En EEUU y el mundo se ve actualmente que el COVID-19 impregna todos los aspectos de la vida, desde el empleo hasta la educación y las relaciones sociales. Tantas personas están pidiendo ayuda a gritos y a muchas se les dirá que «busquen un terapeuta»; las personas recurren a profesionales de la salud mental más que nunca.
Por eso, la psicoterapeuta Dra. Stephanie Zerwas y psiquiatra Dra. Jessi Gold, de Carolina del Norte y St. Louis respectivamente, publicaron en Newsweek un artículo con observaciones anecdóticas y los efectos en tiempo real de la pandemia que ven en la salud mental.
Tantas personas están pidiendo ayuda a gritos y a muchas se les dirá que «busquen un terapeuta»; las personas recurren a profesionales de la salud mental más que nunca.
«Tenemos una perspectiva particularmente única sobre la forma en que el virus ha afectado a muchas vidas. La cuarentena y el encierro han significado que nuestro trabajo se ha acelerado a un ritmo frenético«, cuentan las doctoras. «Desde finales de marzo, hemos estado trabajando desde casa y nos hemos sentido conectados y solos al encontrarnos con nuestros pacientes a través del reflejo iluminado de la pantalla de la computadora».
El costo emocional de enfrentar el estrés crónico, la incertidumbre y el riesgo de mortalidad individualmente ya causarían tensión en la salud mental en tiempos «normales»; esos factores agravados durante una pandemia mundial crean una tormenta perfecta para una crisis de salud mental, expresan las profesionales.
Un estudio reciente señala que el 26% de los trabajadores de atención médica de primera línea utilizó la terapia de conversación y el 16% accedió a grupos de apoyo en línea para manejar las altas tasas de problemas psicológicos reportados (57% de trastorno de estrés agudo, 48% de depresión y 33% de ansiedad). Y es probable que estas cifras sigan en aumento ya que los efectos del estrés y el trauma a menudo no se reconocen de inmediato.
A medida que esta pandemia ha progresado, los profesionales de la salud mental notaron que su trabajo no es el mismo que solía ser. ¿Quién se preocupa por la salud mental de las personas capacitadas y dedicadas a apoyar las crecientes necesidades de la sociedad?
En muchos sentidos, los profesionales de la salud mental también son trabajadores de primera línea durante esta pandemia.
Con los límites definidos y la barrera de seguridad de la distancia emocional levantada, crearon un marco que permite a los pacientes hablar con libertad y seguridad sin que los problemas del terapeuta entren en la conversación. «Eso se siente casi imposible ahora. Trabajando desde casa, durante la pandemia, cada historia se siente personal«, admiten.
Cuando la identificación antes sucedía con un paciente, ahora sucede con todos. Algunos pueden llamar a esto contratransferencia, que es la reacción emocional del terapeuta hacia el paciente, pero otros podrían simplemente decir que es una empatía aumentada.
Los terapeutas también sienten incertidumbre, miedo existencial y dolor. «En ocasiones, sentimos que nos estamos aconsejando tanto a nosotros mismos como a nuestros pacientes», cuentan la psicoterapeuta y psiquiatra.
Dra. Stephanie Zerwas y Dra. Jessi Gold remarcaron que nunca habían tenido que estar tan atentas a sus niveles de energía como ahora. En los últimos meses de aislamiento, descubrieron que se sentían somnolientas al mediodía y las tazas extra de café no eran suficientes.
«Brindamos psicoeducación a nuestros pacientes sobre cómo el sistema nervioso simpático nos da cuerda y el sistema parasimpático nos vuelve a poner freno, pero también estamos trabajando muy duro para regularnos a nosotros mismos. Como no tenemos experiencia brindando terapia durante una pandemia, a veces tenemos que regular nuestras propias reacciones, en el momento, en sesiones con pacientes», admiten.
El mindfulness, ejercicio físico y escribir a diario se convirtieron en aliados para afrontar la situación, tal como lo hacen sus pacientes. Pero también fallan, al igual que ellos, y puede ser frustrante. «Sabemos que estamos ahí para ser un modelo de autorregulación y bienestar emocional. Sin embargo, incluso con estos desafíos, de alguna manera seguimos apareciendo y estamos presentes, porque ese es nuestro trabajo«, cuentan las doctoras.
Aunque sean ellos los que buscan ayuda emocional, los pacientes también se preocupan por la salud mental y física de sus terapeutas.
Aunque sean ellos los que buscan ayuda emocional, los pacientes también se preocupan por la salud mental y física de sus terapeutas. «Están realmente preocupados por cómo nos enfrentamos a este estrés», explican. «De pronto nos preguntan «¿Cómo estás? En serio, ¿cómo estás?», y la respuesta a esa pregunta es siempre una paradoja». Esto es porque admitir que no están bien lo normaliza y hace sentir bien a todos, pero compartir demasiado puede parecer que el espacio seguro que han cultivado para el paciente se vuelve demasiado para el profesional.
El agotamiento en terapeutas y psiquiatras no es nuevo, pero con el COVID-19 hay algo diferente de lo que hay que comenzar a hablar. «Tenemos que encontrar formas de ayudar a los médicos de salud mental a manejar estos desafíos únicos a medida que el hogar se filtra al trabajo y el trabajo se filtra al hogar. Sí, podemos cuidar a quienes cuidan a otros, pero a veces también necesitamos que nos cuiden a nosotros».
Los terapeutas y psiquiatras creen que deberían priorizarse a ellos mismos también. Aunque ya hayan habido períodos difíciles en los que podían bloquearlo todo y simplemente hacer su trabajo, esta vez es diferente, y les está costando. Si no lo hacen, corren el riesgo de no ser útiles o no estar presentes para sus pacientes.
Se siente que se avecina una nueva ola de personas con problemas de salud mental, gracias a esta pandemia.
«Como terapeutas, debemos estar seguros de que mientras servimos a quienes podemos, también estamos abogando por un sistema que funcione para las personas que lo usan y para quienes trabajan en él«, finalizaron.
La Dra. Stephanie Zerwas y Dra. Jessi Gold son profesionales de la salud mental. La primera, profesora asociada del departamento de psiquiatría de la Universidad de Carolina del Norte Chapel Hill, psicóloga privada en Flourish Chapel Hill y fundadora del Proyecto Parachute. La segunda, profesora asociada y directora de Wellness, Engagement y Outreach del departamento de psiquiatría de la Washington University en St Louis.
Publicado en colaboración con Newsweek. / Published in collaboration with Newsweek.
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