¿Es seguro volar de nuevo? Es la pregunta en la mente de muchos viajeros. Por supuesto, muchos planes de viaje se han alterado o cancelado debido a la pandemia de coronavirus, dejando a algunos viajeros recelosos de viajar en absoluto, por el momento. Un estudio reciente encontró que el 67% de los viajeros estadounidenses se siente incómodo con los viajes aéreos. Con las fronteras internacionales que continúan abriéndose para el turismo y el levantamiento del Aviso de Salud de Nivel 4 del Departamento de Estado, algunos viajeros están considerando volar de vuelta.
A principios de julio, el Departamento de Transporte de EE.UU. publicó pautas de salud pública que deben seguir tanto los aeropuertos como las aerolíneas en un esfuerzo por ayudar a detener la propagación del COVID-19 en esos entornos. Las pautas se denominaron «La pista de la recuperación» («The Runaway to Recovery» en inglés, haciendo alusión a la pista de aterrizaje) y fomentan la aplicación del distanciamiento social, tener el rostro cubierto en todo momento y mejores procedimientos de desinfección y limpieza, entre otras recomendaciones.
Las medidas de salud para aeropuertos y aerolíneas fomentan la aplicación del distanciamiento social, tener el rostro cubierto en todo momento y mejores procedimientos de desinfección y limpieza.
«El documento brinda orientación a los aeropuertos y aerolíneas para implementar medidas para mitigar los riesgos de salud pública asociados con COVID-19 y prepararse para un aumento en el volumen de viajes, al tiempo que garantiza que la seguridad y la protección de la aviación no se vean comprometidas», dijo un vocero de Federal Aviation Administration a Newsweek. «Identifica medidas que los aeropuertos y las aerolíneas deben implementar en todas las operaciones y todas las etapas del viaje hacia, desde y dentro de los Estados Unidos, junto con una hoja de ruta que explica cómo esas medidas deben adaptarse a los entornos únicos de viajes aéreos».
Muchas aerolíneas han implementado pautas tales como mantener el asiento del medio no disponible para comprar en un esfuerzo por ayudar a los pasajeros a sentirse más cómodos volando. Pero, ¿cuáles son las posibilidades de contraer COVID-19 mientras se está a bordo del próximo vuelo?
Arnold Barnett, profesor de ciencias de la administración en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), dice que las probabilidades son de aproximadamente 1 en 4,300 en un vuelo de dos horas lleno a capacidad, y bajan a 1 en 7,700 cuando un vuelo mantiene todos los asientos del medio vacíos. Barnett publicó sus hallazgos en un artículo aún no revisado por pares en el que utilizó su experiencia en matemáticas y estadística para estimar los riesgos que implica subirse a un avión en los próximos meses.
«Traté de tener en cuenta varias cosas, incluido el hecho de que los viajeros aéreos, como grupo, podrían ser menos propensos a ser portadores de COVID que los ciudadanos elegidos al azar«, dice Barnett a Newsweek. «Suelen ser más pudientes y es más probable que trabajen en casa». Barnett destaca que sus estimaciones se basan en supuestos, debido a la falta de estudios que existen actualmente.
Tres cosas que tienen que salir mal para que una persona contraiga COVID-19 en vuelo: tiene que haber una persona infectada y contagiosa en el avión, la máscara obligatoria tiene que fallar y la persona tiene estar muy cerca.
El profesor dice que la probabilidad de que una persona determinada tenga COVID-19 al abordar un vuelo es de aproximadamente 1 en 300. Tomó en cuenta tanto lo que está sucediendo en estados de mayor riesgo como Texas como en estados con tasas de infección más bajas como Nueva York. Con eso en mente, dice que estadísticamente hablando, la probabilidad de que más de una persona en su vuelo esté infectada es bastante baja. «Si está sentado en la fila 16, y alguien de la fila 12 lo pasa de camino al baño, es muy, muy poco probable que esa proximidad momentánea le cause COVID, incluso si la persona que pasa tiene COVID», dice Barnett.
Según su análisis, hay tres cosas que tienen que salir mal para que una persona contraiga COVID-19 en vuelo: Tiene que haber una persona infectada y contagiosa en el avión, la máscara obligatoria tiene que fallar y la persona tiene estar muy cerca, en la misma fila o posiblemente en la fila delante o detrás de uno, durante un período de tiempo prolongado. «Aparte de eso, pensé que el riesgo es insignificante», dice Barnett.
Como señaló en su documento, a partir de julio de 2020, Alaska, Delta, JetBlue y Southwest Airlines mantienen abiertos los asientos del medio, pero Allegiant, American Airlines, Spirit y United Airlines están «vendiendo todos los asientos cuando la demanda lo justifica». Delta Air Lines ha confirmado que hasta el 30 de septiembre reducirá su capacidad y mantendrá todos los asientos del medio no disponibles para la compra. Además, el asiento junto al propio se bloqueará automáticamente a través de grupos de tres o más que tendrán la capacidad de reservar asientos juntos. Todos los vuelos también se desinfectarán con pulverizadores electrostáticos.
Como es el caso de todos los aviones, sin importar la aerolínea, el aire que circula por un avión es uno de los más limpios posibles en interiores.
«Lo que sí sé es que las aerolíneas no mienten cuando dicen que el calibre del aire en un avión es mucho mejor para reducir la propagación de gérmenes que la mayoría del aire interior», dijo Barnett. Como es el caso de todos los aviones, sin importar la aerolínea, el aire que circula por un avión es uno de los más limpios posibles en interiores.
«La mayoría de los virus y otros gérmenes no se propagan fácilmente en los vuelos debido a la forma en que el aire circula y se filtra en los aviones», dijo a Newsweek un vocero de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Aunque destaca que debido a la naturaleza cerrada de un avión, el distanciamiento es a menudo difícil de lograr y que sentarse a menos de dos metros de otras personas, en general durante horas, podría aumentar las posibilidades de contraer el virus.
Barnett dice que no está en condiciones de decirle a nadie qué hacer, sino que su función como técnico es presentar los datos. Cómo reacciona la gente a esos números, dice, depende de ellos.
Publicado en colaboración con Newsweek. / Published in collaboration with Newsweek.