Carlos Eduardo Robledo Puch, el asesino más temido de la Argentina y quien lleva más de 50 años en prisión, confió en ser liberado pronto, al tiempo que afirmó que su primer objetivo será «comer un asado y ver el cielo, pero no desde un penal».
De la mano de su abogado Jorge Alfonso, quien parece ser el primer letrado en el que Robledo Puch confía en serio, la liberación entiende que va tomando forma.
«Robledo no quiere morir en la cárcel y apenas salga lo primero que quiere hacer es comer un asado», indicó Alfonso en declaraciones a NA.
El letrado tiene la convicción de que la Cámara «tiene que darle la libertad porque las detención ya es arbitraria» y dio a entender que todo este tiempo «acorralaron» a su cliente, pero ahora «se invierten los roles».
El «Ángel Negro», quien entre 1971 y 1972 mató a once personas por la espalda o mientras dormían, recibió a Alfonso y le dijo: «Confío en vos». Asimismo, una persona se presentó como garantía para recibirlo en una casa y ahora falta la decisión de la Justicia.
La ilusión de Robledo Puch es tan grande que ya le confesó a un compañero de celda sus planes para cuando salga de prisión. «Cuando salga voy a cumplir mis sueños pendientes. Ni se cómo es la calle. Viví 20 años afuera y cambió todo. Quiero ver los autos. Ver el cielo y no desde el patio de un penal o de un ventiluz. Meterme en el río. Andar en bicicleta. Oler lo que huelen los que están en libertad, mi terror es morir en la cárcel».
Robledo Puch se encuentra alojado en la Unidad Penal número 26 de La Plata, perteneciente al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), luego de su paso por Sierra Chica, donde estuvo cuando se produjo el motín de Semana Santa de 1996 de los denominad os «Doce Apóstoles».
Los jueces de la Sala 1 de Apelaciones de San Isidro, integrada por Oscar Roberto Quintana y Ernesto García Maañón, serán los encargados de resolver la situación del «Ángel Negro», que ya tiene 71 años y que su primer crimen lo cometió cuando tenía 19.
El 5 de junio de 2008, la cámara le negó la libertad, porque los camaristas de entonces consideraron que Robledo Puch seguía siendo un peligro para la sociedad.
De hecho, el asesino serial lanzó una frase ante un perito judicial antes de oír, el 27 de noviembre de 1980, que lo condenaban a reclusión perpetua por tiempo indeterminado: «Algún día voy a salir y los voy a matar a todos».
Estas palabras generaron miedo en la gente y más ahora, con una posibilidad de que salga, más allá en que hay muchos juristas que consideraron que seguirá preso.
Robledo Puch, tiempo después, confesó que no había matado a nadie y que él solo se dedicaba a robar, mientras sus cómplices Jorge Ibáñez y Héctor Somoza eran los criminales.
Asimismo, se dijo que este asesino serial fue quien asesinó a su compañero Somoza, pero él rechazó esa posibilidad y aseguró que el homicida fue el hermano de Jorge Ibáñez.
Robledo Puch dijo que tuvo que confesar el crimen porque sino la Policía iba a matar a sus padres en caso de no incriminarse.
«El comisario me preguntó qué era lo qué más quería. Le dije mis padres. Le respondí ingenuamente con el candor de un púber, sin ninguna maldad de nada. Ahí me dijo que si no me declaraba autor de los crímenes, iba a tirar a mis viejos al río Reconquista y me iba a seguir picaneando hasta reventar», reveló el «Ángel Negro».
Y agregó: «`El juez te va a preguntar si fuiste vos el que mató a Fulano y a Mengano y vos le vas a decir que sí, que vos los mataste`, me dijo».
Ahora resta esperar la resolución judicial, pero en caso de recibir otro revés, su abogado Alfonso anticipó que seguirá insistiendo con su libertad «porque ya pagó con esta condena» los homicidios por los que fue condenado.
Por Gastón Marote para Noticias Argentinas (NA).