Por Mauro Fulco
El 3 de octubre pasado, el periodista Fabián Doman arrasó con las elecciones en Independiente. Obtuvo el 72% de los votos y puso fin al mandato del gremialista Hugo Moyano, un todopoderoso que llevó al club de Avellaneda a una situación desastrosa en lo financiero, peligrosa en lo deportivo y anárquica en su vínculo con la barra.
Doman, con nula conexión en el mundo del fútbol, parecía la salvación para el Rojo. Llegaba acompañado del también periodista Juan Marconi y de buena parte del PRO, con Néstor Grindetti (intendente de Lanús) como vice, Cristian Ritondo (ex ministro de Seguridad bonaerense y candidato a gobernador) y el empuje nada menos que de la candidata presidencial Patricia Bullrich.
“Entiendo que se eligió a Doman por el voto castigo a Moyano. La gente tenía la misma bronca que había en el ‘Que se vayan todos’ y todo lo que provenía de la dirigencia anterior estaba mal visto. Al venir de otra profesión muchos pensaron que no iban a exponerse o quemarse en Independiente”, reflexiona el periodista Damián Rojo, tan fanático que lleva como apellido laboral el color de su club.
El 14 de diciembre de 2019, Marcelo Tinelli estableció un récord de votos. El 80 por ciento de los socios de San Lorenzo lo eligieron para que comandara los destinos del equipo azulgrana hasta diciembre de 2023.
Doman renunció como presidente de Independiente en medio de la crisis interna
El conductor de televisión más popular de la Argentina venía de acompañar como vicepresidente la gestión de Matías Lammens, quien partió rumbo al Ministerio de Turismo de la Nación. El tándem dirigencial obtuvo nada menos que la Copa Libertadores en 2014 y prometió el tan ansiado regreso a Boedo. Fueron reyes en su pequeña comarca. “Un club no es un programa, no es una productora, no es un emprendimiento visual. Un club es una pasión, y cuando figuras populares de otras artes creen que pueden conducirlo también creen que pueden manejar la pasión de sus hinchas”, reflexiona Ernesto Cherquis Bialo.
Mario Pergolini, empresario exitoso de medios, hombre tech y faro de toda una generación de jóvenes que ya no lo son tanto, se sumó a un proyecto político que buscaba lo que parecía imposible: desbancar al macrismo en Boca Jrs. Corría 2019 y había viento a favor.
Su lugar era la Vicepresidencia 1° en una lista que encabezaba el expresidente Jorge Amor Ameal y que tenía un imán irresistible para el hincha xeneize: Juan Román Riquelme, máximo ídolos de la historia del club, que iría como Vicepresidente 2°. “Ellos saben que son influyentes, que son populares. Tienen seguridad absoluta de su encanto y se proponen manejar el club de sus amores como un propósito soñado en la infancia. Primero se sueña con jugar con esa camiseta y luego los años y la prominencia del abdomen los impulsa a ser presidente del club”, completa Cherquis.
GÉNESIS Y APOCALIPSIS
Doman, Tinelli y Pergolini comparten Génesis y Apocalipsis en el mundo del fútbol. El salvador de Independiente duró apenas 187 días al frente de su club, y comunicó su renuncia a través de las redes sociales con una institución sumida en una crisis deportiva y económica total. “Fracasó por el mismo motivo por el que ganó. La gente de Grindetti y Ritondo nunca le respondió, era el presidente y estaba solo. Lo que no me queda claro es cuánto de inocencia y cuánto de complicidad hay en Doman”, se pregunta Damián Rojo.
Tinelli, en tanto, pidió una licencia al año y medio de asumir. Con un San Lorenzo caótico, el conductor de Showmatch comunicó a través de las redes su decisión. Un año después renunció y publicó una extensa carta en la que lamentó “no haber podido estar más tiempo al frente del club”. Hoy, en el Bajo Flores, su nombre es mala palabra.
Pergolini, en tanto, duró menos de 500 días en la comisión de Boca. Sus constantes dardos hacia el Consejo de Fútbol (compuesto por Riquelme y exjugadores amigos) terminó por limar su puesto. Y, al igual que sus dos colegas caídos en desgracia, también comunicó su partida a través de las redes.
“El gran problema que tienen esas personas es que no se han curtido en el fútbol si no que su actividad la desarrollaron en otro ámbito. Ahí puede que sean exitosos y populares, pero no es extrapolable a lo que es la vida de un club, y el agravante es que ninguno forma parte de la vida política o gremial”, analiza el periodista Alexis Szewczyc, y agrega: “Estos famosos no están acostumbrados a negociar, a gestionar consensuar, a discutir, y esa es una gimnasia que dan actividades como la política”.
En el mismo sentido se expresa Cherquis Bialo: “Estos personajes populares fracasan con el fútbol porque el resultado no es el rating, porque motiva fuertemente al adversario ganarle al rey de la televisión y porque quienes deben apoyarle realizan actividades cotidianas normales nunca se sienten un par. Siempre ven en él una figura presencialmente cercana pero socialmente lejana”.