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Día Internacional de la Mujer: «La violencia psicológica es tan destructiva como la física y quizás más»
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Día Internacional de la Mujer: «La violencia psicológica es tan destructiva como la física y quizás más»

El 97,1% de los casos de violencia de género que ocurren en Argentina se dan en el ámbito doméstico, acorde con el informe: «Sistema Integrado de Casos de violencia por motivos de género» elaborado por el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Para entender qué implica esta cifra en el día a día y comprender otros datos que presenta el estudio y que encienden las alarmas, Newsweek conversó con Titi Isoardi, licenciada en Comunicación, Magister en Estudios de Género y directora de la consultora  Red- Genera (diversidad y género).

«MUCHAS VECES DECIMOS QUE LA MUJER ESTÁ MÁS SEGURA EN LA CALLE QUE EN SU CASA»

«Muchas veces decimos que la mujer está más segura en la calle que en su casa«, afirma Titi y remarca: «Pensá todo el tiempo que se le dedica en la opinión pública, en la conversación pública, a los temas de inseguridad en el sentido clásico de la palabra, todo lo que tiene que ver con las situaciones delictivas».

Foto: NA /Juan Vargas

«Que la mayoría de las situaciones de violencia se den en el ámbito doméstico tiene una única explicación, algo que todavía es muy difícil de percibir y que existe en el sistema patriarcal, por describirlo de alguna manera, que ha distribuido de esta forma el poder en las relaciones interpersonales», indica.

Ante eso explica que «todavía existe la concepción, muy generalizada, de que la mujer es propiedad del varón, del compañero, del marido, del novio, del exnovio» y detalla: «Las situaciones de violencia se suscitan a partir del hecho de que esa mujer sometida no está respondiendo exactamente a lo que ellos quisieran o pretende cierta autonomía que ellos no están dispuestos a darle».

«Eso se ve en las descripciones de los femicidios: ‘ella se quería separar’, ‘ella lo quería dejar’, o ‘él pensaba que ella tenía otro hombre’, es decir, es mía o de nadie. Y si es mía me tiene que obedecer«, agrega.

«LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA ES TAN DESTRUCTIVA COMO LA FÍSICA Y QUIZÁS MÁS»

Otro dato del estudio es que la violencia psicológica ocupa el primer lugar con el 85% y deja en segundo puesto, a la violencia física.

«La violencia psicológica es tan destructiva como la física y quizás más justamente por el carácter impercetible que tiene«, asegura y precisa que «hay un concepto que se llama luz de gas que da cuenta de cómo a través de la violencia psicológica se apaga la vida de las personas, en este caso concreto la vida de mujeres«.

En esa linea detalla que «en una situación permanente y cotidiana de goteo, de maltrato, de desvalorización, de humillaciones, que van minando la autoestima y eso va dejando a las personas cada vez más indefensas en manos de ese agresor«, advierte y marca: «Uno muchas veces desde afuera de las situaciones de violencia se pregunta cómo lo soportan, porqué lo soportan, porqué no se van y justamente la violencia es un fenómeno muy complejo que tiene muchas dimensiones».

En ese punto, hace hincapié en que «la dimensión psicológica es fundamental porque no es que en la violencia física no está la psicológica: para perpetrar la violencia física primero hay que generar las condiciones psicológicas de sometimiento, de dependencia, de sumición» y es por eso, que aclara: «Las violencias, nosotros las distinguimos para poder pensarlas, estudiarlas y erradicarlas pero no se dan puras, no es que o violencia física o violencia simbólica o violencia psicológica. En general, son situaciones violentas multidimensionales que permiten que se generen esas condiciones».

Foto: NA/ Juan Vargas

Céntrandose en la violencia física señala que «lo que tiene es que es visible, es explicita, no hay duda que si alguien te pega una cachetada, te da un empujón, te rasguña o te pellizca, te tira del pelo, te zamarrea, está siendo violento» al tiempo que distingue: «Ahora, alguien que te dice vos no servís para nada y en una de esas tiene razón piensa la persona que está siendo sometida a ese tipo de situaciones».

«Entonces es mucho más difícil de identificar», marca al tiempo que indica que «buena parte de las denuncias que registra este sistema empiezan a dar cuenta que lo que padecen quienes están en estas situaciones es una violencia psicológica, una violencia que se expresa en el sometimiento, en la humillación, en la desvalorización permanente y en la desconfianza».

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«LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA ES LO PRIMERO A LO QUE APUNTA EL AGRESOR»

Al evaluar los estudios, el informe precisa que el 54,9% de las mujeres no terminó el secundario y aquí la entrevistada recalca que «la situación económica es una condicionante para la autonomía de las mujeres» porque «la autonomía y la independencia de las mujeres se basa en un elemento fundamental que es la autonomía e independencia económica»

«Y eso es lo primero a lo que apunta el agresor«, alerta y explica que «lo que hace generalmente es aislar a la víctima: no quiere que trabaje, no quiere que salga de la casa, no quiere que tenga amigas, debido a que, es esa dependencia económica una de las tantas formas en las que tiene amarrada a la víctima a esa situación de violencia».

«LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES TRASVERSAL A TODAS LAS CLASES SOCIALES»

Sin embargo, pone el foco en que «la violencia de género es trasversal a todas las clases sociales» lo que pasa es que «en los sectores populares, en los de menos recursos, la violencia está más generalizada pero también más visible«, marca y añade que «otros sectores sociales la ocultan más«.

«Inclusive la falta de autonomía económica de las mujeres las hace particularmente víctimas en los sectores medios y en los sectores altos, lo que pasa es que no siempre esa violencia se ve, a no ser que haya un caso espectácular (a nivel mediático)», sostiene y subraya que «en general, en los sectores de medios y de clase alta, a las mujeres les cuesta más recurrir al Estado en busca de auxilio porque les da vergüenza, porque las humillan, por prejuicios».

«LA CONDICIÓN DE MADRE PONE A LAS MUJERES EN UNA SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD»

A este panorama, hay que sumarle otra cifra: el 37,2% de las mujeres tiene hijos de ente 6 y 14 años. Ese dato, acorde con Titi, muestra que «la condición de madre también es una condición que pone a las mujeres en una situación de vulnerabilidad» y a modo de ejemplo, cuenta: «Yo me acuerdo un fiscal en una capacitación en la que yo estaba participando, lo escuché decir esto, que me espeluznó pero lo dijo: ‘cuando vienen las mujeres a hacer la denuncia, yo les digo, si querés yo te lo meto preso, pero fijáte quién le va a dar de comer a tus hijos'».

«Lo que le estaba diciendo es que si denunciaba, los chicos se iban a quedar sin comer e iba a ser culpa de ella«, recalca y precisa: «La mujer se tiene que sacrificar y entregar su vida. La Justicia lo que les pide, en esos casos, a las mujeres es que se sacrifiquen de manera literal para el bienestar de sus hijos«.

«Además, no hay modo de pensar que los niños y las niñas pueden crecer sanamente en un ambiente de violencia, de ninguna manera», enfatiza y remarca: «Pero, está la concepción de que tiene que prevalecer el bienestar de los niños, la comida, la casa, la escuela y si eso implica que la mujer soporte que el hombre la golpeé, la viole, la menosprecie, lo hace por sus hijos«.

«Esa dimensión me parece que es muy llamativa», resalta y manfiesta que «generalmente bajo la idealización de la maternidad que está vinculada a dos cosas: una, el mandato de la cultura occidental de que sos mujer siempre y cuando y solo si sos madre, que por suerte ahora, las mujeres más jóvenes lo están poniendo en discusión, vos podés ser mujer de muchas formas diferentes y no solo siendo madre» y agrega: «Segundo, la idealización de que la buena madre es capaz de dar la vida por sus hijos, la buena madre da todo por ellos porque no hay nada más importante que sus hijos. Por lo que ahí hay un pedido de renunciamiento extremo porque vos solo podés hacerle bien a tus hijos y ser la madre que tus hijos necesitan en la medida que estés viva y seas saludable«.

Foto: Reuters/ Susana Vera

«LA VIOLENCIA SIMBÓLICA POSIBILITA TODAS LAS OTRAS»

Por último, Titi se refiere a la violencia simbólica y afirma que «el tema fundamental en relación a la violencia simbólica es que es el tipo de violencia que posibilita todas las otras, ya que, al naturalizar determinadas cosas permite que uno soporte, sufra, padezca la violencia naturalizada sin registrarla como tal».

«Esto es como la frase, ‘porque te quiero te aporreo’, la cual posibilta pensar que me cela porque me quiere mucho, que me controla el celular, la pollera que me pongo, que no quiere que salga con mis amigas,  que no quiere que vaya a la universidad porque me quiere», ejemplica y cuestiona: «La cantidad de telenovelas, relatos románticos que posibilitan que eso se naturalice, por lo que es muy difícil ver que no te quiere cuando hace todo ese tipo de cosas».

Sobre este punto, reflexiona: «A mí me soprende que las mujeres en Argentina, después del Ni Una Menos, hemos avanzado en un monton de cosas, hablamos de un montón de cosas y sin embargo, yo veo entre la gente joven muy naturalizado el control: el mirar todo el tiempo qué está haciendo el novio o la novia«.

LAS DIVERSIDADES Y EL VARÓN PROTOTÍPICO

Además, de las mujeres, añade: «Pensemos también en las diversidades y en la masculinidad» y detalla: «Hay toda una circulación simbólica en torno a lo que está bien y lo que está mal, lo que es bueno y lo que no, lo que es exitoso y lo que no, que da cuenta de lo que son los estereotipos dominantes».

«Entonces, el varón prototípico tiene determinadas características, que todos conocemos, el supermacho, el galán, el fuerte, el duro, el difícil, y todo varón que no se ajuste a eso es menos varón y por lo tanto, menos atractivo para la cuestión de pareja pero también vale menos a la hora de seleccionar personal«, asevera e indica: «Pensemos, por ejemplo, en la homesexualidad que todavía hay que ocultarla mucho porque no van a confiar en el trabajo si saben que es homosexual porque es raro».

Foto: Reuters/ Johanna Geron

«Todo ese entramado cultural simbólico posibilita determinadas formas de violencia que aparecen naturalizadas», sostiene y cuenta: «Yo siempre marco como violencia simbólica los típicos chistes de casamiento, los amigos del novio dicen: ‘Finalmente te engancharon, te pescaron y la bruja’ y ahi yo siempre decía, si era tanto problema no se hubieran casado».»Y las mujeres riéndonos de todo eso, cuando ahí subyace en el humor una desvalorización absoluta de lo femenino«, señala.

«Lo mismo ocurre cuando hacemos chistes homofóbicos, por ejemplo, en el típico asado familiar y hay un integrante de la familia que lo está padeciendo y todo el mundo sabe que lo está padeciendo», subraya y advierte: «Toda familia si se mira bien, probablemente tenga personas que la integran que no se ajustan exactamente al estereotipo de sexo genérico, pero prefieren no verlo, ocultarlo. «Y todo ese humor que se hace en torno a eso, es padecimiento para esa persona», afirma.

EL ROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Para concluir, hace hincapié en el periodismo y coloca el acento en que «los medios de comunicación de masas tienen un rol relevante y las redes sociales también en la circulación de discursos que son hegemónicos porque hay discursos que son violentos y que aparecen en los medios de comunicación con mucho más frecuencia de la que deberían, si fueran un poco más responsables en la conciencia del rol que ocupan como generadores de entorno simbólico».

 

 

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