Por Gabriel Michi (*)
«Tripledemia». Una palabra que con su sola mención asusta. Y despierta todos los fantasmas que quedaron latentes tras la pandemia que sufrió la Humanidad por el Coronavirus. Una «tripledemia» se desató en España, saturando de pacientes los hospitales. La irrupción descontrolada de virus respiratorios e, pleno invierno español llenó las salas de urgencias, como también las consultas en la atención primaria.
La combinación entre temperaturas muy frías y reuniones familiares (por las fiestas de fin de año) en espacios cerrados, potenciaron ese fenómeno donde se combinan en un cóctel muy peligroso de tres tipos de virus: los de la gripe, el COVID 19 -con sus nuevas variantes- y el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que suele ser responsable de la bronquiolitis que afecta a los niños menores de 2 años. Eso puso al sistema de salud español en máxima tensión.
Según el Ministerio de Sanidad de ese país, los números muestran una disparada preocupante en las infecciones respiratorias. De hecho, el informe Vigilancia centinela de Infección Respiratoria Aguda en Atención Primaria (IRAs) y en Hospitales (IRAG): Gripe, COVID-19 y VRS señala que en la primera semana de 2024, las tasas de positividad han crecido exponencialmente: de 532 a 908 casos por cada 100.000 habitantes. Hasta el momento, la mayor cantidad de casos son de gripe, donde los positivos subieron del 20% al 25% y, dentro de ellos, el 98,5% son gripe A.
Por su parte, las personas afectadas por el COVID-19 también aumentaron, pero mucho menos: pasaron del 12,6% al 13,6%. Y en cuanto al VRS se aceleraron mucho más los contagios, llegando a una tasa de hospitalización de 4,2 casos por cada 100.000 habitantes, con una mayor cantidad de afectados que son bebés menores de un año. Las comunidades autónomas más afectadas por este fenómeno son Melilla, Cantabria, Castilla-La Mancha, Canarias y la Comunidad Valenciana.
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Si bien la gripe, el COVID-19 y el VRS son enfermedades respiratorias que están causadas por diferentes virus, suelen tener síntomas parecidos, aunque no iguales. Eso muchas veces lleva a confusiones y problemas de diagnóstico, si no se hacen los estudios y la atención pertinente. El problema en cuanto a la salud pública es que las tres afecciones aparezcan juntas, en simultáneo, como está ocurriendo en España, llevando a ese país a una situación muy complicada por la saturación de sus hospitales.
Por eso, las autoridades han emitido una serie de recomendaciones y aclaraciones donde plantean las diferencias entre unos y otros. Por ejemplo, señalan que la gripe es una enfermedad que se produce por diferentes tipos de virus que además pueden combinarse entre ellos dando lugar a una nueva gripe. Es muy contagiosa y se transmite por las gotas de saliva o las secreciones que se expulsan al hablar, toser o estornudar. Hoy en España la mayor cantidad de casos pertenecen a un nuevo subtipo del virus de la gripe A (H1N1), que aún han presentado una situación no tan grave, pero que puede complicarse en los próximos meses. Los síntomas que aparecen en el paciente son: fiebre superior a los 38 °C, malestar general en todo el cuerpo, un persistente dolor de cabeza, tos, molestia en la garganta y dificultades para respirar. En casos extremos puede generar náuseas y vómitos.
En términos generales, los síntomas de la gripe son leves y no acarrean mayores complicaciones. Los segmentos de la sociedad más afectados suelen ser los niños, los adultos mayores y los pacientes inmunodeprimidos o con patologías previas. Esos sectores son los más vulnerables ante esta infección. Existen más de 200 virus que pueden causar un resfriado, pero los «rinovirus» son los más habituales.
En tanto, las distintas variantes del SARS-CoV-2 han traído nuevamente al tapete el tema del COVID 19. Las últimas cepas que se han multiplicado son: XBB.1.5-like + F456L, seguida de BA.2.86y XBB.1.5-like. En las salas de urgencia españolas, la variante predominante en las últimas semanas fue BA.2.86 (74,29%).
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Los pacientes con COVID 19 suelen experimentar: dolor de garganta y cabeza, tos, congestión nasal, afonía, fiebre, dolores musculares, pérdida de olfato (anosmia) y, en casos extremos, náuseas y vómitos. Por las similitudes con los síntomas de la gripe, es difícil distinguir si la persona transita una u otra enfermedad.
En tanto, los pacientes con VRS suelen presentar síntomas -dentro de los 4 a 6 días después de haberse infectado- que son: moqueo, tos, estornudos, fiebre, sibilancias al respirar y falta de apetito. No todos los síntomas aparecen a la vez, sino que lo hacen en distintas fases.
En los bebés muy pequeños con el VRS, los únicos síntomas pueden ser irritabilidad, menor actividad y dificultad para respirar. Casi todos los niños presentarán una infección por el VRS antes de cumplir los dos años.
Así, España se enfrenta a un enorme desafío en materia sanitaria, con sus salas de hospitales abarrotadas de pacientes con problemas respiratorios. En medio del crudo invierno. Y retomando algunas prácticas que parecían desechadas -y que remiten a la época de la pandemia de COVID 19- como es el uso obligatorio de los barbijos o mascarillas en todas las instalaciones hospitalarias. Y, no es para menos. Una «tripledemia» acecha a su sistema de salud.
Publicado en cooperación con MundoNews
(*) Editor de Política de Newsweek Argentina y director de MundoNews