El Hospital Neonatal de la provincia de Córdoba, Argentina, fue testigo de una de las historias más escalofriantes en el año 2022. Entre las incubadoras y la esperanza de las nuevas criaturas que venían al mundo, se habría gestado una serie de actos que destrozó a numerosas familias y dejó en shock a un país.
Brenda Agüero, una enfermera de 27 años, es acusada de haber envenenado hasta la muerte a cinco bebés e intentar asesinar a otros ocho en ese mismo centro médico.
La teoría fiscal señala que, en lugar de proteger la vida de los pequeños pacientes, Agüero habría administrado dosis letales de potasio, transformando el lugar de cuidado en un escenario de horror.
Las preguntas son muchas y las respuestas parecen esquivas: ¿Qué ocurrió realmente dentro de ese hospital? ¿Cómo se permitió que una tragedia de esta magnitud avanzara sin que nadie lo detuviera? La acusada, quien lleva más de un año detenida, rompió el silencio este martes en la segunda jornada del juicio para defenderse de las graves acusaciones que pesan sobre ella.
«Jamás le hice daño a nadie, y mucho menos a un niño»
En una declaración cargada de tensión, Brenda Agüero afirmó ante los jueces que es inocente. «Las muertes de los bebés existieron, de eso no hay duda, pero no puede ser que me sigan bombardeando a mí como la culpable de todo eso», expresó.
A lo largo de su intervención, la mujer negó rotundamente haber inyectado sustancias letales y aseguró que su vida se transformó en un calvario desde que el caso tomó relevancia mediática.
Agüero también denunció que fue agredida dentro de la cárcel, algo que atribuyó a la «condena social y mediática» generada por el caso.
«Me hicieron muchísimo daño. Salieron a decir un montón de cosas que no eran ciertas, como que era paciente psiquiátrica. Me hicieron ocho pericias, y en ninguna salió nada de lo que inventaron», insistió, apuntando directamente contra el rol de los medios.
En un giro emocional, la enfermera se refirió al impacto devastador que esta acusación tuvo en su vida personal y profesional. «Siempre luché por trabajar en Neonatología, era el lugar que amaba, y ahora me arruinó la vida», sostuvo entre lágrimas. También afirmó que su vocación era salvar vidas, no dañarlas, y lamentó profundamente no poder volver a ejercer en el área por la que tanto había luchado.
Mientras las audiencias continúan, el juicio promete más revelaciones y un desenlace que será clave para determinar si Brenda Agüero es culpable o víctima de un sistema y familias destrozadas que buscan respuestas desesperadamente.