El perro ha sido categorizado como “el mejor amigo del hombre” desde tiempos antiguos, pues desde siempre ha realizado labores como la caza, de búsqueda, resguardo de otros animales y el cuidado de sus dueños. Aunque algunas tareas de estos animales han cambiado con el tiempo, la atención y vigilancia de los perros a los seres humanos es una actividad que ha perdurado al pasar de los años.
La terapia asistida con animales se utilizó en las primeras civilizaciones al resaltarse los valores y cualidades sobrenaturales que posee cada especie, así como su espíritu y esencia. En la modernidad también una parte de la terapia médica se ha respaldado en algunos animales, especialmente en los perros, ya que funcionan para los pacientes como agentes de sociabilización, apoyo social y relajación.
Registros que datan del siglo XVIII muestran que la terapia con perros y otros animales domésticos tuvo sus inicios en el Retiro York, en Inglaterra, dirigido por William Tuke, comerciante y filántropo conocido por sus aportes a nuevos tratamientos y cuidados para pacientes en instituciones psiquiátricas.
En el retiro se les permitía a los pacientes pasear por los jardines con algunas especies para abordar temas de sociabilización.
Asimismo, el histórico psicoanalista alemán Sigmund Freud tenía a su perro Jofi, el cual lo acompañaba en sus sesiones para que los pacientes se relajaran y animaran a compartir.
Décadas después, el ejército de Estados Unidos incitó el uso de perros en el Hospital de Saint Elizabeth, Washington, D. C., con fines terapéuticos. Pero no fue sino hasta 1962 cuando se reconoció la terapia asistida con animales como una parte legítima del tratamiento psicológico gracias a que el psicólogo Boris Levinson destacó el uso de esta práctica por medio en el artículo “El perro como coterapeuta”, con lo que se definió la “psicoterapia infantil asistida por animales de compañía”.
Hoy en día existen dos tipos de terapia con perros: perros de terapia y perros de asistencia o servicios. La primera se concentra en programas o ámbitos de interacción humano-animal, como centros escolares, geriátricos, hospitales e incluso instalaciones penitenciarias; la segunda se enfoca en tratamientos personalizados con carácter individual, asistiendo a pacientes con problemas de movilidad, orientación, tamaño o peso.
¿CÓMO FUNCIONA LA TERAPIA CANINA?
El experto en intervenciones asistidas por animales de compañía se presenta con el perro ante el paciente y debe asegurar el bienestar del animal; luego introduce al perro con la persona de forma paulatina y gradual en diferentes tipos de sesiones.
Poco a poco se genera una conexión entre ambos y entonces se genera un ambiente de seguridad y comodidad.
No todas las razas funcionan como asistentes en terapia. Entre las cualidades que el perro debe tener están tener carácter positivo y predecible, debe ser sociable y cariñoso en cualquier entorno sin ser nervioso y demostrar estabilidad emocional y un temperamento equilibrado.
Otro elemento fundamental es la salud física del perro, ya que suelen pasar por estrictos controles sanitarios antes de ser seleccionados.
Cuando el perro cumple con todas las cualidades comienza una fase de entrenamiento básico en el que los educadores expertos trabajan con ellos mediante un adiestramiento con refuerzo positivo para después enseñarles acciones que realizarán para los pacientes: apoyar la cabeza en el regazo, golpear con la nariz suavemente al paciente, besar y ladrar a la orden, mantenerse quieto, saludar, etcétera.
Las mejores razas para la terapia asistida son el labrador retriever, golden retriever, pastor alemán, king charles spaniel y caniche.
La terapia con perros favorece distintas facetas de un paciente, como la integración y el bienestar familiar/social, identificar problemas de sociabilización, disminuir la ansiedad, estimular la atención/concentración, aumentar la confianza/autoestima, generar independencia y autocuidado y estimular el movimiento corporal en temas de fisioterapia.
De igual forma, ha mostrado resultados importantes en el tratamiento para el alzhéimer; con base en el reporte global del Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac, A. C.), personas que padecen esta enfermedad han registrado una disminución en periodos de agresión y enojo hasta en un 70 por ciento, así como un incremento en la cooperación dentro de los hospitales de 70 por ciento, junto a una disminución de 40 por ciento en faltas de alumnos en escuelas.
Por otro lado, se ha estudiado que el uso de terapia canina también ayuda a otras situaciones: infantes que se someten a procedimientos dentales, personas que reciben tratamiento contra el cáncer, pacientes en centros de atención a largo plazo, personas con demencia, enfermedades cardiovasculares, ansiedad y veteranos con estrés postraumático.
Los perros han sido acompañantes del ser humano a lo largo de toda la historia y se han convertido en una fuente de apoyo y compañía. Ahora siguen respondiendo a las necesidades por medio de la asistencia terapéutica.
Publicado en cooperación con Newsweek México