es una de las ciudades que menos lo hace.
En cuanto a la hidratación, casi 4 de cada 10 participantes manifestaron ingerir una cantidad menor a la recomendada por la OMS: dos litros de agua por día. Este consumo deficitario se evidencia con mayor intensidad en las ciudades de Córdoba y Comodoro Rivadavia. Además, una amplia mayoría de personas consumen agua, soda o infusiones de manera cotidiana y, respecto de las gaseosas, se observa que 1 de cada 10 las consume al menos varios días de la semana, ya sea con o sin azúcar.
El consumo de agua o soda es más frecuente entre las mujeres y, geográficamente, en Córdoba, San Miguel de Tucumán y Corrientes.
Se puede notar la gran presencia de harinas y panificados en la dieta actual: “Es una tendencia a nivel mundial, que da como resultado problemas de malnutrición, obesidad, un aumento de la diabetes, entre otros”, destacó Natalia Cervilla, Directora de la Licenciatura en Nutrición de Universidad Siglo 21.
“Como lo indican las organizaciones y referentes a nivel mundial, la falta de una dieta balanceada en cantidad y calidad, y el sedentarismo, están entre los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles. No es posible definir una única dieta como saludable, ya que se debe adecuar a las características de cada individuo, sus gustos, preferencias y cultura alimentaria. En todos los casos debería incorporar alimentos de todos los grupos y colores (frutas y verduras, legumbres y cereales, preferentemente integrales, carnes y huevos, lácteos preferentemente descremados, aceite, frutos secos y semillas), y limitar aquellos alimentos de alta densidad energética y bajo valor”, agregó Cervilla.
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