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«El fervor popular de ayer no quiere decir que vamos a vivir en un país mejor»
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«El fervor popular de ayer no quiere decir que vamos a vivir en un país mejor»

Esteban Di Paola, sociólogo recibido en la UBA e investigador del Conicet, dialogó esta mañana con Ari Paluch en Radio Rivadavia sobre los festejos de ayer y lo primero que resaltó fue «la contención de lo común, millones de personas haciendo un lazo de forma espontánea entre ellas».

Sin embargo, al mismo tiempo, hizo hincapié en «el desborde, la desmesura, propio también de un lazo común» y explicó que «cuando las personas se congregan lo hacen a partir de pasiones y las pasiones son siempre desmesuradas». Por lo tanto, indicó que «después de la pasión aparecen el orden, la ley pero la congregación en si misma es pasional».

Frente a ese panorama, aseveró que «las que las instituciones, y no solo en Argentina sino en el mundo, no pueden regular esas situaciones» y en consecuencia, precisó que «nos encontramos con momentos de anomia, momentos no pasibles de ser ordenados institucionalmente». «Y eso es lo que a veces desde la tradición se ve como algo que excede», agregó al tiempo que sostuvo que «me parece que lo que se vio, tanto el domingo como en el día de ayer, fue mucha gente congregada y que a pesar de que eran cinco millones de personas, algo nunca visto en la Argentina, no hubo un desborde generalizado que pusiera en crisis este momento».

Al ser consultado sobre si los festejos de ayer podrían ser «esperanzadores» para el futuro de nuestro país, el entrevistado aclaró que «yo no usaría esa palabra porque la pasión popular, el fervor popular adquiere una intensidad mayúscula pero es de este momento, no es trasladable a fututro» por lo que afirmó que «no hubiera cambiado nada que (los jugadores) hubieran estado en la Casa Rosada».

Por lo tanto, sostuvo que «no tiene una conformación de ciudadanía política», debido a que, «es simplemente el fervor popular de ese instante» por lo que dejó en claro que «esto no quiere decir que vamos a vivir en un país mejor».

Acerca de si en el festejo por el Mundial del 86 hubo muchos menos desbordes y no hubo gente alcoholizada porque «las personas tenían una mayor educación», el profesional respondió que «yo  no haría esas comparaciones porque según las estadísticas ahora hay más gente con títulos universitarios en la Argentina que en 1986».

No obstante, insistió con que «yo no haría esas comparaciones, debido a que, en Argentina y a nivel mundial, la capacidad de las instituciones han sido disgregadas» y en consecuencia, afirmó que «hoy por ejemplo, la institución a nivel laboral no es una formadora de conducta: la gente ya no busca un empleo para toda la vida» e indicó que «tampoco lo es en la educación o en la política».

«Ahí es donde el lazo social no tiene resorte para sostener el orden moral de las personas», remarcó y añadió que «por eso, cuando aparece el sentimiento popular en toda su efusividad es un conformador de lazos, pero que prontamente se va a disgregar porque no hay canales institucionales que puedan sostener eso».

Para concluir, explicó que «hoy, Argentina y todas las sociedades, se fundan a partir de la anomia a raíz de que las instituciones ya no pueden canalizar los efectos de agrupamiento de las personas» y marcó que «esto tiene que ver con la cuestión de individualismo de las vidas contemporáneas en todo el mundo», es decir, «cada persona individualmente considera que lo que hace o dice está bien por sus propias condiciones y asume que eso es universal, que todos deberían pensar como el».

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