Luego del ataque que sufrió la vicepresidenta Cristina Kirchner por parte de un hombre que intentó dispararle, comenzó a ponerse el foco en los discursos de odio en la sociedad y las consecuencias que pueden tener.
Al respecto, un estudio realizado por el investigador del CONICET Ezequiel Ipar en 2021, mostró el impacto que tienen estos mensajes en la población argentina, y reveló que los más jóvenes son los más propensos a reproducirlos.
Junto con el Laboratorio de estudios sobre Democracia y Autoritarismo (LEDA) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), hicieron una encuesta para indagar sobre “el debilitamiento que ciertos valores y consensos democráticos experimentan en algunos grupos de la sociedad civil”.
Los investigadores definieron a los discursos de odio como “cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”.
A nivel nacional, la encuesta reveló que un 26,2% de la población argentina promovería o apoyaría discursos de odio, mientras que un 56,8% los criticaría o desaprobaría y un 17% sería indiferente ante ellos.
Sin embargo, al diferenciar las respuestas por grupos generacionales, se ve que los millennials (personas entre 25 y 40 años) son los que más los aprueban, con un 31,1%, como también los que menos los desaprueban, con un 51%.
En contraposición, entre la Generación X (entre 41 a 55 años) estos mensajes tienen una aprobación del 25,5% y un rechazo del 55,3%; y los baby-boomers (56 a 74 años) son los que menos los aceptan (19,6%) y los que más los rechazan (64,3%).
Lucas Reydo, integrante de LEDA, señaló que esto se puede deber a que los millennials “están más expuestos que generaciones anteriores a una cultura de internet en la que hoy priman los discursos de odio”.
“Twitter, por ejemplo, es una red social muy popular entre los millennials, y ha sido caldo cultivo, en los últimos cinco o seis años, para la emergencia de nuevas culturas políticas que dan lugar a este tipo de expresiones de odio”, remarcó el becario del CONICET.
Por otro lado, entre los centennials –generación que va de los 16 a los 24 años- la aprobación a los mensajes de odio es del 26,3%, aunque el 61,5% los rechaza. Para Reydo, esto puede darse porque este grupo consume un contenido en redes “más relacionado con el entretenimiento que con el debate público”.
DIFERENCIAS SEGÚN LUGAR DE RESIDENCIA Y TRABAJO
Otro dato relevante de la encuesta del CONICET es la distribución geográfica de quienes aceptan los discursos de odio. Según los resultados, este tipo de expresiones se intensifica en el Centro y Noroeste de la Argentina, donde su aprobación llega al 30,7% y 30,4%, respectivamente.
Luego aparece el Noroeste, con un 26,1% de tolerancia; el conurbano bonaerense, con un 25%; el interior de la Provincia de Buenos Aires, con un 24,6 %; Cuyo, con un 23,8%; la Ciudad de Buenos Aires, con un 22,6%; y la Patagonia, con un 20,5% de aceptación.
Por otro lado, si se tienen en cuenta la profesión de los encuestados, quienes se identifican como dueños patrones o empleadores son los más propensos a reproducir mensajes de odio (33,4%), mientras que entre los empleador baja al 28%, en los obreros al 27% y en los desocupados al 24,3%.