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El drama de los pies “no convencionales” y las marcas que se ponen en sus zapatos
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El drama de los pies “no convencionales” y las marcas que se ponen en sus zapatos

Por Mauro Fulco

Para algunas mujeres, conseguir zapatos es una aventura. La búsqueda y la elección generan una adrenalina que solo puede explicarse con la fascinación que muchas (y muchos, por qué no) sienten por esa prenda.

Pero lo que para algunas es motivo de emoción y ansiedad para otras es una misión imposible, una epopeya que no siempre termina con el resultado anhelado. Es que en Argentina (y en el mundo) cada es menos infrecuente encontrar mujeres que calcen 32, 33 o –en el otro extremo de la curva de talles- de 42 para arriba.

Muchas mujeres padecen tener «pies no convencionales». Calzan 32, 33 o más de 41 y viven un calvario para conseguir calzado adecuado

Los referentes del sector reconocen que el tema de los talles de zapatos no está regulado. También aseguran que no hay suficiente demanda, lo que implica que por más que se fabricaran no habría a quién vendérselos.

“Es un mercado acotado. El problema de los talles «inéditos» afecta a aproximadamente 565.000 mujeres en nuestro país, pero al focalizarnos en un micronicho como son los calzados premium, el mercado se nos reduce aún más”, reflexiona Verónica Celia, fundadora de LK, una marca de zapatos inspirada en sus propios pies. Es que Verónica calza 32, y todavía recuerda que -hasta hace no tanto- debía vestirse solo con zapatillas o sandalias de niña.

Andrea vive en Ramos Mejía y aporta su testimonio: “Como calzo 34 es muy difícil encontrar calzado que me vaya bien. Muchas veces he comprado en casas de niños y eso no va con mi trabajo, que es de oficina, donde tengo que venir con tacos y bien vestida. Para el casamiento de mi hermano tardé dos meses para encontrar un stiletto que me pueda quedar bien. Fue una pérdida de tiempo absoluta”.

En el otro extremo de la curva de talles, Diana fundó “Hola Manola”, cuyo showroom queda en Caballito. “Tengo muchísimas quinceañeras que calzan 41 y a las que –por supuesto- el pie le va a seguir creciendo durante tal vez cinco años más. En el caso de las mujeres altas te plantean: o uso 40 con el dedo encogido o directamente me vuelco al calzado de hombre. Por lo general terminaban usando calzado unisex”. Como paradoja, Diana calza 34 y también se le dificultó hallar zapatos para ella. “Hasta talle 43 hay stock, pero hago zapatos a pedido talle 44 y 45”.

Vanessa calza 41 y padece la estandarización de los talles. “Salir a comprar zapatos muchas veces es agotador. Conseguir un par más allá del 40 es una misión casi imposible. Y si hay, son con tacos muy altos, y no quiero ni necesito usarlos. Ya casi no puedo elegir el modelo que me gusta sino que tengo que optar por el que me entra. O recurrir a calzado de hombres, pero no es una opción válida para mí».

La Encuesta Nacional de Talles realizada por la organización no gubernamental AnyBody Argentina informó que el 45% de las 7.777 personas que participaron expresó tener dificultades para encontrar calzado de su talle. Entre ellas, a un 9% le cuesta conseguir talle «siempre», al mismo porcentaje «frecuentemente» y a un 27% «a veces».

Celia, que fabrica zapatos orientados a pies no convencionales, tiene una mirada social de su emprendimiento: “Afortunadamente, poco a poco se va registrando un cambio sociocultural y se va incluyendo a todos los cuerpos con la Ley de Talles pero el tema de los pies es algo que no está en la agenda política. Yo decidí aportar mi granito de arena desde el sector privado y crear ese calzado que no se ofrece en ninguna vidriera. Siempre me gustó la moda pero nunca pensé que podía vivir de esto. Me enfoqué en lo que realmente quería hacer y fui atrás del sueño. Este es un emprendimiento con un fuerte costado social que empezó  como hobby y  se convirtió en empresa. Hoy siento que no vendo zapatos sino que brindo felicidad a las mujeres de pies XXS y XXL que siempre fueron excluidas del mercado”.

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