Cada 11 de septiembre se conmemora en Argentina el Día del Maestro en honor al fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento. El rol de estos profesionales de la educación es esencial porque la escuela forma al alumno para la vida. ¿Pero qué significa hoy preparar a los alumnos para el mundo actual? ¿Existen instancias que proponen redefinir el papel del docente?
“Aprender para la vida” es la premisa del Método Montessori. Ideado a fines del siglo XIX y principios del XX por la por la educadora y médica italiana María Montessori, propone educar en el amor y pone el foco en la persona, antes que en las herramientas, así como respetar al otro (sujeto o comunidad) como parte de un ambiente compartido.
Esta pedagogía respeta la evolución y el desarrollo de cada niño o joven independientemente de su edad y más que perseguir una calificación numérica, pone énfasis en los procesos, los que en un futuro ayudarán a concretar proyectos y resolver problemas.
Entonces, el rol del profesor se transforma en el de guía durante el nivel inicial y en mentor durante el nivel secundario. Es decir, no hay docentes que les dicen a los alumnos lo que tienen que hacer, sino que van construyendo los proyectos a la par.
“En este Día del Maestro creo que es importante reflexionar quiénes somos cómo somos como docentes. Creo que el maestro debe ser un modelo, una persona que acompañe el desarrollo integral del niño o el joven, comprometido con el labor y dispuesto a compartir su tiempo con ellos. Con la pandemia tuvimos la oportunidad de ver la educación desde otro punto de vista y observamos que había que cambiar. Por eso tenemos que ser coherentes y congruentes con todo lo que vimos y observamos en ellos y las necesidades que faltaban. Por eso es momento de actuar y ser modelo. En nuestra institución ya venimos haciendo las cosas diferentes y elegimos hacerlo de esta manera: observar a los niños, verlos crecer en sus procesos, mirarlos y darnos cuenta de sus propias necesidades. Ser referentes de educación es también ser un modelo y ejemplo para ellos. Es mostrarnos desde nuestra más valiosa vocación y ser modelo de empatía y de amor” , explica Valeria Sen, fundadora, guía y directora general del Noordwijk Montessori School, una de las dos únicas escuelas Montessori en el país con todos los niveles, situada en Del Viso, provincia de Buenos Aires.
Y agregó que “los chicos viven el aprendizaje como un derecho elegido y no como una obligación que padecen, ya que cuando encuentran un área de su interés, no tienen techo”. Un ejemplo famoso es el de Jimmy Walles, fundador de Wikipedia, quien durante su educación basada en esta filosofía pasó varias horas estudiando sobre Britannicas and World Book Encyclopedias, proyecto que él eligió y aplicó más tarde en el futuro.
Además, la metodología Montessori contempla que cada niño o adolescente pueda autogestionar su proyecto sin desconectarse de sus emociones y así aprender a tolerar la frustración.
“Una de las primeras cosas de las que me enamoré cuando empecé a conocer la educación Montessori fue la relevancia que tiene respetar el despliegue existencial del adolescente, lo que implica la gran necesidad de -como docentes- volvernos protectores y mentores de ese pulso natural que tantas veces, ‘sin querer-queriendo’, interrumpimos”, señaló Agustina Castillo, Mentora de la Comunidad Adolescente en el Noordwijk Montessori School.
“Implica también entender que nuestro rol como adultos no tiene que ver con ‘imponer’, sino con habitar, con crear ambientes y experiencias de aprendizaje que por sí solas funcionen como estímulo e inspiración creativa. Y por supuesto, el desafío de prepararnos espiritualmente para observar a los estudiantes y a nosotros mismos, observar con menos sesgos, notar lo sutil, lo pequeño, lo vital. Y luego, a partir de lo observado, construir propuestas que ‘expandan’ aquello que encontramos en semilla. En definitiva, sería algo así como dejar de ser el ‘estorbo’ que muchas veces sentimos que somos cuando trabajamos con jóvenes en escuela, y animarnos a ser, como decía María Montessori, ‘Aid to life’, asistentes del despliegue de la vida misma”.
A la hora de evaluar, se lo hace cualitativa y cuantitativamente y cada calificación va acompañada de un informe que documenta los procesos de aprendizaje. Vale aclarar que esta categorización no está exenta de esfuerzo y de un desafío doble, porque los docentes suelen venir formados bajo otras metodologías y deben reaprender procesos de trabajo para llevarlos adelante con los alumnos.
Con todo, para Sen , vale la pena el esfuerzo: “Creo que es bueno que las instituciones se animen al desafío de preguntarse qué enseñar y para qué (y así prepararse para el mundo actual); trabajar en la autoestima y en la autonomía en la gestión de proyectos y centrarse más en los procesos de aprendizaje que en obtener una nota numérica. Con todas estas modificaciones, es el niño/a/ joven quien sale ganando al formarse integralmente”.
Además de contar con guías y mentores, los principales fundamentos de la educación Montessori son:
–El aprendizaje está basado en proyectos. Para concretarlos, los chicos emplean todas las habilidades fomentadas en el primario, como el desarrollo del pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad y el desarrollo socio-emocional.
–Los alumnos son los líderes de su propio aprendizaje. No le rinden cuentas a un docente sino a ellos mismos y así llegan al camino de la autogestión de sus proyectos. El método por si solo ya pone al estudiante en un lugar de liderazgo, se forma a los alumnos para que sean expositores, oradores, para que puedan plantearse sus propias investigaciones, brindamos motivación para que trabajen en lo que más les gusta.
-En lugar de aulas, los alumnos se agrupan en ambientes. Así ganan autonomía y se enriquecen con la diversidad que hay en ellos. De hecho, la evaluación decanta de los procesos de aprendizaje dentro de los ambientes. Vale aclarar que si un niño o joven se siente respetado, acompañado, valorado y seguro en su espacio de aprendizaje, puede encarar cualquier desafío dentro de su trayectoria escolar.