Por Simona Kitanovska, de Zeger News, para Newsweek
Sólo una pequeña copa de vino al día podría provocar Alzheimer o Parkinson, según una nueva investigación.
Y es que consumir apenas siete unidades de alcohol a la semana, la mitad del máximo recomendado, alimenta el hierro en el cerebro. Las bebidas alcohólicas suprimen una hormona que controla la absorción del mineral por parte del cuerpo, lo que aumenta el deterioro cognitivo.
«En el estudio más grande hasta la fecha, encontramos que beber más de siete unidades de alcohol a la semana está asociado con la acumulación de hierro en el cerebro», aseguró la Dra. Anya Topiwala, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, y autora principal de la nueva investigación.
E insiste: «Una mayor cantidad de hierro en el cerebro, a su vez, se vincula con un rendimiento cognitivo más deficiente. La acumulación de hierro podría ser la base del deterioro cognitivo relacionado con el alcohol«.
Se ha descubierto que los pacientes con demencia tienen niveles más altos en algunas regiones, incluida la materia gris profunda. El mismo patrón se ha encontrado en los enfermos de Parkinson, ya que está relacionado con la formación de proteínas rebeldes conocidas como “beta amiloide”, que se agrupan y matan las neuronas.
El hierro de la sangre es esencial para el funcionamiento del cerebro, pero debe estar estrictamente regulado.
El estudio, que incluyó alrededor de 21.000 personas del Reino Unido, se suma a la evidencia de que incluso el consumo moderado de alcohol puede dañar la salud mental. Tomar siete o más unidades de alcohol por semana se vinculó con marcadores de hierro más alto en los ganglios basales.
Estos son grupos de neuronas que controlan los movimientos motores, el aprendizaje procedimental, el movimiento ocular, la cognición, la emoción y más. La acumulación de hierro en algunas áreas del cerebro también se asoció con habilidades mentales más pobres.
Los participantes del Biobanco del Reino Unido (UKB) informaron sobre su propio consumo de alcohol y se sometieron a escáneres cerebrales de MRI (imágenes por resonancia magnética). Tenían entre 40 y 69 años. A casi 7.000 también se les realizaron imágenes del hígado para evaluar los niveles de hierro sistémico. Todos los individuos completaron una serie de pruebas simples para evaluar la función cognitiva y motora. Y aunque casi el 3% se clasificó como no bebedor, la ingesta promedio fue de alrededor de 18 unidades por semana, equivalente a 7 latas y media de cerveza o 6 vasos grandes de vino.
Topiwala aseveró: «Los que nunca bebieron parecían tener los niveles más bajos de hierro en el cerebro. Esto está de acuerdo con nuestro trabajo anterior que indica que puede no haber un nivel seguro de consumo de alcohol para la salud del cerebro. El consumo moderado de alcohol es muy frecuente, por lo que si se confirma que los niveles elevados de hierro en el cerebro son un mecanismo por el cual el alcohol conduce al deterioro cognitivo, existen oportunidades para la intervención a escala poblacional».
Se espera que la cantidad de casos de demencia en todo el mundo se triplique a más de 150 millones para 2050. Sin una cura a la vista, hay un enfoque cada vez mayor en los estilos de vida que permitan prevenirla.
Topiwala señaló que los fármacos que reducen el hierro en el cerebro, conocidos como quelantes, ya se están investigando como posibles tratamientos para el Alzheimer y el Parkinson, y agregó: «El hierro cerebral relacionado con el alcohol puede estar parcialmente mediado por niveles más altos de hierro sistémico, pero es probable que haya mecanismos adicionales involucrados. Se observaron una función ejecutiva y una inteligencia fluida más deficientes y velocidades de reacción más lentas con marcadores de hierro en los ganglios basales más altos.
Finalmente, la científica indicó: «La acumulación de hierro en el cerebro es un posible mecanismo para el deterioro cognitivo relacionado con el alcohol». El NHS aconseja a hombres y mujeres que no beban más de 14 unidades de alcohol a la semana: seis pintas de cerveza o 10 vasos pequeños de vino.
El estudio fue publicado en PLOS Medicine y producido en asociación con SWNS.
Publicado en cooperación con Newsweek