En los últimos días, Francia adoptó una medida histórica en defensa de los derechos de las mujeres. Luego de un extenso proceso, el Parlamento aprobó la inclusión del aborto legal en la Constitución, marcando un importante precedente a nivel mundial.
En este Día Internacional de la Mujer, Fernanda Vanegas, directora asociada de Incidencia del Centro de Derechos Reproductivos, habló con Newsweek Argentina sobre cómo fue el proceso que llevó a Francia a convertirse en el primer país en reconocer este derecho en su Carta Magna, y qué mensaje le da al mundo y las mujeres.
¿Cómo fue el proceso en Francia para incluir el derecho al aborto en la Constitución?
-Esto ha sido un larga camino que comenzó en 1975 cuando se despenaliza por primera vez el aborto en Francia hasta ahora que se incluye esta reforma constitucional que garantiza la libertad de las mujeres de acceder al aborto. Y este proceso de reforma constitucional empezó hace más o menos 18 meses, en una reacción casi que directa a lo que sucedió en Estados Unidos, donde la Corte Suprema revirtió la protección constitucional del caso Roe vs. Wade.
Aborto legal: Francia busca incluirlo en la Constitución ante una avanzada conservadora
Esa decisión tuvo una onda de choque en todo el mundo que también llegó hasta Francia. En reacción a esta situación en Estados Unidos, nos dimos todas cuenta del riesgo en el que está nuestro derecho, del riesgo en el que está el acceso a este servicio de salud, y la bancada de izquierda, haciéndose eco de demandas de organizaciones de mujeres, de organizaciones como el planning familiar y finalmente el Gobierno, inicia este proyecto de reforma constitucional que pasó un voto en la asamblea, en el Senado y ahora el pleno convocado en Congreso que votó por una amplísima mayoría reformar la constitución francesa.
¿Qué implicancia tiene para las mujeres y las personas gestantes que se incluya el aborto en la Constitución a diferencia de una ley?
-Esto es histórico para las mujeres mujeres y personas gestantes en Francia y todo el mundo, porque si bien el aborto en Francia está despenalizado por vía legal, como en muchos otros países como por ejemplo Argentina, el hecho de incluirlo en la constitución, de incluir la libertad garantizada de acceder a este servicio, pone esa inclusión en lo más alto de la pirámide normativa.
Eso lo que busca es proteger el acceso a este servicio; que si hay algún riesgo de retroceso, sea mucho más difícil retroceder. No lo impide, por supuesto, como estamos cambiando hoy la Constitución. en otro momento también se podrá hacer,. Pero el proceso de reformar la constitución es tan exigente, tan complejo, y esto hace que sea un triunfo y una forma de garantizar aún más el acceso a este servicio.
¿Cómo recibió la sociedad en Francia este cambio?
-En Francia existe un enorme consenso alrededor de lo que es el acceso al aborto. En el año 2022, justo después de esa decisión en la Corte Suprema de Estados Unidos, Francia inició un proceso de reforma de la ley que despenalizaba el aborto para ampliar las condiciones. En ese momento se hicieron dos sondeos que dieron 80% y 78% de apoyo a que se siga ampliando y se garantice el aborto. Eso nos da unas cifras importantes y una muy buena visión de cómo la sociedad tiene bien integrado que el aborto no es un estigma, no es una verguenza y no debería ser escondido, sino que es un servicio de salud al que las personas deberían acceder libremente.
En un momento en el que los movimientos de derecha y en contra de la legalización del aborto están creciendo en el mundo, ¿tiene otro peso haber alcanzado esta medida?
-Todo este proceso tenemos también que leerlo en ese contexto de polarización y regresión que existe en Estados Unidos. Es uno de los pocos países que ha venido en regresión en materia de acceso al aborto, cuando estamos en una tendencia abrumadora a liberalizar el acceso al aborto. En los últimos 30 años, más de 60 países han liberalizado el acceso al aborto, pero estamos en un contexto de tensiones. El aborto es un tema que polariza, que genera polémica, que tiene muchos cuestionamientos, y justamente esta fue la importancia de poder integrarlo en la Carta Magna. Ese es el mensaje fuerte que recibimos de Francia: tenemos que garantizar de la mejor forma posible, en lo más alto posible, el acceso a este servicio, porque siempre puede estar en riesgo y nunca sabemos qué puede pasar.
En una mirada desde la cuestión técnica y legal, ¿qué mensaje envía Francia al mundo?
-Una de las grandes lecciones que tiene este proceso en justamente al integrar esta libertad garantizada de acceder al aborto es justamente, incorporar el elemento de la libertad. Esto se trata de un tema de libertad de las mujeres. Y detrás de la libertad estamos hablando de igualdad de disponer de lo que es nuestro, de lo más íntimo, que es nuestro cuerpo y nuestras decisiones reproductivas. Y eso, que puede parecer evidente, sigue estando cuestionado. Entonces, acá integramos esa elemento de libertad y de autonomía reproductiva. Y por otro lado, personas que cuestionan diciendo no hay un derecho al aborto, realmente aquí lo que estamos viendo y asistiendo es que el aborto es un servicio de salud y por lo tanto no va en contra de otros derechos. No se contrapone al derecho a la vida; no se contrapone a la objeción de conciencia; no se contrapone a otros derechos que personas que cuestionan este servicio de salud siempre están argumentando.
Es en este camino que marca Francia, ¿crees que algún país de Latinoamérica puede seguir ese camino hoy en día? ¿Cómo ves el contexto de Latinoamérica, más particularmente de Argentina?
–Argentina es un país pionero, es un país donde hemos tenido estos maravillosos triunfos, donde el movimiento de mujeres es tan fuerte y tan poderoso. Por la situación política en la que está, surgen con mucha más fuerza voces que cuestionan este derecho. Pero no debería ser así. Justamente en Francia este debate fue más allá de los partidos políticos, más allá de las ideologías por ser una libertad fundamental de las mujeres.
En nuestra región hemos visto fabulosas victorias. En Argentina, en México, en Colombia. Eso ya son triunfos, pero una reforma constitucional es un proceso político y técnico complejo, largo, amplio.
En este momento no ha habido ningún anuncio de que eso se quiera hacer, pero ojalá ese camino que marcó Francia pueda servir de inspiración en nuestra región y se pueda ir un paso más allá y seguir blindando este derecho. Es un camino largo y complejo, pero como nos lo ha mostrado Francia, es un camino posible.
En este 8M, ¿qué importancia tiene seguir remarcando el derecho al aborto?
-Hay tres cosas. La primera es recordar que los derechos de las mujeres siempre están en riesgo. Nunca podemos decir ya lo hemos logrado, nunca podemos estar tranquilas. Lo que sucedió en Estados Unidos fue uno de los ejemplos más claros, y por eso una fecha como el 8M también debe servirnos para reivindicar nuestros derechos, porque siempre están cuestionados.
Lo segundo es cuestionarnos y ver cómo estamos en la implementación efectiva de nuestros derechos. Cuando los tenemos reconocidos es maravilloso, pero siguen habiendo muchos obstáculos para el acceso efectivo.
El tercer punto es el llamado a recordar que los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos. No estamos hablando de ideologías, no estamos hablando de imponer nada. Estamos hablando de igualdad, de libertad, de cómo las mujeres debemos ser ciudadanas plenas y tener pleno control de nuestros cuerpos y tener la capacidad de decidir libremente.