La crisis sanitaria desatada por la pandemia obligó a millones de niñas y jóvenes a estar más tiempo en su casa, ausentes de la escuela y de centros de asistencia, exponiéndolas a mayor riesgo de sufrir violencia de género, advirtió una agencia de la ONU dedicadas a la infancia y la población con motivo de celebrarse ayer el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señalaron que esa mutilación, principalmente mediante la ablación del clítoris, afectó a unos 200 millones de mujeres, en 30 países de África, Oriente Medio y Asia meridional, pequeñas comunidades en América Latina y grupos de migrantes en otras regiones.
En su declaración conjunta, las directoras de Unicef, Henrietta Fore, y del UNFPA, Natalia Kanem, advirtieron que antes de 2030 unos cuatro millones de niñas estarán en riesgo y «únicamente una acción conjunta, concertada y con el financiamiento adecuado puede poner fin a esta violación de los derechos humanos».
La crisis sanitaria derivada de la pandemia obligó a millones de niñas y jóvenes a estar más tiempo en casa y ausentes de la escuela y centros de asistencia, lo que las expuso a mayor riesgo de sufrir violencia de género, se indicó.
La declaración sostiene que «necesitamos garantizar que las niñas tengan acceso a la educación, a la atención de salud –incluidos servicios de salud sexual y reproductiva– y a medios de subsistencia, y que estén protegidas por leyes, políticas y nuevas normas sociales«.
«Poner fin a la mutilación genital femenina exige la colaboración entre un amplio grupo de actores, y esto incluye a encargados de formular políticas a nivel mundial, regional, nacional y local, a la sociedad civil, desde pequeñas organizaciones de base comunitaria hasta organizaciones no gubernamentales internacionales», indicaron.
Los esfuerzos y campañas necesitan financiamiento, pues «incluso en aquellos países en los que la mutilación genital femenina ya se encuentra disminuyendo, es necesario multiplicar el avance por 10 para cumplir con el objetivo mundial de su eliminación para 2030«, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, consignó la agencia DPA.
Ayuda en Acción, que trabaja junto a la fundación Kirira en la región Tharaka, para erradicar la mutilación genital femenina, estima que aumentaron un 25% los casos de niñas mutiladas en el último año -hoy la incidencia es de un 30%- y lamenta que solo ha podido asumir constancia de este repunte tras la reapertura de los colegios.
Según datos de ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la crisis empujará a 96 millones de personas a la pobreza extrema para 2021, algo que puede llevar a que tanto la mutilación genital como el matrimonio forzado «se utilicen como mecanismos de supervivencia para aliviar la incertidumbre económica».
En este contexto, la aplicación urgente de las vacunas resultará esencial para minimizar los daños.
La mutilación genital femenina es una práctica milenaria que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos y que internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo, incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y, en el peor de los casos, la muerte.